Maravich nació siendo jugador allá en 1948, en Alquippa, Pennsylvania. Su padre, Press Maravich, llevaba el baloncesto en las venas. De pequeño, Press solía jugar en la calle con los demás inmigrantes de origen serbio que se establecieron en su barrio, usando cualquier caja como aro y enrollando papeles alrededor de una lata a modo de balón.
Su contacto con aros verdaderos no se produjo hasta que el cura local, el Padre Anderson, colocó dos canastas en unos terrenos pertenecientes a su iglesia. Jugarían todo el tiempo que quisiera siempre que fuesen a misa y a lecciones religiosas los domingos. Press Maravich, el padre, llegaría a ser un buen jugador siendo profesional en los Detroit Eagles, pero tras 80 partidos se desencadenó la Segunda Guerra Mundial, lo que dio al traste con su prometedora carrera. Pese a todo, llegó a jugar 52 partidos en la BAA, predecesora de la NBA, con los Pittsburgh Ironmen. Posteriormente, sería un entrenador reputado y, ante todo, el principal causante de que 'Pistol' llevase el basket en las venas.
La influencia paterna
Pete ya jugaba con una bola de caucho de pequeño. Su primer balón lo tuvo a los tres años, y su padre colocó una canasta en su patio trasero. El pequeño no prestó mucho atención hasta que un día vio a su padre tirando. Él lo intentó y falló, lo cual le enfadó muchísimo. Ahí empezaría la verdadera obsesión de Pete por el basket, una circunstancia a la que se uniría años después a un accidente jugando al béisbol en el que recibió un bolazo en toda la cara que le apartó de ese deporte para siempre. Desde entonces en adelante, sólo habría baloncesto.
Ya con nueve años, Pete solía ir a ver a su padre jugar. Press Maravich solía intentar todo tipo de jugadas espectaculares: pases por detrás de la espalda, sin mirar o tirándola al tablero. Mientras tanto, desafiaba a Pete en su patio trasero jugando al H-O-R-S-E. Era un chico pequeño y obsesionado con su baja estatura. Cuentan que su padre le dijo que si se colgaba del marco de la puerta 10 minutos cada día, le ayudaría a crecer, y el chico lo hizo todas las noches sin faltar una. Curiosamente su estirón coincidió con esta época, aunque sería muy aventurado establecer una relación directa entre una cosa y la otra.
Llegó la hora de enseñar fundamentos, la parte más aburrida para un niño que aprende, así que Press trató de inventar juegos nunca vistos. Estos juegos y la obsesión perfeccionista del pequeño de los Maravich hicieron que Pete desarrollara un manejo de balón nunca visto hasta la época. Empezaban girando el balón en su dedo, cambiando de un dedo a otro con el tiempo, hasta llegar a un punto en que podría estar el tiempo que quisiese girando el balón. Una vez, de adolescente, estuvo hasta 50 minutos hasta que le empezaron a sangrar los dedos. El truco más espectacular, obra de numerosas repeticiones, era girar el balón en un dedo, soltarlo hacia arriba por detrás de la espalda para luego volverlo a coger con un dedo'. sin que dejase de girar.
Otros ejercicios autodidactas eran pura imaginación: por ejemplo, separar las piernas, coger el balón con las dos manos, tirarlo en ángulo de 45 grados hacia atrás lo más fuerte posible y cogerlo detrás de su espalda, repitiendo la jugada hacia delante y atrás. Otro era arrodillarse, tirar el balón hacia arriba y nada más tocar el suelo, botarlo lo más bajo posible a toda velocidad. O bien, el llamado Bullet Ricochet, tirar el balón contra el suelo lo más fuerte posible e intentar recogerlo con una o dos manos por la espalda cuando cayese. 'No creo que haya que insistir en lo mucho que duele esto si te das en la entrepierna', llegó a decir Pete. 'Conocí a un chaval que intentó el Bullet Ricochet y acabó en el hospital'.
Tras dos años de asistente en Davis & Einiks, Press Maravich aceptó ser entrenador jefe en Clemson. Pete solía retar a concursos de tiro a los jugadores que entrenaba su padre, a pesar de que tenía que hacer un esfuerzo extra (40 kilos, 1.55 de estatura con 11 años) para cualquier tiro exterior. Pero les ganaba habitualmente, y así se sacaba un sobresueldo para ir al cine, donde siempre se sentaba al lado del pasillo' porque se llevaba el balón y jugueteaba con él mientras veía la película, lo cual de una idea de la obsesión del chico por nuestro deporte.
La leyenda de 'Pistol' se inicia en High School
Su primer partido oficial fue en octavo curso, en el High School de Daniels, ante tan sólo 88 espectadores. Sus compañeros, todos bastante mayores que él, le habían negado el balón en todo momento y Pete volvió a casa llorando. En su siguiente partido, sólo pilló el balón una vez porque no había nadie más libre. Consiguió hacer un tiro con una sola mano y prácticamente de cadera' para ganar el partido en los segundos finales. En aquella época, sacaba el tiro siempre de la cadera, por la falta de fuerzas de un chaval de su edad. Alguien dijo que era como si sacase una pistola y de ahí, para la eternidad, surgiría el sobrenombre de 'Pistol'. Aún así, su primer año fue duro, por la diferencia de altura, constitución y por el trato mezquino de sus compañeros. La presión le pudo hasta el punto de, una noche, saltar por la ventana y dormir perdido en el bosque. Eso sí, con su balón.
Una vez ya con la edad reglamentaria para jugar en High School y tras un estirón y miles de tiros hechos, Pete siguió su progresión. En un partido hizo 35 puntos, mientras durante la temporada perfeccionó su habilidad para el pase, intentando que cada pase fuese algo nunca visto. Especialmente memorable fue un pase en contraataque por detrás de la espalda y entre las piernas de un defensor. Ya como sophomore, sus compañeros le dieron el liderazgo de su equipo, metiendo 21 puntos por partido. Sin embargo, Press Maravich aceptó un cargo como asistente en North Caroline St y Pete, ya un jugador reconocido y admirado, cambiaría de instituto para estar más cerca de su padre, recalando en Needham-Broughton High. Había crecido espectacularmente hasta 1.88. Pese a jugar con 4 seniors, Maravich ya era el líder de su equipo.
Su temporada junior fue buena, con 20 puntos de promedio, jugándose todos los balones importantes. Debido a su delgada complexión, fue objeto de todo tipo de faltas duras, lo cual le llevó a la línea de tiros libres con frecuencia y le hizo convertirse en un 'buen actor' baloncestístico. Tuvo momentos duros, pero supo sobreponerse, como aquella vez ante Wilmington que llevaba 0/19 en tiro en un partido en la prórroga. En una demostración de personalidad, metió un tiro en el último segundo para forzar la segunda prórroga y las dos canastas decisivas que ganaron el partido. Aquel año no ganaron el título estatal, pero pasaron de ganar 8 partidos a ganar 19.
Ese verano, como todos los veranos, padre e hijo asistían a campamentos baloncestísticos de verano, donde Pete ganó un H-O-R-S-E, a base de ganchos y tiros por detrás de la espalda , a Len Chappell, entonces jornalero NBA, además de jugar con el All-Star Hal Greer y darse cuenta que estaba a su nivel. También iba a veces a los entrenamientos de su padre en North Caroline St., donde, siendo 5 años menor que sus adversarios, los retaba a todo tipo de juegos con una competitividad máxima.
Basket y solo basket
Durante estos años la existencia de Pete se limita a baloncesto y más baloncesto, llevando una vida al margen de todo lo demás, aún sin adoptar su look NBA de pelo largo y calcetines excesivamente gruesos. Para cuando empezó su año senior en High School, entrenaba mañana, tarde y noches, éstas en solitario.
Muchos equipos trataban de intimidarlo físicamente, no dudando en meter jugadores de football en el equipo para jugar contra él. Pese a jugar con esguinces y todo tipo de golpes, nada podía contra él, ya que con 1,88 era un base alto para su edad y posteaba a todos sus rivales, sin olvidar su extraordinario tiro exterior y su capacidad de pase, mejorada año a año. Sus promedios se dispararon hasta 32 puntos por partido, llegando a 47 puntos ante Enloe, el equipo que en la primera vuelta les había ganado de un punto en los últimos segundos. Era un gran competidor y Pete tenía esa fecha marcada en el calendario desde entonces. Los scouts de NCAA venían habitualmente a ver al fenómeno de Broughton, que bajo su liderazgo llegaría a Playoff.
En primera ronda, ganaron a Wilmington pero 'Pistol' se lesionó un pie en el primer tiempo. Pese a todo, el equipo ganó y pasó a la siguiente fase, donde esperaba Fayetteville. Era un equipo duro, que había ganado dos veces a Broughton en liga regular. Maravich estaba lesionado, pero jugó contra las indicaciones del médico de su equipo. No se sabe a ciencia cierta, ya que es una leyenda urbana, si Pete jugó con una protección en el pie, o con un zapato cinco tallas más grande, o bien simplemente sin zapato. No podía prácticamente correr, ni rebotear. Nuestro hombre tuvo una actuación memorable, tirando de su excepcional manejo de balón para suplir sus carencias físicas, y llegando a los 45 puntos. Perdieron el partido, pero fue la primera gran actuación de Pete.
Tras la temporada, corrió el rumor de que padre e hijo serían entrenador y jugador, dicen que la peor combinación posible, si no fuese por el amor al baloncesto de ambos. Solían discutir durante los años a menudo, poniendo en duda su éxito conjunto. Desafiando toda especulación por parte de los medios, y en parte motivado por las malas notas de Pete, Press lo mandó a una prep school durante un año, la Edwards Military Academy en Salemburg, North Caroline. Pete ya medía 1,94.
Allí Maravich adquirió la madurez que necesitaba, además de pasar de 30 puntos prácticamente todas las noches, incluso llegando a meter 50.Dos victorias fueron contra el equipo freshman de NC State, dirigido por su padre. 'Pistol' anotó 26 y 33 puntos, riéndose de sus rivales con pases imposibles en el segundo partido (91-57).
Press Maravich ya había decidido que su destino como entrenador estaría ligado al de su hijo. Los dos acabarían en la universidad de Louisana State, reescribiendo juntos la historia del baloncesto NCAA. Nunca nadie, antes o después, tuvo tanto impacto a nivel individual. Pronto lo veremos.
Javier Gancedo
ACB.COM