- El fenómeno Lebron (I)
Vemos hoy a nuestro hombre sin balón porque ante todo, él mismo tiene una certeza: ¿I'm physically able to play in the NBA'. 'Y es cierto? 'Está de verdad Lebron preparado físicamente para soltarle en la jungla? Vamos a convenir nosotros primeramente con el periodista Ryan Jones en que más que preparado, Bron está 'too ready', o lo que es lo mismo, demasiado preparado. Quien le haya visto jugar habrá comprobado fríamente que estamos ante el jugador de menos de veinte años más rápido en la ejecución de movimientos que se haya visto nunca ('I was recognized a lot faster than any other high school player ever'). Y no le falta razón. Como base de su talento, como pilar de su técnica, hay que atender primero a un físico abrumador.
Lebron personaliza a la perfección el prototipo de jugador en torno a los dos metros que por una asombrosa velocidad apura la dinámica viva de los hombres bajos y por estatura añadida, el hábil manejo de la resistencia vertical en el interior de los hombres altos. Es ágil y rápido allá donde esté, sea en media pista o en el pozo del aro (otra cosa será la resistencia que luego encuentre). Ahora bien, siendo esto poco común (cada vez menos) hay que recurrir a un tercer factor que le distinga previamente de un monto de jugadores con iguales o parecidas condiciones. Y lo encontramos de modo muy interesante en la Fuerza.
Echando un vistazo a las diferentes categorías atléticas de la raza negra, hay una muy minoritaria cuya fisonomía es, por atrofia lípida, de tejido estriado, músculo recortado y cartílago desnudo (Kenon, Pippen, Hamilton, McGrady, Kittles, Miles o el primer Penny Hardaway). Estos jugadores, que los expertos llaman de 'músculo estriado o esquelético', apuran al mínimo la grasa al punto que su actividad (hipercinética) tiene que estar constantemente regulada por los aportes de glucosa y ácidos grasos ante la demanda energética del músculo en un deporte que como el Baloncesto, requiere no sólo de ejercicio aeróbico (movimiento) sino de potencia anaeróbica (fuerza). Su inclinación natural a la constante agitación es tan alta como inestable su resistencia a la dureza. En este caso la resolución de las contracciones musculares es altísima, tanto a ras de suelo (cambios de dirección y ritmo, bote bajo, oscilación vertiginosa del centro de gravedad, reacción) como en el manejo del cuerpo en el aire (rectificados, equilibrio, timing). Esta tipología es felina.
El siguiente paso es conservar todas estas cualidades con una aproximación mayor a la Fuerza. Veamos cuatro casos donde cristaliza el siguiente nivel: Wilkins, 2.03 cm, 101 kg; Carter, 1.98, 102 kg; Bryant, 2.01, 97 kg; Jordan, 1.98, 98 kg. Apenas cinco centímetros de diferencia y otros cinco de masa configuran este otro grupo donde el cuerpo, la estructura de la placa motora, suaviza el estriado por una cantidad mayor de glucógeno, una reserva energética que les predispone, además de a la velocidad y destreza musculares, a una mejor distribución de la Fuerza. A todas las virtudes del primer grupo se añaden en este caso la potencia troncal, superior (rebote, contactos altos) e inferior (salto, carrera, balance defensivo), la resistencia de fondo y un mayor dominio para mantener ambas al más alto rendimiento durante el mayor tiempo posible.
Pues bien, la bioquímica muscular de Lebron ocupa precisamente el inmediato escalón superior, no necesariamente el más idóneo sino el siguiente en la suma de fuerza bruta a todas las cualidades previas, las de dinámica más activa para las estaturas, se insiste, en torno a los dos metros. Sumen ahora todas las virtudes mencionadas a este atleta de, recordemos, tan sólo 18 años.
Lebron James, 2.03, 108 kg
¿De dónde surge ese añadido de kilos? 'Es ya un aditivo inerte de grasa? No. Es demasiado joven aún para eso. Cuando vemos a Lebron en reposo, posando para una Sports o una Slam, comprobamos que aún se halla revestido de esa membrana fláccida típica de las edades tiernas de la que por ejemplo abusa genéticamente su compañero Brandon Weems o aún Mo Peterson. Pero en cuanto ruedan balón y partido, tiránicamente suyos los últimos cuatro años, se acabó la esponjosa adolescencia: su cuerpo se comprime, sus músculos se definen y el abundante sudor de una agitación anormal le perfilan una apariencia más típica de un Jimmy Jackson o de cualquier radiante profesional NBA de 25 o 26 años, que es en realidad la edad biológica que acredita. Esta circunstancia de superatleta ya le granjeó igualmente un alto valor en sus cameos con el Fútbol Americano, donde también había ojos para él.
No es de extrañar: su asombrosa complexión de hombros, anchos y macizos, le fijan al suelo en los contactos, de tal forma que parece haber ganado de forma natural e increíblemente prematura muchos enteros en el duro trabajo por ganar la posición: interior, bloqueo y 1x1. Algo de lo que a su misma edad Vinnie Johnson carecía por raro que parezca y únicamente Magic pudo alcanzar a su regreso en 1996. El mismo Jordan freshman era escueto en relación a Bron' y mil casos más.
Para colmo está creciendo. La Sportsmedia le daba el año pasado 6¿7'' y ya son oficiales a día de hoy sus 6'9''. Las posibles deficiencias de ese cuerpo adolescente, portentoso pero en crecimiento, tendrán que ser tratadas con acierto porque si bien está predestinado (como todo NBA) al diseño artificial de su cuerpo, a ser abultado y definido, cualquier exceso de profesionalismo a su edad podría colapsar su desarrollo ralentizando por sobrecarga su resolución natural de juego (algo que ocurrió con Anfernee). Por suerte Lebron no es muy amante de las pesas y desconoce ('hasta cuándo?) el oscuro subsuelo esteroide. Lástima que ya no esté en Cleveland uno de los mejores trainers de todos los tiempos, Gary Briggs (ahora en Utah), aquel que consiguió controlar el peso de los saurios Shelton y Turpin.
Esta rocosa fuerza natural le predispone igualmente a eludir con facilidad el drástico cambio de los 32 a los 48 minutos, de los 27 a los 82 partidos y del juego de niños a la jungla de hombres' y lo que venga. El pasado año se apuntaba al posible cansancio de Gasol. No es cierto. No puede serlo en un joven de 21 años. El déficit ataña únicamente al ritmo de concentración, nunca al agotamiento muscular salvo por exceso de training. Y si la cosa funciona, se dan casos como el del culturista Vince Taylor alcanzando su cenit a los 41 años o la madurez última de Karl Malone, aún por llegar. La de Lebron ni se avista'
Otro aspecto ineludible es el de sus pies, piernas y salto. Invitaría al espectador a que fijara la vista en sus pies: no son paralelos, son de puntas abiertas. Esto responde a un defecto natural de los pies llamado supinación, contrario a la pronación. Este último caso, el de pronados, procura en piernas estriadas de músculo fino un salto en estático (a dos piernas) asombroso, sobrenatural (Jordan, Carter y Wilkins). En su caso, no se da un prodigio de elevación estática pero sí un habilísimo manejo para el salto en carrera, utilizando por intuición la pierna libre a modo de pértiga como otros voladores del pasado (Erving, Nance, Kersey, Harper, Elliott). Habrá pues un solidísimo James del que disfrutar en maniobras al aire, las de esa fuente inagotable de Baloncesto espectáculo.
Y por supuesto, donde sí parece haber armonía con su edad es en la motivación ('My intensity is just a lot higher than a lot of athletes') y esta sí que es una buena noticia: Gervin era extraordinario casi por inercia y la falta de motivación en David Thompson nos privó de ver a Jordan un poco antes. En Lebron no hay ninguna duda. Adora tanto el Baloncesto ('It's just' the love for what I do') como la gloria de ser el mejor ('I want to be the leader at whatever I do'). En esto de la intensidad hay frecuencias bajas, silenciosas (Havlicek, Dumars) y frecuencias altísimas, deslumbrantes (Jordan, Barkley) y Lebron pertenece a este último grupo: se sabe el mejor y pretende expresarlo a todos en cada uno de sus gestos: chilla, se golpea el pecho, tira de la camiseta' Sabe que el Baloncesto es un magma de voluntad y sabe asimismo que él es el centro de atención.
James es en definitiva el nuevo depredador de este deporte. Le daremos el balón ya en la próxima entrega.
Gonzalo Vázquez
ACB.COM
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El fenómeno Lebron (II)
Tras un debut espectacular con los Cavaliers, LeBron James ha confirmado que puede ser el fenómeno que todos esperan. G Vázquez continúa presentándonos, en esta serie de artículos, las cualidades físicas y psíquicas que hacen único a este joven jugador, permitiéndole ya capacitado para triunfar en la NBA
