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El fenómeno Lebron (V)

El juego y potencial de LeBron James ha sido analizado por G Vázquez desde todos los ángulos posibles pero quedaba una de sus principales bazas, la anotación. Bron es una máquina de anotar aunque debe pulir la energía que gasta en ello y la selección de tiro. Por otro lado, aunque son muchas las loanzas vertidas sobre la futura estrella, nos centramos aquí en sus defectos, especialmente de actitud, que pueden convertirse en un lastre insuperable si no son corregidos

LeBron debe potenciar su capacidad anotadora y mejorar sus defectos
© LeBron debe potenciar su capacidad anotadora y mejorar sus defectos
  
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      Qué bien se ha hablado de Bron hasta ahora: todo han sido grandes cualidades, procedentes todas de un talento asombroso. Sin embargo, no es menos cierto que muchas de ellas resultan todavía embrionarias y algunas otras verdaderos defectos propios de la edad; procede entonces destacar esos aspectos que deberá mejorar si pretende, como parece, ser el mejor. Empecemos por el tiro.

      De momento Lebron es un resuelto tirador en movimiento que vive de rachas de acierto sin atender a una posición fija: somete a igual suerte de ejecución el tiro de 4 que de 7 metros. Y en esto recuerda al primer Michael Jordan (1982-1987) porque parece mediar en ambos casos la inexperiencia juvenil de soltar una suspensión demasiado viva sin atender ni a distancia ni a situación: tira igual libre de marca que presionado y desconoce aún, por ansia de anotar, las ventajas de la finta. Su técnica de lanzamiento, un frontal de impulso corto (ver Los 4 niveles de la suspensión pura) es de una sofisticación tan prematura y brillante como carente de ritmo y ubicación. Es concebible pues que con el paso del tiempo Lebron temple la agitación en el tiro situando el peso en los brazos, muñecas y manos, en la inteligencia del cuerpo y no en un hormonal exceso de tronco inferior. Así corrió la evolución del lanzamiento en Jordan: asumió con los años que la técnica del tirador puro requiere de tal temple en el salto que apenas si hay que despegar los pies del suelo (Bird, Maravich, Miller) para hechizar el balón. El mismo Bryant, al amparo desde niño de los training videos de su padre Joe, ha alcanzado ya ese nivel de dosificada suspensión y armadura plena de brazos donde reside en realidad el secreto del tirador, algo que demostró la ardiente noche de los 12 triples a Seattle.

      Lebron no premedita sus tiros; se deja arrastrar por la ardiente corriente del acierto y piensa como muchos jóvenes, que el balón va a entrar como sea; y así puede ocurrir como en los 50 puntos y 11 triples tras los rumores de sanción y 52 tras consumarse. Pero precisamente por ese ardor suyo de player on fire debemos subrayar su virtud anotadora tanto como certificar que buena parte de su formidable 55 por ciento de acierto se produjo como brutal culminador de acciones cercanas al aro, donde no encontró gran oposición, y apenas como tirador de media o larga distancia. Bron es más anotador que tirador, de acuerdo, pero nada hace pensar que no pueda hacer del tiro un eje fundamental de su repertorio ofensivo. Donde en otros aspectos hemos destacado el talento, hay que hablar aquí de trabajo, de dura reiteración, la misma que obligó a moderar en Wilkins, Jordan, Pippen o Barkley cierta nerviosa mecánica para ser temidos además de por su versátil dinámica, por su lanzamiento exterior. También es de recibo mencionar que James es ya mejor tirador que ellos' a su edad y por qué no destacarlo: sus años de Instituto han registrado un formidable 35.8 de acierto en los valiosos aledaños del triple y casi un 40 la pasada campaña, algo a tener en cuenta.

      Vemos así que James parece contar asimismo con un inmenso talento para la anotación visceral e incluso se apunta ya con acierto al carro profesional del verano como vimos en el segundo partido de la Boston Summer League, 25 puntos en 29 minutos, o en el Magic Charity Game, con 28 y sumando ocho en los últimos cinco minutos; si bien su potencial de 'clutch', el rendimiento último en los apuros de bocina, es todavía una incógnita arrojada al futuro pero su tremendo descaro desde el primer al último minuto de juego' le añade un punto más a favor. Bron parece guardar ya esa relación íntima con el aro de los elegidos; no hay más que comprobar su progresión creciente en cuatro años (18.1-25.3-28.8-30.4), pero si pretende subirse al trono anotador de los más grandes en la NBA (Jordan, King, Gervin) habrá de progresar en igual entendimiento anotador que ellos: en esta faceta del juego, la más visible de todas, no basta delegar todo en el talento: hay que adecuarlo duramente en progresiva adaptación, en actitud y trabajo.

      Esto mismo cabe decir de su actitud defensiva, más bien pobre para su enorme potencial físico. Se echa en falta aquí la férrea disciplina del periplo universitario, donde el valor intrínseco de cada jugador comienza a ganar enteros en tanto sepa y quiera defender. Y este último es el principal defecto de James: la voluntad defensiva. Ha concentrado tanto su juego en el universo de ataque que se ha descolgado un tanto de sus obligaciones atrás. Al joven Magic de Lansing le ocurrió algo similar pero por desgracia el trabajo de George Fox entonces con él no es ni remotamente comparable al cándido cheque en blanco abierto por el blando Dru Joyce con su estrella. Con James ha parecido bastar con cierta persecución a sus hombres y la habilidad vertical en el 'timing' para el tapón -1.5 es demasiado poco en un 2.03 de colegio- para salir ileso de una carencia defensiva que en la NBA resultará intolerable. La unión del compromiso personal y la disciplina exterior es lo único que le puede salvar en este sentido porque cualidades que añadir a la voluntad de defender' no le falta ninguna.

      Otro aspecto ausente de disciplinas mayores que el 'Bachiller' es la de la táctica general de equipo, la empatía técnica con el resto. Como ha venido haciendo y disponiendo de cuanto le venía en gana y el resto asentía sin mayores problemas, James es un gran ignorante de la 'integración en la táctica general sin balón', la de pizarra, la que contra lo que pueda pensar cierta corriente de opinión europea, se despliega también duramente en la NBA. Más allá de todo lo dicho en la serie, habrá que atender a la participación colectiva del fenómeno con profesionales, no con niños. Y esto es esencial para el devenir de su carrera, como el entorno fuera de pista que le rodee, por supuesto. Sombras del tipo Haywood, Lucas, Thompson o Tarpley habrán de estar eternamente presentes para cualquier recién llegado a la gran liga, más aún cuando no mucha es la Educación vital recibida.

      Resumiendo defectos: en esencia Bron adolece aún de cierta falta de dosificación en el ritmo y tempo de la acción concreta, de una correlación entre su potencial de ataque y su actitud defensiva y de los rigores de la pizarra táctica, puede que en el mejor de los casos' pecados de juventud. Está claro que deberá enfrentarse a los peligros de la competición, o lo que es lo mismo, la adversidad, y por ello vienen al caso estas palabras suyas: 'I´ve been through adversity my whole life' so adversity was never nothing new to me. [...] Whatever they say, I like adversity'. De haber caído con Van Gundy, hubiera topado con los primeros rigores de la adversidad que más ignora; pero le ha tocado en suerte Paul Silas, el Del Bosque de la NBA, un entrenador generoso, abierto y flexible, e igualmente ha ido a dar con una franquicia que trata de salir del mismo pozo en que se encontró buena parte de los años setenta, cuando no eran los Cavaliers' sino los Cadavers. Y Bron es el mejor regalo también para ellos.

      Después de perseguir la trayectoria de este joven, una cosa parece quedarle clara al autor de esta serie por sobre todas las demás: que contra la voluntad de no ser nada (Benjamin, Laettner, Vrankovic), contra la voluntad de ser poco (D.Thompson, Sampson, Nicola), confieso ver en Lebron la venal ambición de serlo todo (Jordan, Petrovic). 'There's a lof of great players in the NBA, but I love challenges, and I think I'm gonna be up for it. [...] Everyone's coming at me every night. [...] I love basketball so much, maybe so'. Y si no' al tiempo.

      Gonzalo Vázquez
      ACB.COM