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En la cabeza de... Joan Sastre

Dos de sus últimos tres partidos están en lo más alto del ranking de sus 141 actuaciones ACB. El chico precoz que siempre se cruzó con una lesión cuando estaba a punto de explotar prefiere centrarse en ser regular. En esta entrevista, Sastre nos relata anécdotas de su carrera y de su vida. ¡Entra en su mundo!

Foto Twitter CAI Zaragoza
© Foto Twitter CAI Zaragoza
  

Redacción, 4 Mar. 2015.- “Me encuentro mejor cada día, voy cogiendo sensaciones. Noto la confianza del entrenador y de los compañeros”. Entre broma y broma de Marcus Landry, compañero en Sevilla y en Zaragoza, el héroe del día Joan Sastre se reivindicaba después de firmar 15 puntos, 5 rebotes, 5 robos, un tapón y 25 de valoración en solo 26 minutos contra el Montakit Fuenlabrada.



No parece casualidad. Si se hiciera un ranking de sus 141 partidos en Liga Endesa, el primero en valoración sería el antepenúltimo en liga, contra su querido Baloncesto Sevilla (26 de valoración, con 15 puntos y 12 rebotes) y el segundo el último, el jugado este domingo.

¿Llegó el momento de su explosión? Sastre no la busca. El balear prefiere un éxito más cocinado a fuego lento, más constante y sin la dichosa visita de esas lesiones que le lastraron cada vez que empezaba a despegar. Y son ya varias.

¿Cuánto crees que durará la entrevista?”, preguntó aquel que le confesó a Chema de Lucas en Gigantes que era escrupulosamente puntual. Su CAI entrenaba a las 6 y aún así, le dio margen para repasar una vida y una carrera marcada por la precocidad. El niño que con 16 años pasaba del instituto a hacerle 13 puntos al Valladolid en LEB Oro. Aquel que arrasaba en el circuito Sub20 con dos o tres años menos que sus rivales. El chaval que hizo gritar a Pesic –¿pero este tío quién es?”- cuando surgió de la nada para anotar tres triples en cinco minutos y casi remontarle un partido en La Fonteta. El chico que con 21 años ya era centenario en Liga Endesa.

ACB Photo
© ACB Photo


De la quinta plaza en el Europeo Sub18 de 2009 –aquella selección de Alejandro Martínez con los Llovet, Franch, Servera…- a la gloria absoluta en el Europeo Sub20 en Miribilla, con los Pozas, Franch, Tomàs, Lorenzo o el propio Llovet. Y Mirotic, claro, vaya torneo el suyo. Y qué partidos más inolvidables de Sastre contra Grecia en cuartos (25 puntos) y Letonia en semifinales (27 puntos). Triples, penetraciones, tiros de media distancia. Maldito codazo de Gentile en el primer minuto de la final que le dejó un sabor amargo para siempre, incluso con el oro colgado de su cuello.

De Denia a Mallorca y de ahí a Cap de Formentor. O a una calita en Alcudia, siempre con Elena, compañera de vida y pista, capaz de bailar, salir en el spot de Liga Endesa, escribir crónicas del CAI o regalarle por su cumpleaños las mejores tartas del mundo, siempre personalizadas. Y con su perrito Teddy esperándole hasta en el aeropuerto. Eso es vida.

El Sastre hijo del mar al que no le gusta el pescado. El Sastre que en Sevilla cenaba en Hermanos Morales, serranito tras serranito. El Sastre al que Satoransky regaló un iPad por tantos favores prestados. El Sastre que llegó a estar el 11 en las previsiones del draft y que en Treviso acabó como tercer máximo realizador. El Sastre por el que apostó Plaza. El Sastre que veía las estrellas incluso estornudando, tan golpeado por las lesiones, tan cansado de las infiltraciones de ozono y corticoides. El Sastre que recuerda, el Sastre que sueña. El Sastre que relata. En la cabeza de… Joan Sastre.

Foto Basquetinca.com
© Foto Basquetinca.com


Así fueron mis inicios

Empecé jugar al baloncesto por mi padre y por mi hermano. Ellos jugaban al basket y desde pequeño siempre les veía jugar. Llevaba el baloncesto dentro de mí y por eso empecé a jugar.

Del equipo de mi pueblo al CAI. Comencé en Inca y estuve allí hasta cadete. Con unos 13 años me fui al Centro de Tecnificación de las Islas Baleares y estuve allí otros cuatro años, de cadete a junior de segundo año. El último combinándolo con el equipo de LEB Oro que había antes allí, el Basquet Mallorca, que me había fichado. Luego Sevilla 5 años años y ahora Zaragoza.

Acababa reventado cada día. Combiné Basquet Mallorca y el Centro de Tecnificación con los estudios, haciendo bachiller. Me levantaba cada día para ir a clase, luego iba al Centro de Tecnificación, por la tarde volvía para más clases y cuando terminábamos, a las 6 por ahí, Willy Villar me recogía en Inca, a mí y a un par de compañeros más. Íbamos reventados a esa hora y veías a Willy conduciendo solo y el coche en silencio, con nosotros reventados y durmiendo.

ACB Photo / Tolo Parra
© ACB Photo / Tolo Parra


Fui el chofer de Satoransky. Cuando llegamos a Sevilla con 17 ninguno tenía carné pero yo tardé solo un año en sacármelo. Él, por cuestión de idioma, esperó al siguiente verano. Y claro, viviendo en el mismo bloque de pisos, yo hacía de chofer. Quedábamos a una hora y yo le llevaba, yo le traía…

Mi mayor momento de gloria

El Europeo Sub20, algo increíble. Teníamos muchas ganas de que llegara ese torneo. Lo hablábamos entre los compañeros, había mucha ilusión y sentíamos que podíamos hacer algo bonito. Al final la experiencia fue increíble, con un torneo en general muy bueno y el oro final.

Mi espina clavada, esa final. La lástima para mí fue aquella final que no pude jugar por el codazo que me dieron justo antes, en el que me rompieron la nariz. Se me quedó un sabor agridulce, pero en el global tengo muy buen recuerdo, de los mejores momentos de mi carrera.

Foto EFEDOS/Aitor Bouzo
© Foto EFEDOS/Aitor Bouzo


Intentaba no mirar los mock draft. Después del Europeo subí mucho en las predicciones del draft pero yo no le hacía mucho caso y procuparaba no mirar eso porque eran solo previsiones. Cuando vi mi nombre no me lo creía. Yo la NBA la veía en casa, estaba llena de ídolos y me preguntaba cómo podían poner mi nombre ahí. Fue un momento muy bueno, pero después llegaron las lesiones y…

Las malditas lesiones

Aquella 2011-12 fue muy dura para mí. Venía de jugar a un gran nivel en el Europeo y empezábamos la temporada muy ilusionados. No llegué ni a debutar. A las tres semanas de pretemporada me detectaron hernia discal y estuve como cinco meses fuera de la cancha.

Me quedé sin hueco. Debuté tres minutos frente al Obradoiro, ya en la jornada 16. El equipo estaba muy rodado, habían fichado a Tepic tras mi lesión y no había casi hueco. Después me costó muchísimo coger sensaciones. Fue un año muy complicado.

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Todo cambió al año siguiente. Tengo muy buenas sensaciones de esa época, de ese verano, de los últimos dos o tres meses de la 2012-13, en los que jugué a un gran nivel. Gracias a eso fui a Estados Unidos a hacer algunos work-out y resultó una experiencia increíble. Disfruté mucho los quince días que estuve. Después de eso fui al Eurocamp de Treviso en el que había pasado desapercibido un año antes. Aquel verano dejé muy buen recuerdo y cada vez que lo pienso son unos recuerdos bastante buenos.

Otra lesión para despedirme de Sevilla. Había llegado Aíto el año antes. Tenía responsabilidad en el equipo y ejercía de capitán. Me sentía con mucha confianza y todo pintaba bien. La anterior campaña habíamos sufrido pero acabado con buenas sensaciones y la segunda fue extraordinaria, con el Playoff. Todo parecía ir sobre ruedas hasta que llega otra lesión. ¿Y qué haces? Son gajes del oficio, que te rompen el ritmo que llevas, pero que hay que vivir y superar cuanto anes. Mi despedida de Sevilla fue amarga especialmente por las expectativas que había creado en esas últimas dos temporadas.

Mi nuevo reto en Zaragoza

El CAI, destino ideal. Cuando no salió la opción del Valencia Basket, la siguiente oportunidad que se presentó fue la del CAI Zaragoza. Conocía a Willy Villar del Inca. A Abós también le conocía, porque entrenó en Inca. Es que además estaba Landry, tenía baleares en la plantilla… era el equipo ideal. La adaptación se hizo muy sencilla y en ningún momento me arrepentí de haber fichado por el CAI Zaragoza.



Siempre con Abós en nuestra mente. Pasamos meses muy duros, especialmente los jugadores que en el pasado habían estado con él. Sus ayudantes, el cuerpo técnico, l afición también… se vivieron dos meses durísimos aquí. Ahora intentamos superarlos pero no hay partido, ninguno, en el que no pensemos en él.

¡No más lesiones, por favor! Estoy jugando bien pero no es cuestión de explosión sino de regularidad. Si consigo tener regularidad jugando buenos partidos durante un tiempo seguido, durante una temporada, cada día iré a mejor. Si te esfuerzas al 100% las cosas acaban saliendo. Lo único que pido es que me respeten las lesiones y luego todo irá rodado.

Mis sueños, muy claros. Fuera del basket solo pido salud y felicidad pero dentro de una cancha el sueño de mi carrera es muy claro: poder jugar con la selección española absoluta, para quitarme la espina de aquella final que no jugué, y poder ganar una Euroliga.


Mi vida fuera de la cancha

Soy tímido pero he mejorado. Cuando tenía 18 años y fui por primera vez a la selección española para mí era la hostia, me sobrepasaba un poco. Conocí a mucha gente en ese momento y era yo un poco vergonzoso. Jesús Precioso, entonces delegado de la Sub18, me puso el mote de Mudito por eso. Pero aunque soy bastante tímido últimamente he mejorado, eh.

Paseos por Zaragoza. Me gusta ir a pasear por el centro cuando hace buen tiempo, que ya es difícil. Me encanta ir con mi novia y nuestro perrito a darnos una vuelta por los parques o los lugares emblemáticos de Zaragoza.

Siempre con ella. Mi afición principal fuera de la cancha es estar con mi novia. También con mis amigos, ir a tomar una café o una cerveza con ellos. Tengo un perro pequeñito que me da mucha vida cuando estoy solo y me hace mucha compañía. Y me encanta ir al cine. Son las cosas que más hago en Zaragoza.

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Vidas cruzadas con mi chica. Ella es cheerleader y estudia periodismo. Al principio era un poco raro, encontrarnos los dos en pista, ella animando y yo jugando. Ocurrió tanto en Sevilla como en Zaragoza, pero ahora ya como si nada. Estoy con ella muy cómodo, tenemos los mismos gustos y a ella le encanta el baloncesto. También escribir y por eso estudia esa carrera. Y hace crónicas de partidos y créeme que si tiene que criticarme lo hará, ella hace lo que toca.

Ganas de otro campus. Veía ejemplos de gente que había hecho campus, que hablaban con los niños y estaban muy contentos y decidí probar. Yo que soy un tío tímido no sabía cómo me iría y tenía un poco de dudas al principio pero tras solo una semana con ellos, con los niños, me quedé encantado. ¡Tengo muchísimas ganas de repetir ya!

Mallorca es una de mis debilidades. Sus playas, sus calas, sus rincones secretos y que nadie conoce, solo los que son de allí. Tiene unas calas bonitas, increíbles, que me gustan mucho. Cuando puedo en verano y encuentro un hueco nos cogemos el coche o la barca y vamos hacia allá de excursión. Nos podemos pasar todo el día en la playa. Ese es mi día a día en verano.