Lou Roe aterrizó en España en 1997, de la mano de un ambicioso proyecto del Unicaja. Un nuevo mundo tras su exitosa carrera en la NCAA y el fiasco en la NBA. Le costó adaptarse, pero consiguió volver por sus fueros para convertirse poco a poco en la referencia del Unicaja. Su mejor partido fue en la 21ª Jornada, cuando comandó a su equipo a la victoria por 69-67 ante el Estudiantes, firmando él 24 puntos y 14 rebotes, ambos topes personales en la temporada, para una valoración de 35.
Las cosas comenzaban a salirle bien y pocos podían esperar que ese fuese su último encuentro en el Unicaja: Roe fue suspendido por dar positivo de cannabis en un partido disputado un mes antes, el 27 de diciembre en Las Palmas. Una situación difícil de explicar y asumir pero que el propio jugador no elude: "Es algo con lo que tengo que vivir, ha sido parte de mi vida. Fue un error, creo que estaba frustrado por no estar en la NBA, estaba fuera de casa, no conocía el idioma, era Navidad, estaba de vacaciones, sintiéndome bien y quise hacer algo distinto. Fue sólo una vez y a los poco días tuve que pasar control antidoping en Gran Canaria, pero traté de ser un hombre y mejorar en el futuro. Me ha llevado mucho tiempo recuperar el respeto, y creo que este es uno de los motivos por los que no he jugado para un grande. Unicaja es uno de los mejores equipos de la ACB, pero no manejé mis asuntos de la mejor manera. Si no lo hubiese hecho, igual estaría jugando para equipos grandes año tras año, como Louis Bullock".
Tras un breve paso por el Quad City Thunder en la CBA, Roe empezó la temporada 1999-00 en el Polti Cantú, un histórico del basket italiano, con 10 títulos continentales, entre ellos las Copas de Europa de 1982 y 1983. Roe jugó de 3 y coincidió con dos tiradores de élite: Ron Rowan y, por encima de todos, Antonello Riva. "Ya tenía una edad cuando llegué y nunca he visto a nadie tirar como él. Me dijeron que cuando era más joven era aún mejor, y yo no lo me lo podía creer, viendo a un jugador de su edad tirando de ese modo. Es un gran jugador, y tengo un gran respeto por él, además fue divertido jugar a su lado. ¿Cómo, que aún estaba jugando este año? ¡No me lo puedo creer!". Roe promedió 14.1 puntos y 5.7 rebotes jugando fuera de su posición natural pero el Cantú no pasó de octavos de final en el Playoff liguero.
El Islam le ayudó a combatir el bache profesional
Después de aquella experiencia en Italia, Roe trató de volver a la NBA y tuvo contrato con los Minnesota Timberwolves hasta diciembre de 2000, bien entrada la temporada, pero sus esperanzas fueron vanas: fue cortado sin debutar, diciendo definitivamente adiós al campeonato americano y cayendo al oscuro precipicio de la CBA.
Ahí llegaron los peores momentos en la carrera de Lou Roe, que narra la dura experiencia de su regreso al Quad City Thunder: "Es una mala liga para ganarse la vida, que bien puede ayudar a algunos jugadores, pero que es como una lotería, porque la NBA no llama a muchos jugadores, y se supone que es una liga de desarrollo. Para un padre de familia como yo es muy duro, y realmente pensé que me quedaba en Minnesota, porque no me cortaron hasta diciembre. Aparecí por allí dos semanas después y estaba destrozado anímicamente, así que no llegué con la mejor mentalidad, pero claro, tenía que trabajar. Vivía en un hotel que no era nada bueno y mi familia dormía conmigo en el hotel, comía en pésimos restaurantes y fue muy duro. Me tenía que haber a la idea de que no podría volver a la NBA porque tenía una familia que mantener; el único motivo por el que podía estar alejado de mi familia era por estar en la NBA, pero no podía ir a la NBA, que me cortaran, volver a la CBA, ir para acá y para allá y no ganar dinero alguno. Ganaba 800 dólares a la semana y sólo me llegaba para pagar la comida y poco más, estaba tan mal que le pedí a mi equipo que me cortara y decidí irme a casa, trabajar duro y esperar a la siguiente oportunidad".
Quizás la fuerza que necesitó Roe en aquellos años tan duros la encontró en la religión y en el apoyo de su familia, muy importante para él. El estadounidense, padre de cuatro hijos, es musulmán practicante, aunque este año no ha podido hacer el Ramadán al coincidir con la temporada ACB. "No hago el Ramadán porque estamos en plena temporada. Hay años en el que el Ramadán es en verano y entonces lo cumplo a rajatabla, pero Dios entiende mi situación. Tengo un problema de deshidratación, en la pretemporada acabé dos veces en el hospital por culpa de esto y he de cuidar mi salud". "Es muy peligroso para todos los musulmanes hacer el Ramadán, estar sin comer y sin beber todo el día. Si lo hiciese, con dos entrenos diarios, corriendo arriba y abajo... estaría muerto. Pero mi mujer sí que hace entero el Ramadán, y rezamos juntos, esto sí que lo puedo hacer".
El ala-pívot del Caja San Fernando tiene muy claro su estilo de vida. Quiere pasar por este mundo y dejar el mejor recuerdo posible de él, dentro y fuera de la pista, y trabaja cada día en que así sea: "La religión es muy importante para mí. Creo que es importante tener fe, que el Creador nos puso en este mundo para ser buenos, vivir la vida, reproducirnos - Roe tiene cuatro hijos y criar a tus hijos haciendo que también crean en Dios."
De vuelta a la ACB con escala en Inca
La oportunidad de Roe tardó mucho tiempo en llegar, pero finalmente se incorporó al Drac Inca en marzo de 2000 para reforzar el equipo en la fase final de la LEB, sustituyendo a Roman Rubchenko. "Me llamó mi agente y me preguntó si quería volver a España a jugar en Mallorca, en una isla, y acepté encantado". Roe volvió a jugar, después de muchos años, en su posición natural de 4, y los resultados no pudieron ser mejores, disparando sus números hasta 21.3 puntos y 5.3 rebotes por partido. Todo el trabajo que había hecho por su cuenta en el invierno más duro de su carrera profesional había dado resultado. Un joven entrenador sin experiencia ACB, Moncho López, quedó enamorado de su forma de jugar, iniciando una simbiosis profesional que llevó a Roe de vuelta a la ACB liderando al Gijón Baloncesto. Junto al actual entrenador del Leche Río comenzó una nueva etapa en la carrera del estadounidense, llena de milagros deportivos que le han convertido en una referencia en nuestra liga.

Para Moncho López, que luchó contra viento y marea para concretar su fichaje, fueron dos años de relación muy intensa. El fichaje de Lou se vio en su momento como un riesgo muy grande, pero el rendimiento que dio fue magnífico. Desde el punto de vista de la persona joven que quiere ser profesional, Lou Roe fue un regalo y tanto su actitud como su nivel de juego me demostró que mi apuesta por él no fue ni mucho menos desatinada, lo que me generó la confianza suficiente para tomar decisiones a la hora de fichar jugadores como Luis Scola, Hernán Jasen o Javi Rodríguez.
MVP y salvación: Roe volvía a ser una estrella
Los inicios no fueron fáciles en el Gijón Baloncesto, pero Roe tiró del equipo hacia arriba y consiguió ser el MVP de la liga y salvar al equipo del descenso "in-extremis". Roe estuvo sensacional esa temporada, anotando 12 puntos o más en los 30 partidos que disputó y superando la barrera de los 20 puntos en los 9 últimos partidos de la temporada regular.

Roe fue el máxmo anotador del partido con 26 puntos, completando un doble-doble con 12 rebotes. El propio Lou recuerda el partido con cariño: "Mi recuerdo de aquel partido es que no estaba nervioso. Estábamos en dinámica ganadora y las cosas habían cambiado en la segunda mitad de la temporada, y en realidad todos teníamos confianza, nos sentíamos bien los unos con los otros y había buena relación entre todos, así que nunca llegué a pensar que fuésemos a perder. Mi nivel de confianza era altísimo, también el de nuestro entrenador, así que salimos confiados con la intención de jugar duro. Cuando juegas este tipo de partidos contra equipos que están en tu misma situación, debes tener tranquilidad, es muy importante. Además el público esuvo sensacional aquella noche, no podíamos perder con ese apoyo, fue genial".
No todo fue un camino de rosas para Roe en Gijón. Los problemas físicos llegaron en su segunda temporada en la ciudad, en la que su equipo descendió a la LEB. Repasaremos el resto de su carrera en España en la tercera y última parte de esta serie.