Crónica

Sergio Rodríguez dinamita el partido de los récords (100-61)

El Real Madrid ha abierto la temporada con una exhibición: 100-61 contra el Bilbao Basket en un partido lleno de récords: de triples con 19, de asistencias con 12 de Sergio Rodríguez y mucho más

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Redacción, 4 Oct. 2013.- "En la pasada temporada disfrutamos y nos divertimos mucho. Tenemos que tratar de, con el trabajo, conseguir eso otra vez". Las palabras de Sergio Rodríguez en la previa de la Supercopa Endesa no pudieron ser más premonitorias. De su mano, el Real Madrid alcanzó un nivel impropio de un estreno de temporada, convirtiéndose en un vendaval que arrasó al Bilbao Basket desde que el base entró en escena.

Y eso que el conjunto vasco empezó fuerte, guiado por un motivado Mumbrú (5-10, m.3). Carroll, con 2 triples seguidos, le dio la primera ventaja al Real Madrid (15-12, m.7) y Mirotic, sobre la bocina, dejó a su equipo por delante en el marcador al final del primer periodo: 25-24. Nunca volvería a perder la iniciativa. Y fue gracias a un Sergio Rodríguez escandaloso.

20 de los 22 siguientes puntos del Real Madrid salieron de su mano. El conjunto blanco, con un 11-0, rompió el partido y, a base de triples, igualaron la máxima anotación al descanso en una Supercopa Endesa (53-35). Con Mirotic y Llull en estado de gracia, los de Laso mantuvieron el nivel en el tercer cuarto (71-53) para acabar de culminar su exhibición con un 20-0 de inicio en el último cuarto. Todos y cada uno de esos puntos volvieron a salir de la mano del base canario, que abandonó el partido ovacionado y sonrió, una vez más, con el definitivo 100-61. Otro día más, se había divertido en la pista.



Mumbrú contiene al Real Madrid

Dichosos los roles que lo cambian todo. Él, que tan referente fue y es en su equipo. El mismo que solo anotó 3 puntos de media en Eslovenia, asumiendo un papel mucho más modesto en la Selección Española. Con hambre tras varias semanas lejos de los focos y del protagonismo, Mumbrú salió dispuesto a darle varios mordiscos al partido.

Un 2+1 para inaugurar el luminoso, un par de tiros libres y un triple para igualar, en solo 3 minutos (5-10), los mismos 8 puntos que anotó como tope en el Eurobasket contra Finlandia. El choque, frío en su inicio, se convirtió sin pedir permiso en una sucesión de aciertos en ataque. Pocas defensas, muchos despistes, pero porcentajes brillantes de ambos.

Kavaliuskas hacía daño en la pintura con canastas a aro pasado pero el Real Madrid, lejos de apretar las tuercas en defensa, prefirió centrarse en aquello de anotar más que el oponente como camino hacia el éxito. Y, con esa receta, no hay mejor ingrediente que un Carroll que llegó a la Supercopa Endesa como máximo anotador de pretemporada (20,4 puntos por partido) y que se presentó en el partido con un par de triples explosivos tras salir de bloqueo para darle a su equipo la primera ventaja en todo el choque (15-12, m.7) tras un 10-2 de parcial.

Pilipic abría una fase llena de alternativas en el luminoso. Uno arriba, uno abajo. Uno abajo, uno arriba. Roger Grimau, de base, encadenaba 4 puntos seguidos. Carroll empataba con su tercer triple y el baile en la zona final de Gabriel encontró réplica en Sergio Rodríguez. El canario, con su gran jugada final, con asistencia para el triple sobre la bocina de Mirotic (25-24), anunciaba lo que estaba por venir. Y era grande. Muy grande.

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La primera obra de arte del Chacho

El Eurobasket quedaba demasiado cerca. En un partido marcado por la presencia de internacionales en la máxima cita continental, un total de 9, era imposible no recordar, cuando Sergio Rodríguez tomó el partido en sus manos para abusar de él, para cambiarlo para siempre, algunos momentos vividos frente a Italia o Serbia. Como entonces, fue en el segundo cuarto. Como entonces, desprendió magia, grandeza, superioridad, confianza, talento y un don para hacer tan increíblemente sencillo y accesible lo más fácil que cualquiera que le viera pensaría en comprarse unas botas y una equipación al día siguiente para emularle. “Mamá, quiero ser base”. “Mamá, quiero ser Chacho”. Pero Chacho solo hay uno. Y el Bilbao Basket lo sufrió en sus carnes en unos minutos de encantadora locura.

Dos puntos para abrir la lata. Un regalo a Rudy Fernández, un semi alley-oop para Slaughter. Un robo. Cuando Slaughter, por fin sin su ayuda, se colgaba, el partido ya era otro: 33-24 (m.22). Gabriel, con un 2+1, acababa con la sequía de su equipo tras más de 3 minutos sin anotar en este cuarto y un 11-0 en contra. Solo ganó algo de tiempo, ya que el despegue madridista no tardó en llegar, siempre de la mano del dueño del partido.

Penetrar y doblar. Penetrar y cortar. Penetrar e inventar. Como si todos supieran lo que iba a hacer y nadie fuese capaz de pararlo. Como si sus asistencias fuesen a cámara lentas, con estéticas tomas en forma de boucle. A todos sus compañeros les regalaba tiros abiertos. Pero había que meterlos, claro. Carroll y Rudy Fernández, por partida doble, terminaban su trabajo. A su vez, el partido terminaba con ellos. Más, cuando el propio Sergio culminó su obra de arte en el 2º cuarto con otra canasta para poner el +15: 44-29 (m.16). En menos de 7 minutos, 20 de los 22 puntos del Real Madrid habían salido de sus manos (16 regalados, 4 anotados), con 8 asistencias que habían hecho saltar el partido por los aires.

Raül López intentaba aportar velocidad al Bilbao Basket, roto en defensa, pero los puntos finales de Mirotic y Llull estiraron la diferencia al descanso hasta los 18 (53-35), igualando la mejor anotación en una primera mitad en la historia de la Supercopa Endesa. Y porque Felipe falló un tiro libre al final. No les importaba. Tendrían la oportunidad de lograr más récords.

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Contra la emoción, triples

“El ‘Sergito’ bien, ¿no?”, decía su padre orgulloso al descanso. Tras una primera mitad en la que el Real Madrid había alcanzado los 10 triples y los 63 de valoración, cerrar el partido pronto parecía una prioridad para centrarse en lo mejor que puede centrarse uno en el primer partido oficial de un nuevo curso: ganar confianza. Y nada mejor que con récords.

Los aciertos ofensivos de Mumbrú y Carmichael fueron la única respuesta de los hombres de negro en el tercer caurto (55-39, m.22), justo antes de que Mirotic apareciese con otro par de lanzamientos lejanos para acabar con la poca emoción que le pudiera quedar al choque: 61-39.

A continuación fue Llull el que retomó el testigo. Otro par de aciertos desde el 6,75 y 8 puntos casi seguidos para mantener siempre por encima de la veintena a su rival en el luminoso, con un 73-51 al término del cuarto que no hacía imaginar la última dosis de Chachoína que le faltaba al partido.

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El segundo show, la locura de los récords

Bota Rodríguez, Carroll sale del bloqueo, la pide con la mirada, recibe el balón, se da la vuelta, salta, tira y anota. El Real Madrid acababa de batir el récord de triples histórico en el torneo. A la jugada siguiente, Sergio Rodríguez era el que se lucía para superar el tope histórico de asistencias en este torneo. Y, para celebrarlo, una fiesta en la que invitó a todos sus compañeros.

Y es que el baloncesto, el deporte, es algo tan sencillo como que divirtiéndose, salen mejor las cosas. Rodríguez pedía el mismo nivel de disfrute que la pasada temporada y en el día 1 y el minuto 1, pasaba de la teoría a la práctica. Fue una exhibición. Fue escandalosa. Como en el segundo cuarto, el canario volvía a entrar en el partido para ponerlo a sus pies. Jugada personal, paso atrás y triple para el +30 (81-51, m.32). A continuación, robo, carrera, pase por debajo de las piernas y canasta de Díez. Otra asistencia para que Carroll igualase el tope triplista en la Supercopa Endesa, con media docena. Una bombita, un alley-oop con mate final de Mejri.

Un 20-0 explosivo en solo 5 minutos con, ¡otra vez!, todos los puntos saliendo de sus manos, de sus dichosas manos. 7 anotados, 13 regalados y el Real Madrid poniéndose con 41 de ventaja (92-51, m.35) en su estreno oficial de temporada.

Aún quedó tiempo tiempo para que el base se despidiese del partido con otra canasta de 3 puntos. Cuando abandonó la pista a falta de 3:38, su equipo ganaba por 40 (95-55). Él se iba al banquillo ovacionado con 14 puntos, 12 asistencias, 4 robos y 28 de valoración en menos de 18 minutos. Su equipo, contagiado por su perfección, elevó el récord histórico triplista en el torneo hasta los 19 aciertos lejanos y alcanzó las mágicas tres cifras para el 100-61 final. De récord en récord, el vigente campeón ilusiona. El vigente campeón asusta.