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Jaycee Carroll: Una bomba a punto de explotar

Tic, tac, tic, tac. El temporizador suena amenazante, algo gordo puede pasar. 'Boom Boom' Carroll, el último descubrimiento del Gran Canaria 2014, tiene ganas de armarla en la liga. Pero antes llega la Supercopa... ¿explotará allí Jaycee?

Jaycee Carroll, héroe por un día
© Jaycee Carroll, héroe por un día
  

Era la tarde de un 18 de enero de 2008. No fue un día más para Jaycee Carroll. El bocinazo final cerraba un partido y abría una leyenda. La suya propia. Acababa de convertirse en el máximo anotador en su universidad de todos los tiempos.

Por unos instantes, él era el héroe y el mundo, aquel mundo, se paró a sus pies. La victoria de su equipo, Utah State, quedaba eclipsada por su figura, por su récord, por sus cuatro años de canastas de todos los colores. Una grada entera volcada gritando su nombre, placas, felicitaciones, su padre llorando de emoción desde su asiento. Vuelta al ruedo llevado a hombros, entrevistas, un vídeo homenaje fotos y aplausos, muchos aplausos. Realidad teñida de sueño, sueño con aroma a realidad. Su mejor momento en una cancha.

Meses después, el jugador concluía su periplo universitario con un record de puntos, 2.473, casi inalcanzable, la guinda de una decena de récords individuales, como tiros de campo convertidos, triples anotados, porcentaje de tres puntos, partidos totales, encuentros como titular y minutos jugados, entre otros. 118 choques en dobles figuras, 53 consecutivos con un triple anotado como mínimo. Un rendimiento al límite, una trayectoria abonado al récord.

Un superdotado para el deporte

“Siempre me gustó competir”. Y no se refiere sólo a una pista de baloncesto. Promesa de la natación, especialista en pruebas atléticas con vallas en su estado y amante del deporte desde su más tierna infancia. “Practiqué natación, lucha, baseball, fútbol americano y atletismo. Sin embargo, el baloncesto era mi deporte favorito, me ofrecía el mayor reto, el más emocionante de todos ellos. Es un deporte donde jugador ha de construir un tiro, inventar un pase, combinar ataque y defensa… es lo mejor que hay. Me encantó desde el primer día”.

La pasión y la devoción, mezcladas con un don natural, forman un cocktail explosivo. Un cocktail que degustaron y saborearon en el instituto de Evanston, con un Jaycee Carroll monumental. Sus 27’4 puntos por choque parecían complicados de superar pero en su último año en el centro llegó a promediar 39’4, además de 9’1 rebotes y 3’6 asistencias por partido. “Simplemente jugué en un buen equipo que me daba mucho el balón. Trabajé muy duro, y pude marcar muchos puntos, así empezó todo para mí”.

El jugador es una institución en Utah State
© El jugador es una institución en Utah State
Empero, ese inicio precedió a un paréntesis, un alto en el camino en Chile. “Durante dos años, no estudié ni jugué al baloncesto. Me mudé a Santiago de Chile, donde viví en aquel periodo”. El jugador formó parte de una “misión” de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días, una institución mormónica por la que se entregó en cuerpo y alma. “Me desplacé por mi iglesia, intenté poner en marcha proyectos para ella y ayudar para que a la gente le fuera mejor”.

Los 24 meses sin basket dolían menos que la ausencia de su familia. Sólo podía mantener contacto con ella a través de un email semanal, llamando a su madre sólo en Navidades y en su fecha de cumpleaños. Una experiencia dura pero enriquecedora según Jaycee, que supo retornar a las canchas por la puerta grande.

Con únicamente tres semanas de descanso tras su etapa de misionero en Chile, Carroll se incorporó en agosto de 2004 a la Universidad de Utah State, sin saber en esos momentos la cantidad de buenos momentos que se le avecinaban en aquel centro universitario.

De misionero a estrella

Su primera campaña fue la de la sorpresa general. El jugador deslumbró en su debut, llegó a romper un récord de un novato en la universidad con 28 puntos en un partido, sus porcentajes eran soberbios, llegó a añadir su nombre entre el de los grandes tiradores de todo el país y rozó la quincena (14’7) de puntos de media.

La temporada siguiente fue una prolongación de la primera. Con más galones, más desparpajo y récords de triples en un solo partido (10) en la historia de su universidad y su conferencia inclusive, Jaycee acabó con 16,3 puntos de media aquella temporada. Mas su verdadera explosión estaba a punto de llegar.

Menuda campaña aquella del 2006-07. Jayce Carroll se despedía y llegaba, con una energía desbordante, “Boom Boom Carroll”, el apelativo que se había ganado el jugador a base de exhibiciones y triples. Inspiración divina, puntería afinada, acierto más allá de lo normal. Al escolta le entraba todo, como aquel día en el que endosó 44 puntos casi sin fallo a New Mexico, el mejor de su carrera cuando hace balance de la misma. Y no era cuestión de un día afortunado o una semana en plena forma, sino una constante y una auténtica realidad que le permitieron acabar con números de crack: 21’3 puntos, 6’3 rebotes (¡El mejor del equipo a pesar de su altura!) y 1’8 asistencias por encuentro.

Carroll aterrizó en la ACB con ganas de triunfar (Foto CB Gran Canaria)
© Carroll aterrizó en la ACB con ganas de triunfar (Foto CB Gran Canaria)
Carroll ya no era aquella estrella humilde con buena muñeca, sino que comenzó a sonar con fuerza entre los mejores universitarios del país, llegando incluso a coquetear con el draft de 2007, en el que finalmente no se presentó. Aún podía progresar más. Y para ello, un plan intensivo y sorprendente durante el verano.

Él, que ya destacaba en su equipo, por quedarse más tiempo en la cancha tras cada sesión técnica o táctica lanzando a canasta, preparó un plan aún más ambicioso para perfeccionar aún más su lanzamiento. Cada domingo por la noche, se apuntaba en un papel los objetivos de la semana y los tiros a practicar desde cada posición. Restaban siete días de repeticiones hasta el límite, en series infinitas tras las que apuntaba su número de aciertos y de fallos. ¿El balance? 20.010 canastas convertidas de 23.963. El descanso veraniego podía esperar.

Avalancha de récords y un sueño roto

El premio, una última temporada en la que aún fue capaz de superar el alto listón del año anterior. Sus números se dispararon hasta unos promedios insultantes (22’4 puntos, 6 rebotes), casi tanto como sus porcentajes. De hecho, si no llega a flojear un poco en el lanzamiento exterior en la recta final del campeonato, se hubiera convertido en el segundo jugador en toda la historia de la NCAA en firmar, en un mismo año, porcentajes superiores al 50% en tiros de campo y triples (52’6 y 49,8% respectivamente), además de llegar al 90% (91,9% hizo) en tiros libres. No importaba, aquel 18 de enero tan glorioso lo compensaba todo.

¿Qué mejor simbolismo un ciclo tan brillante? “Mis cuatro años en Utah State fueron asombrosos. Tuve la opción de ganar muchos partidos, jugué tres All-Star de conferencia y ganamos un campeonato de temporada regular, una de las cosas que me hicieron más feliz. Además, individualmente, fui el máximo anotador de todos los tiempos allí y aún mantengo diez récords de trayectoria en la universidad”, comenta con orgullo el jugador.

La pretemporada de Jaycee es brillante (Foto UB La Palma)
© La pretemporada de Jaycee es brillante (Foto UB La Palma)
Los profesores y los técnicos le elogiaban por su comportamiento modélico –buen alumno, no faltaba a clase, respetuoso- y buena influencia en sus compañeros, éstos le admiraban por su actitud y el público, simplemente, le adoraba por su juego. Comparado con el conejo de Duracell por no cansarse nunca, destacado por Dick Vitale (ESPN) como jugador de la semana en una ocasión y considerado, por la prestigiosa Draftexpress, el mejor tirador de la NCAA. Excelente y rápida mecánica, infalible si recibe tras bloqueo, con óptimo conocimiento del juego y capaz de soportar la presión de ser la estrella y el jugador a parar día tras día en su equipo. Argumentos de peso para ser un ídolo. ¿Aval suficiente para la NBA?

El sueño parecía esfumarse en verano. El draft, sinónimo de recompensa o crueldad según cuál sea el protagonista, ignoró su presencia. Al limbo sus triples imposibles, volaban sus récords históricos. El rey de Utah State se quedaba sin corona nada más entrar en el mundo profesional. “Claro que me decepcionó mucho no encontrar equipo, tenía muchas ganas de jugar en la NBA”. Los más críticos achacaban su ausencia a su falta de centímetros y físico, a su mejorable desplazamiento lateral y a sus 25 años de edad cuando acabó la universidad. Y se ponía a JJ Redick como ejemplo para desconfiar de él. Con tanto mérito acumulado, parecía que aún Carroll debía demostrar aún más para ganarse su oportunidad.

Y no se puede decir que no lo lograra. Probó con diversos conjuntos NBA con un rendimiento más que aceptable en las ligas de verano de Orlando y Las Vegas. Su rendimiento provocó que Toronto Raptors y Phoenix Suns le plantearan sendas ofertas, aunque la falta de garantías en el contrato convenció a ‘Boom Boom’ de que la NBA podía esperar. “Muy pronto me surgió la oportunidad de ir a Italia a jugar con Teramo, lo que fue otra gran experiencia”.

El escolta destacó desde el primer día en Teramo
© El escolta destacó desde el primer día en Teramo
Sonrisas en Europa

Hay jugadores que notan el cambio de continente y necesitan tiempo para adaptarse. No es el caso de Jaycee, capaz de deslumbrar en tierras italianas desde el inicio. Al segundo encuentro ya estaba anotando 24 puntos y al tercero convirtiendo cinco triples. ¿Quién dijo aclimatación? “No hay tantas diferencias entre basket americano y el europeo. Simplemente hay que hacer algunos ajustes con la intención de encajar correctamente para poder ser un buen jugador de baloncesto en Europa. Al fin y al cabo, se trata de un basket al más alto nivel. El haber tenido la oportunidad de competir aquí me emociona”.

En Italia lideró a Banca Tercas Teramo, al que condujo a Playoff. Sus 16’4 puntos por encuentro en fase regular, nuevamente con excelentes porcentajes (¡48,2% en triples) le convirtieron en el sexto máximo anotador de la competición, aunque su mejor regalo en Italia fue el nacimiento de su hija Bella, la fan número uno de Jaycee en la actualidad. Con permiso de Baylee, claro. Baylee, la mujer del baloncestista, era cheerleader en Utah State, y juntos forman una pareja idílica. Ciertamente, su vida y el baloncesto van de la mano.

Ambas le han llevado a Gran Canaria, última parada de su periplo. Y a juzgar por sus palabras, quizá pueda tratarse de una etapa larga y feliz. “Estoy tan feliz de estar en España… es una enorme oportunidad. Jugué el año pasado aquí y me encantó. A mí mujer le gustan las playas, Bella va a cumplir un año en octubre y va a disfrutar tanto como mi mujer y yo de esto. Estamos muy felices aquí y con esta experiencia europea. Además, acepté la oferta del Gran Canaria 2014 porque ya estaba preparado para jugar en la ACB, el siguiente escalón a Italia”.

El reto de la ACB

Firmó por el conjunto insular prometiendo, en su presentación, poner al CID pie y deseando rendir “igual o mejor que Carl English”. Palabras mayores. Después de jugar con los Hornets durante el verano, ‘Boom Boom’ llegó en plena forma, dispuesto a liderar al Gran Canaria 2014 desde el primer segundo.

Al primer amistoso, 22 puntos. Al segundo, 18. Y así durante toda la preparación de su equipo, poniendo la guinda con una gira por Italia formidable, promediando 27 puntos en cada amistoso en el país transalpino, incluyendo los 32 que le endosó a su ex equipo en Teramo.

'Boom Boom' es un jugador afable y cercano
© 'Boom Boom' es un jugador afable y cercano
Su promedio hasta la fecha en pretemporada es de 22 puntos, cinco más que el segundo máximo anotador de los equipos ACB en este periodo. Su impacto parece asegurado en la liga y su motivación, para colmo, es realmente elevada: “Estoy muy contento por llegar a un equipo que viene de hacer una gran temporada, alcanzando la Copa del Rey y terminando sexto en liga: Además, tenemos un buen entrenador que hace un gran trabajo”.

Tiro mortífero, humildad, ganas de mejorar, constancia e ilusión. ¿Algo más que añadir? Jaycee asiente. El idioma, en su caso, también es un aval. “Precisamente, me diplomé en mi universidad en enseñanza del español, por lo que me emociona estar en este país. Hablo el idioma y ardo en deseos de hacerlo aún mejor. Me alegra, tras haberlo estudiado en Utah State, estar ahora en España”. Una vez más, y van ya muchas, el Gran Canaria 2014 parece acertar con un fichaje.

Hombre récord, héroe, triplista, misionero, mormón, amante del golf, de la caza, del cine, de la lectura y, especialmente, de religión. Con apego a su familia (“Disfruto siendo marido y padre”), soñador, valiente y dispuesto a darse a conocer en la ACB, donde tiene muchas papeletas para ser uno de los protagonistas de la temporada. Este fin de semana, su estreno en la Supercopa. El reloj suena y Caroll sonríe. Esta bomba está a punto de explotar.