España derrotó a Grecia 84-77 y mantiene muy vivas sus opciones de estar en cuartos de final de los Juegos Olímpicos. En un partido donde la selección española brilló durante el segundo cuarto y supo sobrevivir en la segunda parte obtuvo, además, una valiosa renta de siete puntos que puede ser crucial para el devenir del equipo en la competición.
El equipo español completó una magnífica primera parte donde salió a relucir la libreta de Sergio Scariolo y su staff técnico bloqueando por momentos el ataque griego sabiendo mandar dobles ayudas sobre su estrella, Giannis Antetokounmpo (27 puntos y 11 rebotes), e intercalando la defensa individual con zonas que desconcertó al rival. Eso, en ocasiones, liberó triples, pero cuando el porcentaje heleno bajó, el trabajo defensivo comenzó dar su frutos y la excelencia se trasladó en ataque.
A los puntos iniciales de Santi Aldama (brillante con 19 puntos y 12 rebotes) le siguieron los triples de Sergio Llull (antológica su mandarina delante de Antetokounmpo) revitalizando el ánimo de un equipo que disfrutó de una magnífica eficacia triplista anotando siete de los 10 que intentó. El 49-35 del del marcador descanso era el reflejo de lo que se había visto en pista.
Sin embargo, todos sabían que la historia del partido no iba a terminar aquí, se tenía que sufrir y se sufrió de lo lindo con un público en contra y, sobre todo, con un Antetokounmpo imperial echándose el equipo a las espaldas hasta empatar a 71 con un mate. Pero ahí, cuando todo parecía estar predestinado al desastre, y tras la pizarra y los triples, apareció el equipo de este equipo.
Cambian las caras y los nombres, pero el carácter permanece intacto y así lo evidenciaron los jugadores para sobreponerse a todo (incluido el golpe que retiró del encuentro a Rudy Fernández) y endosar un parcial 8-0 con el que decantó la victoria final.

Nada más iniciarse el partido, se vio un cambio de sensaciones en el equipo y entró mucho más metido en defensa pese a los triples iniciales de Nick Calathes y Georgios Papagiannis. El equipo tenía bien aprendida la lección y la primera era mandar un dos contra uno sobre la marca de Antetokounmpo.
Eso, lógicamente permitió tiros librados de Grecia que le puso rápidamente por delante, pero lo malo del inicio fue la rápida segunda falta de Willy Hernangómez. Sin él, Santi Aldama tuvo que multiplicarse para anotar 10 de los 12 primeros puntos del partido (12-17).
El segundo triple de Calathes encendió la primera señal de alarma, en tanto en cuanto, ver anotar a Grecia con fluidez contrastaba con los graves problemas España empezaba a tener para sumar con regularidad. Con la zona griega cerrada, tuvo que entrar en el partido Sergio Llull para anotar ocho puntos casi consecutivos y revitalizar el ánimo de un equipo español que cerraba el cuarto sólo un punto abajo (21-22).
Era el momento de Llull (13 puntos y siete asistencias) y su tercer triple puso dos arriba a España en el inicio de un segundo cuarto que fue una delicia para los españoles (28-13 fue su parcial). El control del partido había cambiado y, durante varios minutos, el choque fue un duelo de pistoleros donde la fortuna siguió sonriendo a la selección española.
Ésta, mediante cuatro puntos seguidos de Jaime Pradilla y los triples de Álex Abrines y Darío Brizuela, logró un parcial 10-0 para alcanzar una máxima diferencia de 14 puntos a un minuto del descanso (46-32).

La canasta inicial de Willy (11 puntos y siete rebotes) en el inicio de tercer cuarto dio una máxima diferencia de 16 puntos, pero pronto se vio que no iba a ser un tiempo para tantas alegrías como el previo. Grecia, como era de esperar, subió el tono defensivo y los fuegos artificiales se acabaron.
Dos triples de Grecia y un mate de Antetokounmpo provocaron un parcial 8-0 que rápidamente Scariolo quiso cortar con un tiempo muerto. Para cambiar la pequeña dinámica abierta, el equipo español planteó defensas cambiantes pasando de zona a individual según convenía (llegó a terminar con una caja y uno sobre Antetokounmpo) y eso restauró el orden por un instante si bien un triple final de Vasilis Toliopoulos (14 puntos) provocó que Grecia cerrase el cuarto llamando a las puertas de la remontada (62-56).
Nuevamente, el partido viraba anímicamente y cinco puntos iniciales de Antetokounmpo dejaron la renta española en la mínima expresión. El equipo griego apretaba en el marcador y la afición contaba con el público del pabellón para añadir presión al partido. Como en los viejos tiempos, todo estaba en contra.
Recuerdos que a buen seguro vinieron a la mente a un Rudy Fernández que enchufó dos triples para sostener el equipo a falta de cinco minutos y medio para el final cuando un golpe le tuvo que sacar del partido.
Definitivamente, el pabellón entró en ebullición cuando un nuevo mate de Antetokounmpo empató el encuentro a 71. Todo parecía ir destinado a la remontada, pero Grecia cometió el pecado, o más bien España no se lo permitió, de no ponerse por delante en el marcador dejando con vida a una selección española que, sin fuerzas y sin oxígeno ,tiró de corazón para encadenar un parcial 8-0 culminado por un mate rabioso de Santi Aldama. Era su rabia, la del equipo y la de todo un país (79-71.
España había derribado el último muro para alcanzar su feliz destino y, además, lo hacía con siete puntos de ventaja lo cual, dado las apreturas que sintió minutos antes, suena a gloria pensando en el enrevesado sistema de competición donde pasan los dos primeros equipos y los dos mejores terceros.