Crónica

Abrines y Hezonja piden paso (85-80)

El FC Barcelona es el primer semifinalista al batir por 85-80 a un Valencia Basket que se resistió hasta el final. Los triples de Abrines y el acierto de Doellman y Tomic, claves para el triunfo blaugrana

Intensa lucha por el rebote en los tableros (ACB Photo)
© Intensa lucha por el rebote en los tableros (ACB Photo)
  




Hezonja se presenta

El viaje, los últimos entrenamientos, las declaraciones, ¡las dichosas declaraciones! Un precedente por aquí, un dato por allá. Si las previas son tediosas, si las previas se hacen largas, cuando llega la Copa la espera se hace aún más eterna. Para ellos, para nosotros. Para ti. Cuando el balón vuela, cuando la Copa está en juego, todo vuelve a cobrar sentido.

FC Barcelona y Valencia Basket abrían juego con un animado intercambio de golpes, de esos tan vistosos como odiados por el que grita y grita “defensa” desde la banda. Sato y Aguilar empezaban fuertes (5-8, m.4) pero Doellman iba a demostrar muy pronto que a él eso de melancolía le suena a telenovela venezolana. Tres canastas casi seguidas de la antigua estrella taronja igualaban el encuentro (13-13, m.7) justo cuando se escuchó en el Gran Canaria ese runrún sinónimo de que Navarro acababa de entrar en pista.

Sin embargo, el que iba a cambiar la dinámica había entrado al mismo tiempo sin hacer ruido. Ya lo haría en pista. El primer grito, tras el primer balón. Tras el primer tiro, tras el primer triple. Golpe en la mesa. A continuación, saltó desde Croacia para intentar un mate de concurso, rectificando en el aire para anotar. Dubljevic daba réplica con dos triples consecutivos pero la última pelota del cuarto era de Mario.

Esa sensación de la estrella capaz de todo. Ese halo indefinible, que te haría apostar mil veces solo con verle la cara que sí, que esa la va a clavar. 5,8 para el final. Bote a cámara lenta, uno por segundo. Cinco, “el balón es mío”. Cuatro, “me la juego yo”. Tres, “no importa, queda mucho”. Dos, “no importa, soy Hezonja”. Uno, “ahora voy”. Cero, “te lo dije”. (25-21). 8 metros, tantos como puntos suyos en menos de 4 minutos. Rodillas arqueadas, brazo erguido. Desequilibrado, sobre la bocina. La Copa acababa de conocerle.


El Barça intenta escaparse

Las últimas 7 veces que el Barça jugó unos cuartos de Copa venció. Las últimas 4 veces que el Valencia Basket arrancó una Copa lo hizo con victoria. Once de once. Por eso, poco extrañó que el primer intento serio blaugrana de romper el partido, tras puntos de Abrines y Tomic (30-23, m.11), el equipo de Duran reaccionara.

“Debemos comernos al Barça en ganas, tenemos que tener más hambre que ellos”, decía Duran en la previa, refiriéndose al empacho de títulos barcelonista en los últimos tiempos. Los suyos se quedaron con el mensaje. Un triple de Van Rossom encendía la mecha, que avivaba Harandogy con 5 puntos seguidos para nivelar el choque (32-31, m.14).

Sonaba “Take me out” en el tiempo muerto y parecía que Franz Ferdinand la escribió con la Copa de fondo, donde solo había hueco para uno en semis. ” I know I won't be leaving here with you” (”Sé que no saldré de aquí contigo”). Tomic debió escuchar la letra, imparable en la zona, sin grandes estridencias mas forzando faltas y sumando por todas partes, incluso a punto de lesionarse tras anotar (37-31, m.17).

El partido, más errático en ataque, más serio en defensa, siguió por esos derroteros hasta el descanso, con canasta de Aguilar sobre la bocina para el 44-38 al descanso. Partido vivo.

El Valencia Basket hace la goma

¡Y tan vivo! Cuando Sato anotaba el triple nada más empezar el cuarto quedaba ya muy lejano el momento de gloria de Hezonja o la solidez interior de Tomic. 44-41 y partido nuevo. O eso pareció durante unos instantes, hasta que, tras triple de Satoransky, Doellman tomó su fusil para anotar 5 puntos consecutivos para poner la máxima en un solo minuto: 52-43.

Más tarde, Oleson encestaba desde el 6,75 y le daba una palmada a Van Rossom mientras bajaba a defender, como diciéndole “ey, me has defendido bien, no podías puntear mejor mi tiro pero es que de estos he marcado mil en mi carrera”. El Valencia Basket respondía a duras penas. Loncar sudando cada enceste, Aguilar despierto en ataque y poco más. Para colmo, aparecía Abrines desde el banquillo con otros 5 puntos que dejaban al Barça en una posición muy cómoda a un minuto de terminar el tercer cuarto: 62-53 (m.29).

El encuentro parecía poder romperse en cualquier momento pero el Valencia Basket, muy lejos de la imagen en el último partido de Copa entre ambos, se agarró a sus opciones como el ciclista que sabe que va sin fuerzas en el Mortirolo pero que en algún momento podrá conectar antes de llegar a Aprica. Dubljevic se puso a tirar del grupo y el Valencia Basket, tras tanto hacer la goma, pareció conectar por fin.

La sentencia de Abrines

Primero fueron un par de canastas de Nedovic y Aguilar al final del tercer cuarto. Luego el propio montenegrino con otro acierto en ataque nada más arrancar el último periodo. Un 0-6 en un minuto, un choque reñido otra vez (62-59, m.31) y una afición taronja que se hizo oír más que nunca, contagiando a buena parte del Gran Canaria Arena.

Cuando más rugía el pabellón canario, cuando más la cancha parecía volverse en contra de los intereses barcelonistas, surgió con más fuerza que nunca la figura de Abrines. Se pone nervioso el chico. Primero fue un triple para silenciar tanto ruido. En la siguiente jugada, otro triple en carrera (4/4) para cambiar los pitos de un minuto antes por un “MVP” casi unánime. Navarro, a continuación, ponía la máxima (70-59, m.32) y el Barça por un momento se vio en semifinales.

El choque guardaba otro gran momento para Hezonja. Pero no lo hubiera tenido si el Valencia Basket no hubiera tenido tanta fe, pues entonces no se hubiera necesitado al croata para la sentencia. Martínez y Van Rossom acercaron al cuadro valenciano a tan solo 5 puntos (74-69, m.36) con dos canastas de 2 que bien pudieron ser triples. Los dos puntos que volaron por pisar la línea a esas alturas eran todo un mundo y más con un Hezonja delante que primero robó y pasó de forma acrobática a Tomic y luego volvió a poner a su equipo 9 arriba (78-69).

¿Partido liquidado? Que no, que no, que el Valencia no se rendía. Dos aciertos desde el 6,75 de Van Rossom y el guerrero Dubljevic y una pérdida infantil del cuadro catalán propiciaron un final impensable (85-81, m.39), con el Valencia Basket tirando hasta en dos ocasiones en el último minuto para ponerse a uno. No acertaron y el partido agonizó hasta el 85-80 final.