Redacción, 20 Feb. 2015.- Uno tiene 36 años y es un ídolo eterno en esta tierra. Otro va a por los 34 y no se cansa de dejar mal a los que le entierran. Y el otro cumple el domingo 37 ya fue una vez héroe como verdinegro. Savané, Vidal y Mallet. Tres nombres, tres héroes, tres viejos rockeros que metieron al FIATC Joventut en semifinales tras vencer al anfitrión Herbalife por 67-74.
El partido, trepidante, mucho más intenso que estético, pero bonito por mil factores diferentes, empezó siendo dominado por el anfitrión, con 8 puntos seguidos de Kuric que impulsaron a su equipo (16-11, m.10). Sin embargo, un 5-18 verdinegro le dio el mando al FIATC Joventut, que puso la máxima nada más comenzar el tercer cuarto (28-36) y que se vio incapaz de frenar en el tercer periodo al Herbalife GC, que con dos parciales cambió el partido (49-41, m.28) pero que no pudo rematar la faena.
Vidal, ayudado por Mallet y Savané, se echó el equipo a la espalda en el último cuarto, anotó dos triples para darle la vuelta al partido (53-56, m.33), y convirtió el mate del partido para sentenciar el pase de los suyos a cuartos, mientras Savané lloraba en la victoria más emotiva -tan feliz, tan difícil- de toda su carrera.
El amarillo despega
Dicen que el amarillo representa la luz del sol, tan perdido estos días en Gran Canaria. Que es alegría y felicidad, la de un pabellón que llevaba tanto tiempo ilusionado esperando este día. Nos prometen que el verde es crecimiento y frescura, el color de un equipo que siempre olió a cantera. Y que es armonía, el equilibrio perfecto entre la juventud y la veteranía del equipo de Badalona. Juntos, amarillo y verde, verde y amarillo, presentaban una batalla cromática en la serie que se presentó como la más igualada de todos los cuartos de final.
Savané, el hombre de la Copa, cambió la atronadora y emocionante ovación inicial por silencio tras su tapón inicial a Tavares, anunciando la tormenta que llegaba. Tan amigos, tan rivales. Es un honor que hable bien de mí pero que no se motive tanto que luego siempre se sale contra mí, decía sonriente Savané en la previa. El senegalés empezaba a apuntarse el duelo de taponadores aunque su FIATC Joventut no pudo ir de su mano.
En realidad, tuvo que lidiar de inicio con la inspiración de Kyle Kuric, aquel que aprendió a tirar triples desde la esquina izquierda porque el patio de su casa estaba inclinado y si lo hacía desde la otra parte tendría que correr mucho para perseguir la bola. Desde ese punto que tiene marcado en rojo anotó el americano su primer triple, que abrió una racha de 8 puntos seguidos con su firma que asustó al conjunto de Badalona (12-7, m.7).
Tavares, a falta de puntos, iba a rebote por minuto (6 en los 6 primeros) y hasta el siempre cuestionado Summers se sumaba a la fiesta amarilla con dos canastones que dejaban al FIATC Joventut sin respuesta al término del primer cuarto (16-11). Falsa alarma.
Madurez verdinegra
A Maldonado le daba miedo ver la reacción de los suyos tras la abultada derrota sufrida justo antes de Copa. Me dicen que está bien pero eso tengo que verlo yo. Y más en caso de empezar mal y con todo un pabellón en contra. Sin embargo, muy pronto Hannah demostró que esta Penya iba a parecerse más a aquella que enamoró durante la primera vuelta que a la desconocida del partido contra el Barça.
Llovet tirándose al suelo por cada balón como si fuera el último. Vidal respondiendo el triple de Oliver. Abalde haciendo buena la asistencia de Taph para adelantar a los suyos (19-20, m.15). Y Mallet gritando con su juego, con sus movimientos y con su acierto que él es el único verdinegro que bebió champagne en aquella fría noche vitoriana de febrero de hace 7 años.
Savané, ese que, como dijo algún sabio, cada partido que pasa está más lejos de su retirada, volvió a aparecer con un tiro de media distancia y el propio Mallet, que durante toda la semana repitió que quiere celebrar su cumpleaños el domingo poniéndole velas al trofeo, puso la máxima tras otra canasta eléctrica (21-29, m.18). Todo funcionaba en el esquema de Maldonado, empezando por una defensa que hacía pequeñito pequeñito el aro para el rival.
El FIATC Joventut tuvo hasta tres opciones de irse por encima de la decena de puntos de ventaja pero perdonó y lo pagó. Un palmeo de Tavares rompió el parcial de 5-18 y la sequía amarilla más allá de los 5 puntos de Oliver. Más tarde, Báez encestó desde lejos e incluso llegó a ponerse a 3, aunque el triple final de Vidal hizo justicia tras la demostración de madurez y defensa del conjunto de Salva Maldonado: 28-34. No sería la última.
Dos parciales y una reacción
No había sido la mejor primera mitad de la historia, por más que el ambiente, la emoción y el colorido compensaran, aunque el choque, tan rico en detalles, tan salvajemente intenso, ganó en su parte ofensiva. Y lo hizo gracias a un Herbalife Gran Canaria que fue lo que siempre quiso ser.
Kuric, recordando al chico sin beca que acabó siendo la estrella de Louisville, se echó a su equipo a la espalda, Newley le ayudó en la tarea y el propio Kyle culminó, con una penetración de corazón y alma, la remontada en solo 3 minutos (37-36, m.25) tras un 9-0 de parcial que hizo, y esto es literal, temblar el Gran Canaria Arena. Y no dejó de hacerlo.
Pese a que Álex Suárez pareció recuperar las constantes vitales verdinegras (37-40, m.26), Kuric volvió a coger su fusil puñetazo al aire, todo rabia- y el Herbalife Gran Canaria voló de su mano y de la del canadiense Kendall, tan silencioso como eficaz (49-41, m.28). El Herbalife Gran Canaria respondía con un 11-0 de parcial a aquellos que dicen que no, que los anfitriones no ganan y que las maldiciones duran mil años.
Maldonado volvió a recordar una y otra vez en su cabeza aquella frase que decía por la mañana. Eso tengo que verlo yo. Eso tengo que verlo yo. Eso tengo que verlo yo. Y lo vio. Claro que lo vio. No fue la remontada de Liga Endesa los verdinegros recuperaron 15 de desventaja para ganar- pero supo aún mejor. Por el contexto, por la baja de Suton, por el dedo roto de Miralles, por el escenario, por la Copa, por todo. Y con un héroe bien claro, un Sergi Vidal, que dio vida cuando su equipo más lo necesitaba con 5 puntos seguidos desde el tiro libre que sirvieron para dejarlo todo abierto (53-48) antes del último cuarto, realmente apoteósico. Y es que, simplemente, el choque se dirigía hacia un único destino: ser, con diferencia, el más bonito de toda la Copa del Rey.
Las lágrimas más sinceras
Pasó de todo. Absolutamente de todo. Savané parecía ser protagonista de su propia película con otra irrupción estelar en el periodo definitivo y Vidal , ya sin disimulo, tomó las riendas del choque con una de esas actuaciones que, cuando hablemos de Copa dentro de uno, cinco o diez años, será recordada.
El coleccionista de Copas. Aquel capaz de jugarlas hasta con 5 conjuntos diferentes. El que tantas veces enterraron antes de tiempo en los últimos años resurrección donostiarra, resurrección badalonesa-, el mismo que convirtió un triple para igualar el partido a 53 cuando el balón más quemaba. Y el Vidal que miró a su grada en pleno éxtasis cuando volvió a anotar otro triple que olía a maracanazo badalonés.
Tan pronto Kuric y OLeary volvían a adelantar al Herbalife Gran Canaria (57-56, m.33) como Mallet, otro aspirante a Benjamin Button, saludaba otra vez con un triple. Y Miralles, todo intimidación, volvía a dar un golpe en la mesa que ni el triple de Bellas supo responder.
El Herbalife Gran Canaria creyó, claro que creyó (62-63, m.37), pero el 2+1 de Suárez dejó claro que este era el partido del FIATC Joventut. Por momentos, el Gran Canaria Arena pareció el Olímpic y Vidal, tenía que ser él, acabó sentenciando con un mate a una mano con tanta historia como simbolismo. Él, Mallet y Savané (43 pt, 51 val entre los tres), acababan de ganar el partido. Y ahora que hablen de años. Los treinta y tantos son los nuevos 18.
De ahí al 67-74 final, saltos y más saltos en el banquillo verdinegro, que sabe lo que ha luchado por llegar ahí. Silencio en el cuerpo canario, tan dolido. Llágrimas compartidas, de alegría o tristeza, de decepción y liberación. Del público, de la plantilla. Y lágrimas tan sinceras como las de Sitapha, como pidiendo perdón. Mañana seguirá jugando en casa. Su FIATC Joventut está de enhorabuena. Gran Canaria tiene un equipo. El equipo de Savané.