Redacción, 10 May. 2014 (EFE).- La Bruixa d'Or Manresa visita mañana el Bilbao Basket (12.15 horas) con el descenso en la mochila, después de la derrota el pasado jueves contra el Herbalife Gran Canaria y con el único propósito de mejorar la imagen ofrecida en las últimas semanas.
Tras caer en casa de forma contundente (65-95) ante el conjunto canario, el único reto que les queda a los catalanes es recomponerse y aprovechar los tres últimos partidos para maquillar la nefasta imagen dada durante la segunda vuelta, en la que solo han ganado un partido.
El entrenador del Manresa, Pere Romero, insiste, pese a todo, que el equipo no puede bajar los brazos, y que él se encargará de ello: "Me apasionaré. Cada partido tiene toda la importancia, es una parte de mi vida e intentaré traspasar eso al equipo, como si fuera una final".
El partido, en cualquier caso, carece de trascendencia en sí mismo, pues los vascos tampoco se juegan nada, ya que no tienen ninguna posibilidad de clasificarse para las eliminatorias al título.
Romero, que llegó a Manresa procedente precisamente de Bilbao, donde ejercía de técnico asistente, ha recordado también que detrás hay una afición y un club que les paga.
"Somos profesionales desde el primer día hasta el último y ser profesional no es cobrar, es querer este deporte y tener pasión", ha subrayado.
Una victoria en Bilbao supondría una pequeña alegría para la afición, además de la primera victoria del Manresa en la pista vasca.
Para jugar mañana en Miribilla, Romero tiene la duda de Álex Hernández, quien se lesionó el tobillo el pasado jueves y está pendiente del resultado de unas pruebas médicas para saber si podrá jugar.
El que seguro no estará es Darryl Monroe. El norteamericano ha desertado esta semana de la disciplina manresana. No ha entrenado ni tampoco se presentó a jugar contra el Herbalife.
El club no ha anunciado aún que medidas disciplinarias tomará, pero Pere Romero ya ha asegurado que, mientras el sea el entrenador, Monroe no volverá a jugar con La Bruixa d'Or.
El Bilbao Basket recibe mañana en el Bilbao Arena de Miribilla a La Bruixa d'Or (12.15 horas) ya matemáticamente salvado y con ganas de terminar la que ha sido la peor temporada de su historia en lo institucional, con un riesgo de desaparecer que no se ha disipado aún del todo.
Una vez que el nuevo equipo rector encabezado por el de nuevo presidente Xabier Jon Davalillo se ha hecho con las riendas del club y que la derrota de, precisamente, La Bruixa d'Or en la última jornada frente al Herbalife Gran Canaria le certificase la permanencia en la Liga Endesa, el Bilbao Basket quiere regenerarse y acabar de la mejor manera este curso para centrarse en un futuro cercano todavía incierto.
Los 'hombres de negro', no obstante, quieren aprovechar el asequible calendario que les espera para sumar el mayor número de triunfos posibles en las tres últimas jornadas. Empezando por el choque de mañana ante un Manresa ya descendido y en caída libre, a pesar de la llegada a su dirección técnica hace unas semanas de Pere Romero, ex entrenador ayudante en el equipo bilbaíno.
Aunque al entrenador del equipo bilbaíno, Rafa Pueyo, le complican un tanto las cosas los problemas físicos de Alex Mumbrú y Raúl López, dos jugadores claves cuyas bajas, de confirmarse, mermarían aún más la ya debilitada plantilla vasca.
Mumbrú no pudo finalizar el entrenamiento del viernes a causa de un golpe en una rodilla y Raúl sigue con los dolores que ya le impidieron jugar el pasado miércoles frente al Joventut.
De todos modos, a nada que algunos de los dos jugadores catalanes puedan salir a ayudar a sus compañeros, el Bilbao Basket parece claramente favorito a un triunfo que en la primera vuelta en Manresa fue por paliza para los de negro (66-88) en una mañana dominical especialmente acertada de los propios Raúl y Mumbrú. Y también de Germán Gabriel, baluarte de su equipos en las últimas semanas.