Redacción, 2 jun. 2010.- El Real Madrid consiguió forzar el cuarto encuentro ante el Caja Laboral, al que se impuso por 80-67 tras un nuevo duelo intenso, igualado durante los tres primeros cuartos y decidido en un último periodo en el que el Sergio Llull se erigió como estilete en ataque.
De inicio parecía que la consigna era clara en el lado madridista: imprimir un ritmo rápido y balones a Tomic dentro. Y los números demostraron que ese era el buen camino ya que 8 de los primeros 9 puntos del Real Madrid llegaron de la mano del pívot croata.
En el bando contrario, tampoco se quedaban atrás y, a cada canasta del rival, respondían con un tiro de larga distancia que les mantenía en una lucha de alternativas que demostraba que ambos equipos habían salido a por todas.
Sin embargo, el conjunto de Messina no podía vivir únicamente del acierto de su dupla balcánica (Tomic-Velickovic y eso permitió que el Caja Laboral consiguiera un parcial de 0-7 que le dio el mando del encuentro (11-15, min.7).
Tras un tiempo muerto, el técnico transalpino comenzaba las rotaciones. Llull, Garbajosa y Lavrinovic sustituían a Prigioni, Reyes y Tomic. Y si eso aún era posible, el ritmo aumentó todavía más.
Ese continuo toma y daca cerró un primer cuarto intenso, en el que Darjus Lavrinovic se encargó de poner el empate en el marcador al borde de la bocina (21-21).
El guión se mantuvo en el segundo periodo, aunque la intensidad aflojó en ambos lados. Mientras en el equipo de Dusko Ivanovic aparecían nuevas piezas (English, Eliyahu, Herrmann y Huertas, en el Real Madrid Lavrinovic se hacía con el papel protagonista, repitiendo en parte la actuación que había llevado a Tomic a convertirse en el máximo anotador de su equipo en los primeros diez minutos.
Pero el acierto el pivote lituano volvió a ser insuficiente en las filas blancas, que veían como la máxima ventaja baskonista llegaba en el minuto 16 (28-33). Sólo fue un intento de escapada que los blancos se encargaron de neutralizar de manera muy efectiva gracias al acierto de dos ex del equipo vitoriano: canasta de Sergi Vidal y triple de Prigioni que situaba el 33-33 en el marcador a tres minutos para el descanso, al que se llegó con una mínima ventaja para los visitantes (37-38).
Como ya había sucedido en los dos partidos anteriores, los equipos se iban al descanso con muchas cosas todavía por decir y, sobre todo, mucho en juego en ambos conjuntos.
Tras la reanudación, los nervios empezaban a hacer mella y eso se notaba especialmente en el bando vitoriano que, en muy poco tiempo cometía tres faltas personales y fallaba demasiado en ataque, mientras que los blancos aprovechaban la primera oportunidad que se le presentaba para tomar la delantera en el electrónico (43-40, m.22).
Se entró entonces en un periodo de rachas. A un 0-5 del Caja Laboral, respondía el Real Madrid con un 4-0.
El partido no estaba decepcionando a nadie. Cumpliendo con todos los pronósticos, ambos equipos peleaban al máximo cada balón, sabedores de que el más mínimo error se podía pagar muy caro.
Si el Caja Laboral seguía apostando por un juego abierto y tiros alejados del aro, en el Real Madrid los hombres interiores se estaban convirtiendo en esas piezas importantes que su entrenador había pedido con tanta insistencia.
Apretando en defensa, provocando el error en el tiro de su rival y aprovechando la velocidad impuesta por Sergio Llull, el equipo blanco iba haciendo mella en un Caja Laboral que no estaba dispuesto a desaprovechar la oportunidad de acabar con la serie.
Los baskonistas contaban con la última posesión del periodo. Marcelinho Huertas apuró los segundos en demasía y obligó a Teletovic a jugarse un triple demasiado lejano. El rebote fue para Velickovic que asistía a Bullock, que sin pensárselo lanzaba sobre la bocina para conseguir tres puntos más y dejar el marcador en 58-53 al final del tercer cuarto.
Aprovechando la oportunidad
El Caja Laboral parecía haber perdido las fuerzas. Frente al empuje de un equipo que quería brindar un triunfo a su afición y prolongar la eliminatoria, los errores se sucedían en el bando vitoriano, algo que no desperdició el Real Madrid para conseguir la que era la máxima ventaja del partido tras una canasta de Felipe Reyes (60-53, min 31).
Sin embargo, eso no era suficiente, ya que la reacción no se hizo esperar y, paso a paso, casi sin ruido, los vitorianos volvían a situarse por delante tras un parcial de 0-10 en pocomás de dos minutos (60-63). No estaban pesando los errores en el tiro libre, ni la baja aportación de Splitter hasta ese momento. El Caja Laboral no se rendía y supo sacar provecho del atasco sufrido por los de Messina en ataque.
Dos triples consecutivos de Sergio Llull hacían vibrar las gradas de Vistalegre (69-63). ¡¡¡¡Llull, Llull, Llull!!! El grito era unánime, ya que el de Mahón parecía sacar ese instinto killer que tanto había reclamado su entrenador. La confianza volvía al equipo local, que se aplicaba en defensa para provocar una y otra vez la pérdida de balón y el contrataque.
Si durante 30 minutos el Real Madrid no había estado acertado en el tiro exterior, en este último periodo saldó todas las cuentas. Un nuevo lanzamiento de 6,25, esta vez de Prigioni, situaba de nuevo la ventaja en 9 puntos (72-63).
Ya estaba todo dicho; el triunfo se quedaba en casa y la final tendrá que seguir esperando a su segundo invitado (80-67). Real Madrid y Caja Laboral se verán de nuevo las caras el próximo viernes.