79-62
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Redacción, 16 May. 2009.- El Real Madrid arrolló al DKV Joventut (79-62) en el primer partido de los cuartos de final, cogiendo así carrerilla en su ambición de recuperar el cetro liguero.
Los blancos demostraron haber aprendido la lección de 2008, cuando un mal debut en cuartos dio ventaja al Unicaja y los cajistas acabaron a las primeras de cambio con la aventura madridista. Esta vez, no, debieron pensar Plaza y sus chicos, extraordinariamente metidos en el encuentro y dominando en todos los aspectos ante un rival convertido en un juguete roto durante muchos minutos.
Al DKV Joventut no le salieron las cosas (para empezar, no le entraron los triples, su principal arma ofensiva), pero le remató la peor noticia de la noche, la lesión de Ricky Rubio. Un resbalón y un mal gesto le enviaron al banquillo lleno de dolor y sin poder volver a la pista a ayudar a su equipo, herido recibiendo un terrible parcial 24-7 en los restantes minutos del segundo cuarto.
El Real Madrid firmó un segundo periodo sublime, sus mejores minutos en muchos meses, demostrando estar en plena forma y con la mirada bien fijada en el trofeo. Todo le funcionó y ningún jugador desentonó. Ni siquiera necesitó una nueva exhibición de Felipe Reyes, y fue quizá la magia de Raül López en la dirección y la calidad de Louis Bullock lo que llevó al Madrid al siguiente nivel, el de una victoria apabullante.
El Real Madrid toma pronto el mando
Los cuatro primeros puntos correspondieron al DKV Joventut, pero así de efímero fue el dominio catalán. El Real Madrid apretó en defensa, se encomendó a Bullock y aprovechó los espacios de un Reyes más exterior que en otras ocasiones y la polivalencia de un gran Winston. Con esas, abrió rápidamente brecha (18-11, m.10) ante un DKV que se estrellaba en su principal virtud, el triple: 0/7 en el primer cuarto, que concluía con una canasta de Bogdanovic (18-13).
Lesión de Ricky y efectiva velocidad del Real Madrid
Hernández-Sonseca, excelso en el rebote (ocho de los 10 primeros rechaces de su equipo), sostenía al irregular conjunto verdinegro, en el que Ricky Rubio buscaba por primera vez el aro tras 11:45 disputados. Erraba, pero lo volvía a intentar y anotaba dos tiros libres. Poco a poco, iba tomando control sobre el juego y el DKV, metiéndose en el choque (20-15). Pero entonces, sucedieron las dos cosas que cambiaron (sentenciaron) el envite: el Real Madrid decidió pisar el acelerador y Ricky Rubio se rompió.
Los de Plaza volaron al contraataque con dos rápidas acciones y se pusieron 25-15 arriba. En la segunda acción, Ricky se resbaló al intentar frenar al cohete Llull a media pista y se hizo daño, retirándose con evidentes gestos de dolor. El DKV Joventut estaba tocado y la baja de su motor en la pista le hirió de muerte. El Real Madrid empezó a divertirse, a robar balones, recoger rebotes y correr sin freno al contraataque.
Raül López ponía la magia, Llull la velocidad, los pívots la contundencia como tráilers y Bullock la calidad hecha excelencia. El resultado era, primero, un parcial 10-0 (30-15) y luego, cuando por fin atinó un triple el DKV Joventut y volvió a pensar en meterse (34-22), una letal serie 13 disparada por nueve puntos consecutivos en transiciones rápidas. El marcador ya era demoledor (47-22, m.19), sin remisión para un DKV Joventut hundido sin su buque insignia.
El Real Madrid ya no miró atrás
El partido estaba decidido y ambos equipos pensaban ya en el segundo encuentro, el lunes en el Palau Olímpic, pero con una ligera pero importante diferencia: el Real Madrid tenía la intención de divertir a sus aficionados. Así, Jeremiah Massey, Van den Spiegel, Kennedy Winston y compañía se pusieron la capa y a volar y entusiasmar. Mientras se las arreglaban para castigar el aro, la diferencia crecía y crecía hasta llegar a los 30 puntos (78-48, m.35).
Los últimos minutos fueron ya de la \'basura\', con el DKV Joventut maquillando el resultado con un parcial 1-14 y minutos para los jóvenes Nikola Mirotic y Miguel Molina, muy reclamados por el público de Vistalegre.