Redacción, 10 Sep. 2014.- Aprovechando la oportunidad que brinda la celebración de la Copa del Mundo, la leyenda del baloncesto Oscar Schmidt acompañó a la selección brasileña durante su estancia en Madrid.
Después de su larga enfermedad, el mítico jugador de los años ochenta y noventa reconoció sobre su salud que está "bien", mostrándonos con gestos la mejoría física. En el recuerdo quedan los momentos duros que vivió en el pasado superando un tumor cerebral en 2013. Una dura experiencia (la segunda en su vida tras pasar por el quirófano en 2011 por culpa de un tumor benigno en el cerebro) de la que ya se encuentra totalmente recuperado. Pasada la enfermedad, el alero brasileño hoy puede volver a sonreír y agradece el apoyo que sintió de todas partes del planeta durante su convalecencia. Todo el mundo mostró un enorme cariño, como si me fuera a morir la semana que viene, y eso es también muy bonito, comenta sonriendo. Entre los muchos afectos que recibió estuvo los del Papa al que pudo conocer en 2013.
Ahora, durante sus días en España, está recibiendo el cariño de la gente que le para mientras pasea y no duda en hacerse una fotografía. Su legado es enorme, pero también es grande el recuerdo que el jugador mantiene de sus años en Valladolid. Fueron dos años lindos, aprendí español y supuso la conclusión a mi carrera en Europa, recuerda un Oscar Schmidt que también festejó el récord de triples que estableció la pasada temporada Jacob Pullen.
El base del FC Barcelona logró 12 triples (12/15) el pasado ocho de marzo. Lo hizo justamente 10 años después de que el jugador brasileño, entonces en el CB Valladolid, anotara 11 triples (11/19) frente al CB Murcia. Lejos de sentir tristeza por perder la marca histórica, Oscar señala que los récord están para ser batidos y reconoce que yo no tenía esperanza que durase tanto.
Ya sin su marca en el libro de records, lo que no se pierde es el recuerdo de su juego y por mucho tiempo que pase éste nunca quedará en el olvido del aficionado al baloncesto. Mano Santa fue una leyenda de los años 80 y 90, un jugador de los que marcan época y difícilmente vuelven a salir. Como él mismo reconoce desde la honestidad y la modestia propia de los más grandes, todo lo que consiguió como jugador lo hizo sin más arte ni misterio que entrenando duro cada día. Yo he sido lo que he sido por lo que entrenaba. No hay ningún jugador del planeta que haya entrenado más que yo, sólo por eso yo tenía que jugar mejor.
Y por ello, años después de su retirada, sigue recogiendo premios y reconocimientos como fue su reciente ingreso en el Hall of Fame. Sin duda, uno de los momentos más emotivos de su vida. Esto ha sido lo más grande de mi carrera. Sueñas con esto y la mayor parte de los jugadores no lo logran. Tuve la suerte que me ocurriera a mí y estoy muy feliz por ello, asegura.
Ahora, ya alejado de las pistas y llevando una vida más relajada, Oscar Schmidt trata de disfrutar de los pequeños regalos de la vida. Uno de ellos puede ser volver a ver a su Brasil en los más alto de una competición. Pese a la temprana eliminación, el brasileño reconoce que tiene un margen de mejora suficiente para poder equiparar e incluso superar a la generación que él lideró en los 80. Creo que sí, creo que más. Ellos ahora tienen la posibilidad de pelear por la medalla olímpica" señala Oscar en referencia a los próximos Juegos Olímpicos de 2016, precisamente a celebrar en Río de Janeiro. Ese será el próximo reto de Brasil; el próximo sueño de Óscar Schmidt, la leyenda del baloncesto.