Redacción, 13 Ene. 2017.- Por encima de lo que podía esperarse en un principio el rendimiento de Michal Ignerski en España. Solo los muy puestos en baloncesto europeo le conocían cuando, procedente de una liga más bien humilde como la portuguesa, este polivalente polaco de 2,07 desembarcó en 2006 en Sevilla. Tres años estuvo en la capital andaluza y un cuarto más en San Sebastián ofreciendo un baloncesto de quilates, aunque no consiguió la unanimidad. Gustaba mucho su muñeca de seda, pero a veces se le reprochó su poca actitud defensiva, frialdad y 'desapariciones' a lo largo de los encuentros.
A Ignerski seguro que le ayudó mucho en su formación su paso por Estados Unidos, primero en un par de 'junior colleges' y después por la universidad de Mississippi State. Cuando regresó a su país, al Slask Wroclaw, ganó dos Copas y era un jugador más hecho, pero no terminaba de llamar la atención de los grandes mercados. Su aventura lusa fue fugaz, pero significativa de que no era considerado en su justa medida.
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