Redacción, 18 Mayo 2009.- El DKV Joventut manda la serie de cuartos ante el Real Madrid al tercer y definitivo encuentro tras vencer por 82-77 en un partido que tuvo de todo. Intensidad, acierto, aparición de los cracks, jugadas de bella factura y emoción hasta el último segundo.
Los madridistas llevaron la iniciativa en el primer periodo hasta que apareció Ricky Rubio, soberbio y decisivo tras abandonar el sábado cojeando el partido. La joven estrella de la 'Penya', que acabó con 24 puntos de valoración (16 puntos, 7 rebotes, 6 asistencias) le dio ventaja a su equipo con una demostración de recursos y Karl, en la jugada más impresionante de lo que llevamos del Playoff, elevó a cuatro la diferencia al descanso.
Tras el intervalo el DKV Joventut amenazó con escaparse, llegando a tomar nueve de ventaja pero la aparición de Bullock y la sobriedad de Raül López igualaron el partido hasta el ultimo segundo. Al fin y al cabo, era lo más lógico en una serie entre el cuarto y el quinto de la ACB, y no lo visto el pasado sábado en Madrid. Sin embargo, en los instantes finales, aparecieron Moiso y el omnipresente Rubio para sentenciar el encuentro y mantener la intriga durante cinco días más.
Lluvia de puntos para disipar dudas
Se presentaba el encuentro con intertidumbre. Muchas eran las preguntas que surgieron tras el extraño encuentro presenciado, 48 horas antes, en Vistalegre. ¿Podría el Real Madrid volver a mostrarse tan dominante? ¿Se recuperaría el DKV del mazazo? ¿Jugaría Ricky Rubio? Pronto las incógnitas se despejaron. Y es que el inicio fue un auténtico festival desde más allá de 625. El cuadro visitante salía muy agresivo en defensa mas Winston ponía el 0-3 en el luminoso al primer balón que tocaba, mientras que Pau Ribas le imitó con otro lanzamiento de tres puntos. Bullock volvió a desafiar a su rival con otro triple, con su compatriota Mallet aceptando el reto e igualando con otro misil lejano. 6-6. Todo en un minuto y medio. Sin fallos, sin errores. Un inicio sublime. Felipe Reyes -perdido en combate el resto del partido- prolongaba la inspiración colectiva aunque el cuadro verdinegro fue el primero en bajarse del tren de la perfección. Los madridistas tampoco tardaron en hacerlo, dando paso a una fase donde las defensas superaban a los ataques, los fallos eran más comunes y los puntos no llovían de tres en tres cada medio minuto. Vaya, que eran humanos.
Massey se exhibe, Karl fulmina
El arranque del segundo periodo continuó en la misma tónica, con Rubio igualando a base de puntos y asistencias el partido a 22 justo antes de irse al banquillo. Había metido a su equipo en el partido. Mallet, por fin, puso por delante al DKV Joventut pero, a pesar de que Ribas se empeñaba en impedirlo, el Real Madrid seguía muy vivo, como se encargó de recordar un Jeremiah Massey que recordaba a su versión más salvaje de Salónica. El ala-pívot, como el pasado sábado, volvió a elegir el segundo cuarto para lucirse y el show fue de órdago. Con un triple, que cayó con nieve, niveló el encuentro a 26 y rompió la racha madridista de varios minutos sin anotar tiros de campo. A continuación se cuelga, vuelve a anotar una canasta y pone la guinda a sus nueve puntos consecutivos con otro excepcional mate. 28-32. La sonrisa de Jeremiah coloreaba de blanco el partido.
Rubio volvía a salir a la pista y, lo primero que hacía, era robar una bola. Ricky al rescate. Marko Tomas intentó calmar la presión del Olímpic mas un par de triples de la 'Penya', tras 16 minutos de sequía exterior desde aquel arranque fulgurante, le daban la iniciativa al cuadro local, con Ribas (10 puntos) llevando el peso en ataque. Era tal el nivel defensivo de los de casa que los madridistas tenían problemas hasta para pasar de media cancha y la estrella de la primera mitad, Rubio (+12 del DKV con él en la cancha, -11 sin su presencia en la primera parte), anotaba un triple con intriga antes de regresar al banquillo: 41-37. En los últimos dos minutos del cuarto, Moiso y Massey rivalizaron en canastas espectaculares pero la palma se la llevó Karl, quién, cortando la última jugada madridista y tirando a la desesperada desde la mitad de la cancha, logró anotar un triple a tabla (48-44) que desató la locura en Badalona con el bocinazo final que anunciaba el descanso. No era para menos. Idílica forma de enfilar los vestuarios.
DKV Joventut aprieta, pero no ahoga
Tras el descanso, Coby Karl elevó la diferencia con dos puntos desde la personal. Menos espectaculares ellos -el listón estaba alto- aunque valiosos, al fin y al cabo. Su adversario no se encontraba cómodo en ataque y el DKV aprovechó para alcanzar una renta de nueve puntos (53-44), su máxima en todo el partido. El Real Madrid, consciente de su desacierto, al menos pudo forzar faltas que transformó en puntos desde la línea para aliviar la brecha (53-48). Empero, el que más y mejor sanó los males blancos fue un clásico, Louis Bullock, que demostró el porqué de su renovación, puso el modo estrella en ON y empezó a anotar. Hasta el final no pararía.
Rubio y Moiso prolongan la emoción hasta Vistalegre
Los diez minutos finales arrancaron con una maravillosa canasta de Rubio que ponía cuesta arriba el partido para el Real Madrid. No obstante, en el cuadro de Joan Plaza el norteamericano Louis Bullock no había perdido su inspiración y se encargó de volverle a dar emoción al encuentro con un triple. A la siguiente jugada, se quedó suspendido en el aire tras recibir una falta en su penetración, desafiando cualquier ley física y su tiro, un desafío en toda regla a las ansias del DKV Joventut, entró, al igual que su adicional (71-69). El propio Louis, reafirmó su dictadura en el último periodo siete minutos con puntos con su única firma- y llega a la decena en este cuarto para estrechar al límite las diferencias a falta de tres minutos y medio: 72-71.
Rudy Fernández, leyenda viva del DKV, presenciaba el jolgorio general con la impresión de haber dejado el liderazgo del equipo en buenas manos. Medio centenar de horas después de sus gestos de dolor en el parqué de Vistalegre, Rubio lograba cambiarle la cara a su equipo y llenar de emoción, a base de fe, una serie que había comenzado descafeinada. ¿Podrá repetir su exhibición en tierras madrileñas?