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El fenómeno Lebron (III)

Muchas habilidades innatas parecen distinguir al joven LeBron James del resto de jugadores de la Liga, presagiando un dominio más que pronosticado pero aún no palpable. En la tercera entrega del profundo análisis del llamado a ser nueva estrella de la NBA, G Vázquez se adentra en el examen de la velocidad de Bron, una cualidad que le permite ya a sus 18 años partir con ventaja en todas las acciones del juego

LeBron goza de una inusual velocidad en todas sus acciones (Foto EFE)
© LeBron goza de una inusual velocidad en todas sus acciones (Foto EFE)
  
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      La cultura del ocio vive hoy días donde abundan las experiencias denominadas X-treme. Vamos a tratar de demostrar con Lebron que estamos precisamente ante una réplica deportiva de este modelo extremo. Venimos subrayando que James es el jugador más rápido que haya dado nunca la High School. Pero ¿a qué velocidad nos referimos? 'A la carrera? No exactamente. Bubka corría los 100 en 10.1 pero su ejecución a la pértiga era de velocidad media. Por eso cabe diseccionar la velocidad de James en tres variables donde se revela asombroso:

      1-. Velocidad en la ejecución de movimientos con balón.

      Esta es su primera gran virtud: la inclinación a absorber extrañamente las cualidades plenas de un playmaker (hacedor de juego) en una estatura y complexión anormales. No se trata tanto de que su manejo de balón sea extraordinario como de que valiéndose de él, su poder ofensivo se multiplique por un enorme conocimiento del juego. Al igual que ocurriera con Petrovic, ha maravillado en Bron su anormal dominio del juego desde los quince años. Ahora bien, la depuración técnica del yugoslavo (la más sofisticada jamás) era de un desarrollo muy espaciado en cada movimiento, todo él acompasado de mil maniobras trabajadas; en Bron es todo muy violento: hay una armonía fulminante entre su potencial físico y su resolución técnica, entre la raza y el juego. Su primer paso en el 1x1 le basta por lo general para superar al defensor pero cuando no es así, cuando cabe aguantar, el magistral uso de recursos (crossovers, reversos, cambios de ritmo y dirección, fintas de bote...), le sobran ante el primer defensor y los que vengan detrás. Porque al dominio del balón se une una velocidad extrema de pies coordinando por igual cuerpo y balón. Ya veremos más adelante cómo esta misma celeridad ataña por igual a su lanzamiento, donde tendrá que depurar el ritmo y mucho.

      Lebron juega de cara en todo momento; su bote, escandalosamente alto, es siempre frontal contra el legendario ladeado de Magic Johnson, y se nota por la edad que no hay gradación lenta en el manejo del balón ni siquiera en los estáticos. Su bote no es cansino como el de los veteranos Jordan y Thomas sino frenético en todo momento y habrá de ralentizar la hormona una vez discurra en experiencia por mera cuestión de ritmo y situación; en la NBA la dosificación es clave en todas las fracciones de tiempo (desde la sucesión de jugadas a la temporada entera). Pero de momento todo su juego, por la lógica juventud, es muy agitado. Tanto que incluso modera mucho sus rectificados porque no ha sufrido aún resistencia NBA en los embates al aire, donde hay que superar la defensa de uno o más cuerpos, saltos y brazos. Por ello queda fuera con acierto de las exhibiciones técnicas 'de galería' típicas del jugón de perímetro (B. Davis, Francis) y disputa sus acciones con el mínimo rodeo. Su relación con el balón es la misma que con el aro: vertical y directa.

      2-. Velocidad en la ejecución de movimientos sin balón.

      Buena parte de su anotación interior en Akron venía dada al arrastrar la defensa fuera de la pintura y despegarse después en un brusco cambio de dirección en busca del alley oop o la mera recepción alta, como bien sabían Travis y Joyce cuando atiborraban de balones al Bron cuatro y cinco. Salir de un bloqueo, cortar, acudir al hueco libre, circular el estático, correr el contraataque, todo ello repentino, configuran en lo esencial el cuadro técnico de James cuando se ve sin balón, sabedor de que siempre ansioso de él, se movía con el fin de tocarlo a cada jugada. En la NBA su porcentaje de participación podrá bajar en un primer momento, pero no su resolución para deshacerse de la rocosa defensa con igual felina desenvoltura que un McGrady, un Bryant o un Michael Jordan. Bron es escurridizo por inteligencia' y velocidad.

      Uno de los primeros aprendizajes que habrá de contemplar en la NBA es la estrategia del movimiento sin balón, aunque en un futuro muy cercano sea él mismo el objetivo de la entera táctica de un equipo que probablemente jugará para James. En todo caso cualquier franchise-man está condenado a la labor de ayuda. El modelo Duncan es el ideal: sabe cuándo hay que arrastrar fuera la defensa o liberar a Parker de su hombre en un bloqueo abierto; sabe en definitiva jugar sin balón aun cuando sea él la primera opción una vez cocinada la jugada. Lebron tendrá que aprender un papel que en muchos detalles le resultará nuevo porque en el Instituto nadie le invitó por falta de necesidad a, por ejemplo, un bloqueo indirecto (se los hacían a él).

      3-. Velocidad de intuición.

      Ojo a este punto porque hablamos de un caso fuera de lo común, puede que su gran tarjeta de estrella. Cuando Lebron juega no media reflexión ni duda entre lo pensado y el acto: es un decisor fulminante, un ejecutor instantáneo que ve el aro en línea recta, verticalmente, y aquí conviene distinguirle del talento de Magic Johnson, quien 'merodeaba' el perímetro en busca de la mejor opción, casi siempre la de otro compañero. Contrariamente Lebron ha asumido por trayectoria que la mejor opción es la suya; de ahí su verticalidad incluso para doblar el pase una vez adentro. Y en esto guarda una cierta analogía con el primer Penny Hardaway (1993-95) porque ambos se manejan tremendamente ligeros a la hora de perforar defensas y la volatilidad hacia dentro es una virtud de muy pocos. En este sentido, no ha habido jamás un ejemplo de Highschool con tal destreza y velocidad para depredar el aro viniendo desde afuera, verticalmente, sin rodeos.

      Esta altísima resolutiva acción-reacción es cosa de dioses en este deporte: cuando Michael Jordan preparó minuciosamente su regreso al trono el verano del 96 dio palabra a esta virtud superior: 'Mediado el mes de septiembre me di cuenta de que estaba listo cuando al disponer del balón fuera, penetraba mentalmente por el hueco y sin darme cuenta lo estaba haciendo de cuerpo entero hasta lograr la canasta'. Conviene subrayar este punto: la feroz impulsión de Bron para resolver fuera de la frecuencia técnica general no solamente le distingue de los chavales de instituto sino del resto de profesionales NBA y casi cabría decir del resto de jugadores en el mundo. Esto no es un pronóstico arriesgado: es una realidad palpable a sus 18 años de edad. Toda acción sorprendente en la NBA, toda resolución fuera de la táctica habitual, viene dada por una imprevista anticipación a todos, a los miembros de pista, al ojo aficionado y al Baloncesto mismo. Se trata entonces de distinguir a los jugadores que han llegado a hacer norma de lo que habitualmente es una excepción (Jordan, Bird, Maravich). Pues estamos con Lebron en un rarísimo caso de jugador reactivo porque sustantiva cada acción de algo que le precede (como a todos) pero funde ambas en una sola pulsión instantánea. Y esto no se ha visto más que en los más grandes de este juego, en ese pequeñísimo racimo cercano al genio.

      Todas las dudas que surjan al respecto serán bien razonables pero hablamos por lo que ha demostrado hasta ahora y por su propia certeza: 'I think I got the capabilities right now that I can be succesful in the League -terminando con un reto ya más arriesgado- ...my first year'.

      Seguiremos desgranando sucesivamente el perfil técnico de James en otros aspectos tales como la anotación, el pase, el tiro, etc., porque en todas ellas destaca sobre el común de los jugadores en un grado similar a este que hemos visto hoy, el de la velocidad bruta.

      Gonzalo Vázquez
      ACB.COM