Redacción, 12 Ene. 2017.- Aquí hemos traído en otras ocasiones a jugadores que se iniciaron en el baloncesto muy tarde, con 14 o 15 años, pero seguramente la palma se la lleva Lucho Fernández, cuyo primer contacto con la pelota naranja no se produjo hasta los 17 años, nada más y nada menos. "Es que antes jugaba al fútbol, como todos mis amigos. Recuerdo haber ido a los partidos del OAR aquí en mi ciudad, Ferrol, pero no me había dado por ello", cuenta. Tanto fue así que se incorporó a las competiciones con el Santa Marina en el segundo año de junior. Después pasó al San Rosendo y encontró a una persona fundamental para él: Miguel Maseda. "Fue él quien me enseñó el basket", comenta.
A Fernández le empezaron a llamar entonces "Lucho" para distinguirle de otro Luis del equipo y con eso se quedó. "Nunca sabes lo que puede pasar. Tenía que trabajar el doble todos los veranos para ir mejorando, pasando las cosas por las que han pasado otros jugadores por alevines o cadetes, pero estoy contento. Tuve la suerte de que enseguida pude empezar a ser profesional y a jugar con gente a la que poco antes había visto jugar en A Malata. Quizás si hubiese empezado antes me hubiese cansado antes", cuenta.
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