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Galis (II): La gesta del Eurobasket 87

En el segundo y último capítulo sobre Nikos Galis, Javi Gancedo repasa la formidable etapa de Galis en la selección helena con la que consiguió uno de los mayores hitos de la historia del basket FIBA: llevarse el Eurobasket 87. La cumbre de la carrera del astro griego tanto en Europa como en su propio país, su retirada y las desgracias personales centran la narración de este artículo que nos permite revivir las hazañas de uno de los mayores talentos ofensivos de la historia

Nikos Galis rindió a su máximo nivel en la selección
© Nikos Galis rindió a su máximo nivel en la selección
  

Redacción, 8 dic. 2002.- En el artículo anterior dejamos a Nikos Galis en su período de mayor ebullición anotadora, tras su título de liga en 1983. Hoy seguiremos repasando la carrera del hombre que, con su juego y su carácter, cambió el baloncesto griego para siempre' Logrando la gesta más grande de la historia de la FIBA: el Eurobasket del 87 por parte de Grecia.

En 1984, el Aris de Salónica pierde los dos títulos a los que optaba en la misma semana. Primero, la final de Copa en duelo encarnizado con el PAOK, después, la liga a manos del Panathinaikos. Galis vuelve a ser el máximo anotador y consiguen su primera gran gesta en Europa: ser el primer equipo desde 1977 que gana al Maccabi en Israel en competición europea. Ese verano empieza la dinastía: tras un largo culebrón, Yannakis ficha por el Aris.

En el período de 1985 a 1991 el Aris cosecha los mayores logros de su historia, ganando 7 ligas seguidas y hasta 5 copas de Grecia, y permaneciendo invicto en la liga griega durante 77 partidos consecutivos. El primer título de esta racha es ya en el Palacio de la Paz y la Amistad, donde ese año la Cibona se proclamó campeón de Europa tras derrotar al Real Madrid con un descollante Drazen Petrovic. Ese mismo año, en la Copa Korac, el Aris sale de la nada para llegar nada menos que a semifinales a pesar que el día antes del primer partido cunde el pánico: Galis se ha lesionado en la mano. Aún así el Aris gana de 3, y Nikos viaja a Munich para ser atendido por especialistas en la materia: juega la vuelta con la mano absolutamente lesionada y anota 17 puntos, pero no impide que el Varese pase a la final.

El año siguiente, 1986, el equipo hace doblete. Cae por pocos puntos en la previa de la Copa de Europa ante el Limoges y toda la gente importante de Salónica, desde famosas hasta hombres de negocio, empiezan a abarrotar el Alexandrio Stadium para presenciar el espectáculo de Galis, Yannakis y compañía. Nuestro personaje, siempre imparable, hace 36 de promedio. Además, el fenómeno Galis se extiende hasta la selección helena, que se clasifica para el Mundobasket de España.

El debut de Galis es increíble y consigue 53 puntos ante Panamá. Pero sus prestaciones bajarían en encuentros más importantes y la clasificación de Grecia, pese a ser considerada un éxito en su país al ser su primer mundial, fue mediocre. Perdieron ante China por el noveno y décimo puesto de dicho mundial pese a los 49 puntos del incombustible Nikos. Para entonces, todo el mundo ya sabía que Grecia tenía un jugador imparable' Y que organizarían el próximo Eurobasket pero nadie sospechaba, ni por asomo, lo que podría ocurrir.

Eurobasket '87, la cumbre del baloncesto griego

1987 fue el año mágico de Grecia, el que siempre se recordará en la historia del baloncesto heleno como el año donde todo empezó. El inicio de la temporada es sorprendente: en la liguilla de la Copa de Eruopa, el Aris se encuentra al Tracer de Milán de McAdoo, Meneghin o D'Antoni. En un gran partido, el Aris, con 44 de Galis, machaca al equipo de Dan Peterson, al que gana de 31 puntos. En la vuelta, Ioannidis se equivoca en el planteamiento y el exceso de confianza lleva a los de Salónica a perder por' 34, ante el que a la postre sería campeón de Europa. Una oportunidad perdida para dar una gran campanada.

Esa temporada el Aris lo gana todo, anotando 120 puntos con facilidad, con Galis casi 40 de promedio, con 70% en tiros de dos, habitualmente con dos y tres marcadores a su alrededor, y llegando a 52 en la final de Copa, en la que ganan de 40. Sin embargo, lo mejor estaba por llegar ese verano: El Eurobasket del 87.

Tras un fácil debut ante Rumanía con 44 puntos de Galis, y una sorprendente victoria ante Yugoslavia, también con 44 de Galis, Grecia se encuentra a España, que realiza uno de los tres mejores partidos de la historia del baloncesto español alcanzando la perfección tanto en defensa como el ataque. Montero consigue lo imposible: un tapón estratosférico a tabla en la primera jugada de partido, y dejar a Galis sin anotar durante 13 minutos. Los 27 puntos de Epi, los 24 de Jiménez, los contraataques de Villacampa y sobre todo, el gran partido de Romay (20 rebotes y dominando a Fassoulas) dejan a Grecia en el lugar que teóricamente le corresponde. Al final pierden 89-106 con 31de Galis que anotó sin descanso' cuando el partido ya estaba perdido.

Yugoslavia gana a España y eso deja a Grecia con la obligación de ganar uno de sus dos siguientes partidos, bien ante la URSS, de la que ha recibido palizas indecentes en toda su historia, o bien ante Francia, a priori más asequible. El partido con la URSS es una demostración de coraje. Galis hace 31 de los 66 puntos de su equipo, pero la pronta y sorprendente eliminación de Fassoulas y Christodoulou en un equipo sin banquillo (Galis, Yannakis, Kabouris, Fassoulas, el joven Christodoulou y el lesionado Filippou se repartían habitualmente los minutos) hace que la URSS, sin Sabonis pero ya con Marciulionis en plan estelar, se lleve el partido 66-69. Eso obligaba a Grecia a una victoria ante Francia. Empujado por 20.000 gargantas y en una gran segunda parte, Grecia consigue una cómoda victoria frente a los galos para meterse en cuartos de final.

A partir de ahí se suceden las gestas. Para empezar, les espera Italia el 10 de Junio en cuartos de final. Una Italia que, impulsada por Riva, estaba haciendo un buen baloncesto. Pero son Galis, con 38 puntos, y el pundonor de Yannakis, espectacular en el tramo final de partido, quienes llevan a Grecia a semifinales ante el delirio popular. Justo al terminar el partido, a Galis le preguntan si es el mejor momento de cu carrera. La respuesta no puede ser más elocuente: 'claro, pero sólo hasta el siguiente partido'. Un equipo limitadísimo, impulsado por un público y una nación volcadas, lleva a su equipo a semifinales' Donde esperaba la poderosa Yugoslavia de los hermanos Petrovic, Grbovic, Radovanovic y hasta un joven Djordjevic.

El partido no pinta bien desde el principio, con ventajas yugoslavas que van hasta los 15 puntos. Sin embargo, en una remontada increíble liderada por los triples de Fanis Christodoulou (15 puntos al final), y el empuje de Galis (30 puntos al final), Grecia se lleva el partido, 81-77. La medalla estaba asegurada y saltaban los resortes del baloncesto europeo, acostumbrada a la dominación ruso-yugoslava asustada a veces por italianos y españoles pero siempre en menor medida. Su rival en la final sería la URSS, que apalizó a España en un partido resuelto casi antes de empezar.

Siempre habrá un antes y un después del 14 de Junio de 1987 en la baloncesto europeo. El ambiente en el pabellón es de locos, con Tzeni, la mujer de Galis, liderando a todo el mundo desde la grada. Grecia acusa el cansancio acumulado, pero surge Galis para echarse todo el equipo a la espalda. Cada canasta suya parece un milagro, anotando pese a la obsesión soviética con él. En una jugada, con 4 defensores encima, hace un triple rectificado en el aire y acaba anotando. ¿Pero alguien en todo el planeta podía parar aquel día a este hombre? Grecia se agarró al partido como pudo: con la casta de Yannakis y la aportación de Ioannou cuando el primero cayó eliminado (nunca he visto a un jugador más fuera de sí, más rabioso por no poder jugar que Yannakis tras su eliminación en esta final: se subía por las paredes), los triples de Christodoulou y la defensa de Fassoulas sobre el todavía demoledor Vladimir Tkachenko. El partido va a la prórroga, tras una decisión más que discutida por una canasta del ruso Iovaisha que bien pudo ser dentro de tiempo. Gomelski pide que la canasta sea válida en la mesa mientras es empujado y se forma un caos impresionante de jugadores, entrenadores, directivos, policías y hasta algún que otro aficionado. Todo el mundo grita y la jugada no es nada clara pese a verla repetida. Los árbitros no se complican la vida. ¡Habrá prórroga!

La prórroga es todo Galis, hasta que llega el momento final. Con 101-101 y poco segundos por jugar, Kabouris agarra un rebote ofensivo debajo del aro y medio equipo soviético le cae encima. El pabellón ya está boca abajo, pero se tiene que hacer un silencio sepulcral para que el tosco ala-pívot griego lance los dos tiros. Cuando anota el primero, el público y la nación entera estalla. También anota el segundo, pero ojo, que quedan segundos. Valters consigue cruzar el campo y encuentra en una esquina a Iovashia, el mejor tirador junto con Kurtinaitis de los soviéticos. Pero el tiro del lituano sólo encuentra el canto del tablero. ¡Dios mío! ¡Grecia, campeona de Europa!

Galis había obrado el milagro y fue ascendido a la categoría de Zeus. Tras el triunfo, se sucedieron todo tipo de celebraciones y es que nunca se ha vivido una gesta de tal magnitud en Europa. Quizás sólo se pueda comparar el triunfo del Limoges en la Euroliga del 93 pero fueron circunstancias muy distintas.

Galis volvió al Aris tras el intenso verano y siguió dando que hablar: en tres años, tres ligas y tres copas y por fin el salto a la liguilla de la Copa de Europa. Consiguieron llegar tres veces seguidas a la Final Four. La falta de un americano interior de garantías (Wiltjer, Jones, Vrankovic'.), y toparse de bruces con el mejor equipo de la historia del baloncesto europeo de clubs, la Jugoplastika de Split de ese trienio, junto al hecho de ser incapaz de ganar a uno de los mejores Barcelona en su historia les deja fuera de jugar siquiera una sola final.

Galis sigue anotando sin cesar, metiendo 38 por partido en la competición doméstica en ese trienio, pero la desgracia se ceba con él. En 1988, Tzeni, su mujer, muere en accidente de coche y juega el preolímpico sin estar anímicamente al 100%. Grecia e Italia quedan fuera de Seúl, en triple empate con España. En 1990, Galis se lesiona en un tobillo y se pierde el Mundobasket de Atenas en el que Yannakis ejerce de líder. Para el recuerdo, un partido en el que Estados Unidos ganó en la prórroga a esta Grecia de Yannakis, Galakteros o Christodoulou que acabó con España y la mandó del 9 al 16.

A pesar de los problemas, en el Eurobasket de Zagreb de 1989, vino quizás el mejor partido de la carrera del astro griego. En semifinales de aquel campeonato le esperaba una Unión Soviética con una gran sed de venganza aderezada con la inclusión de Sabonis en la plantilla. Era un equipo verdaderamente temible y en su mejor momento. Ante eso, Grecia practica un partido perfecto en defensa con ayudas por todos los lados y se deja el ataque a la inspiración de Galis. Una y otra vez, Galis anota pese a sufrir verdaderos marcajes más allá de la legalidad. En los últimos momentos del partido con 2 puntos de ventaja para Grecia, Christodoulou se marca un triple a 50 segundos del final. Entonces llegó el momento de Yannakis, sacando una falta de ataque y forzando unos dobles para que Grecia se llevara el partido 81-80' Con nada menos que 45 de Nikos Galis. Víctimas del cansancio y ante la mejor selección yugoslava posible sedienta de títulos, jugándose la Final además en Zagreb, Yugoslavia masacra a Grecia en la final.

En 1991, Galis es máximo anotador de la competición por undécima vez consecutiva. El Aris gana su último título pero pocos segundos antes del final del último partido de la temporada, Nikos se pelea con Bane Prelevic, lo cual le cuesta tres partidos de suspensión al año siguiente. Esta circunstancia les lleva a perder dos de esos tres partidos en la temporada siguiente y a acabar terceros en la regular de la liga griega: se quedan fuera de la final y lo que es peor, fuera de la Euroliga. Ioannidis deja el equipo, a Galis no se le ofrece contrato en el Aris. Además, sus diferencias con Yannakis son evidentes, Galis deja el equipo nacional y es el fin de una era.

Dos temporadas más en el Panathinaikos, promediando 'sólo' 23 puntos por partido, ven el declive del gran ídolo. Sigalas lo deja en 29 puntos en la final del 93 ante Olympiakos' entre los tres partidos. En el Playoff por la Euroliga (tercer y cuarto puesto) del 94, se da un hecho inverosímil: Galis se queda sin anotar y todos son rumores sobre su retirada'

Sin embargo, vuelve al año siguiente, en un Panathinaikos ya con Yannakis y reforzado a base de talonario. Costas Politis toma la decisión de que Galis tenga un papel secundario, casi de especialista. En el segundo partido de la temporada, ante el Ambelokipi, no sale en el 5 inicial y no juega un solo minuto en la primera parte. Comido por su orgullo y su leyenda, cuando Politis le ordena salir, se dirige hacia el vestuario. Los esfuerzos por hacerle volver son en vano. Nikos Galis se había retirado del baloncesto. Pero por si acaso, el Panathinaikos le pagaba todo su contrato con tal de que firmase una cláusula' para que no jugara en ningún equipo rival.

Triste y extraño final para este hombre que, pese a sus limitaciones físicas, ha poseído uno de los mayores talentos ofensivos de la historia del baloncesto europeo y que impulsó el baloncesto en su país para siempre. Hoy en día es un hombre de negocios que mata el gusanillo en un campus de verano en Halkidiki, enseñando los secretos de nuestro deporte a los jóvenes. Su único pero quizás sea no haber refrendado su hegemonía en el Aris a nivel europeo' Pero bien hay que decir que el baloncesto griego es lo que es gracias a él, sin más.

Finalmente, si he de quedarme con una frase que se haya dicho sobre él, tengo que citar a Ioannidis, porque no es exagerado pensar que, en Grecia, 'todo aquél que se gana la vida con el baloncesto, y todos los espectadores deberían pagar un impuesto especial en honor de Nikos Galis'.

Y es que una combinación de clase, carácter, garra y excelencia baloncestística como la suya es más perteneciente al Olimpo que el mundo de los mortales.

Javier Gancedo
ACB.COM