Dorsales: únicos e intransferibles

Redacción, 26 Sep. 2011.- Peregrino o fundamentado, el argumento para la elección del número que aparecerá en la camiseta siempre cuenta con un factor común: la fidelidad. Una vez seleccionas un número, lo haces tuyo y raramente lo abandonas, a no ser que las circunstancias te obliguen a ello. Los cambios de club, con camisetas retiradas y dorsales elegidos por otro compañero, son esas circunstancias.

“El número que llevaba en la universidad/instituto”, “el dorsal que he usado en mi anterior equipo”... Las razones comunes responden a lo más sencillo. Aunque siempre hay un compañero que había elegido ese número antes que tú y te obliga a cambiar. Ahí, la antigüedad manda, y el nuevo debe resignarse a un número al que deberá acostumbrarse y hacer suyo.

La historia reina es la de Rodrigo San Miguel, que repite dorsal de su etapa en Manresa. San Miguel 00. La broma asociada con la marca de cerveza es ya tan popular que el base del Valencia Basket ni se plantea cambiar de número: “A la gente le gusta lo de San Miguel 00, así que la elección de dorsal fue fácil”.

En algunos casos, triunfa la tradición familiar, como en Rihards Kuksiks, que viste el 30, el mismo número con el que jugaba su hermano mayor. En el caso de Chad Toppert, el sentimiento de apego a su número (el 33) es todavía mayor, pues pertenece al linaje familiar: su padre y su hermano también lo llevaban. También de sangre es el motivo que esgrimía Kaloyan Ivanov para elegir el 55, dorsal que ha llevado los últimos años: “Mi hermano juega con el 44 en su equipo y yo con el 55, así que en la selección acordamos también que él llevara el 4 y yo el 5”.


Marcelinho Huertas, por su parte, plantea su elección de dorsal como un homenaje a Ricky Rubio, a quien releva como base en el FC Barcelona Regal y con quien ya coincidió en el Joventut. El base brasileño quería el 4, pero ya estaba cogido (eternamente, por Andrés Jiménez), por lo que seguirá con el 9 que ya lucía en el Caja Laboral. Así pues, el relevo de Rubio es total: posición y dorsal. “¡Es perfecto! Así le puedo hacer como un homenaje”, decía Huertas. Justificación del dorsal a posteriori. Otra modalidad...

Otro de los que convivirá con el peso de una camiseta será Kirk Penney. De anotador estrella a anotador estrella. El 6 que ha elegido el neozelandés es el histórico dorsal del todavía más histórico Velimir Perasovic. Muñecas calientes entrelazadas por un número. El compañero de Penney Sergio Sánchez también se remonta al pasado en su elección: volverá a llevar el número 23, que ya lució en su anterior etapa en el conjunto fuenlabreño.

El simple movimiento de dígitos está en el origen de muchos dorsales. Así de sencillo. Para algunos, como Sergio Olmos, con significado; para otros, como Chuck Eidson, sin más. Al fin y al cabo hay que llevar un número a la espalda... El alero del Barça Regal no podía repetir con el 13 del Maccabi, propiedad de Kosta Perovic. Pues le dio la vuelta y solucionado: 31. “Es sólo un número. No soy muy supersticioso. Por lo menos, con la camiseta, ¡nada!”. El cambio de Olmos sí que guarda un significado. “Llegué a la Universidad de Temple con el número 14, y después de dos años malos, quise cambiar el número para demostrar que las cosas podían cambiar. Con el 41 llegaron buenas temporadas. En la Adecco Oro no podía llevar este número porque no está permitido, así que ahora puedo volver a llevarlo”.

Y, para terminar, cómo no, una de no-supersticiones. Si todos creyeran en la astrología, el número 13 no sería elegido por tantos jugadores. En concreto, esta temporada 10. Uno de ellos es Vitor Faverani, que sólo ve ventajas en el dorsal 13: “Es el que suele sobrar en los equipos. Yo tengo la teoría de que lo de la mala suerte es para el que mira, y yo, como llevo puesta la camiseta no veo el número”. Así que mala suerte... pero para sus defensores. La superstición sigue en pie.


Los dorsales, en números