Redacción, 2 Ene. 2017.- Uno de esos jugadores que no brillan por sus números, sino por su trabajo. Eric Anderson estaba lejos de ser una estrella, pero gustó en su única temporada en España, disputada con el Festina Andorra en la 94-95.
Para buscar una analogía, Anderson era uno de esos 'cuatros' blancos rollizos, peleones y con buena mano, un poco al estilo de Brian Scalabrine o Matt Bonner. En la NBA estuvo condenado más todavía al banquillo que estos dos, mientras que en Europa su propia falta de argumentos para absorber juego ofensivo no le dio muchas opciones de brillar abiertamente. Quizás se adelantó un poco a su época en el sentido de que hoy en día los norteamericanos son utilizados muchas veces en labores oscuras como la que se le daban bien. Sin embargo, en su tiempo se necesitaba algo más de anotación.
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