Por Jorge Muñoa. Madrid, 23 may (EFE).-
El quinto y definitivo partido de la serie de cuartos dictará sentencia el próximo domingo entre el Real Madrid y el Adecco Estudiantes, lanzado al 2-2 por el magisterio de un Nacho Azofra genial y la ambición de un grupo incapaz de firmar la rendición.
Vistalegre presenció el mejor partido que ha podido verse hasta ahora en las series por el título. El duelo tuvo todo lo que puede esperarse de una eliminatoria y, además, el talento del base más creativo y original que pisa las canchas de la ACB. La autoridad demostrada por los blancos en el choque anterior levantó ampollas en el orgullo de un equipo que hace del amor propio una religión.
El Adecco Estudiantes salió poseído, desbocado y decidido a forzar el desempate como fuera, pero su ansiedad le pasó factura cuando todavía empezaban a calentarse las muñecas. Un par de errores de ajuste en la defensa abrieron los huecos que el Madrid necesitaba para oxigenarse desde el perímetro y cinco minutos después del salto inicial forzaba el primer tiempo muerto local con 11-17 en el marcador.
La psicosis de un Madrid imperturbable se apoderó en ese momento del choque, aunque sólo por unos instantes. El regreso de los colegiales a la cancha desbordó cualquier previsión. La fiereza del Estudiantes paralizó a los blancos con un parcial de 21-3 (32-20) y cuatro hombres -Raúl López, el croata Zan Tabak, Iker Iturbre y Alberto Herreros- sustituidos y lastrados por dos faltas personales.
El vendaval estudiantil cesó después de abrir catorce puntos de diferencia (39-25 m.13). Era el momento de Aleksander Djordjevic. El yugoslavo calmó los ánimos de sus compañeros, racionalizó el juego de ataque y aprovechó el estado de gracia de Alberto Angulo para devolver la moneda a los azules, cuya renta voló casi por completo (48-47) y sólo volvió a estirarse en el cierre del segundo tramo, clausurado con más de cien puntos entre ambos equipos (55-48).
Azofra, Carlos Jiménez y el estadounidense Marlon Garnett ya acaparaban más de la mitad de la producción ofensiva colegial (30 sobre 55) y gracias a ellos volvió a romperse el partido sin que los blancos encontrasen remedio para frenarles. El éxtasis llegó con una inverosímil bandeja de espaldas a cargo de Nacho Azofra que por si misma justificaba el precio de la entrada. Una obra de arte.
El Madrid acusó el golpe. Firmó doce paupérrimos puntos a lo largo del tercer cuarto, cedió más de veinte en el último y cuando quiso apretar los dientes no había tiempo. La tarde era del Adecco Estudiantes, de Azofra y de las trece mil gargantas congregadas alrededor de un partido que muchos guardarán en la videoteca
Arbitros: Sancha, Llamazares y García Ortiz. Excluyeron por personales a López (m.35).
Incidencias: cuarto encuentro correspondiente a las eliminatorias de cuartos de final por el título de la Liga ACB 2001-2002 disputado en el Palacio Vistalegre ante unos 13.000 espectadores. El yugoslavo Aleksander Djordjevic se retiró a los treinta minutos tras realizar un mal gesto con las piernas