Alba Torrens, la sonrisa intacta
A punto de disputar sus cuartos Juegos Olímpicos, la capitana de la selección femenina de baloncesto nos abre las puertas de sus emociones. En ella, y por encima de todas, reina una: la ilusión.
  

Hace unos días, Alba Torrens subió una publicación a redes sociales donde se veía una imagen de un entrenamiento y se podía escuchar el tema ‘La sonrisa intacta’ del grupo español Shinova. Canción que perfectamente podría ser la banda sonora de una jugadora especial, que transmite optimismo y cuya sonrisa forma parte de la historia más reciente del baloncesto español.

Ahora, días antes de comenzar lo que serán sus cuartos Juegos Olímpicos, la jugadora nacida en Binissalem vuelve a hacer gala de ese buen rollo para definir sus sensaciones. “Cuando pienso en los Juegos Olímpicos me aparece una sonrisa. Da igual si son los primeros o los cuartos, la ilusión es la misma. No puedes esconder las emociones que la competición provoca: las ganas, la ilusión y la responsabilidad por todo lo que simbolizan los Juegos Olímpicos”, asegura.

Alba Torrens debutó en Pekín 2008 con sólo 18 años. Desde entonces, su carrera la convierte en una de las grandes del baloncesto continental teniendo el privilegio de disputar la final olímpica de Río 2016. Muchas vivencias y muchos campeonatos, que hacen que este torneo se pueda afrontar de manera diferente, pero sin perder la ilusión del primer día.

“Sí, se vive de manera diferente, pero hay sensaciones que son las mismas. Me acuerdo la ilusión que sentí en 2008 por ser mis primeros Juegos Olímpicos y ahora sigo sintiendo esa misma ilusión por estar en los cuartos. Está claro que la importancia o el rol son diferentes, pero lo que no cambia son las emociones que sientes y la responsabilidad que supone estar en unos Juegos Olímpicos hablando en términos de compromiso” dice la jugadora de Valencia Basket.

Conocedora de que está viviendo el tramo final de su carrera y fiel a su sentir ‘mindfulness’, Alba quiere en París 2024 “vivir cada momento y sin saltarme ninguno. Quiero disfrutar del viaje, de los días previos y de las conversaciones con deportistas de otras especialidades, porque al final es lo que hace especial esta competición. Quiero compartir esos momentos con deportistas de nuestro país, pero también de otros países. No quiero perderme ni un momento y vivirlos plenamente”.

Palabras que también revelan el largo y no fácil camino que la jugadora ha tenido que transitar en los últimos tres años, y que incluso le hicieron dudar de poder volver a competir en unos Juegos Olímpicos. “La verdad es que creo que, durante estos últimos años, después de Tokio, hubo momentos complicados. Existieron lesiones, un preolímpico difícil… y, sí, alguna duda pasó por mi cabeza, pero por suerte he estado rodeada de personas a mi alrededor que no tuvieron dudas y que me han dado la fuerza y el empuje necesario para seguir y alcanzar estos Juegos Olímpicos. Ahora estoy aquí y estoy feliz de decir que no he recorrido este camino sola y de saber que mucha gente ha estado ayudándome para que lo consiguiera”.

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Con el objetivo cumplido y convertida en capitana del equipo, Alba tiene el doble reto de liderar dentro y fuera de la pista a sus compañeras. Será la primera vez que la jugadora ejerza la capitanía como tal, aunque reconoce que “la mentalidad es la misma: sumar al equipo. Mi mentalidad es de aportar al equipo lo que necesite para conseguir el objetivo. Esa mentalidad no ha cambiado con la edad; el rol sí cambia. No por ser mejor o peor, sino por la experiencia de haber vivido otros campeonatos, de haber estado en otros Juegos Olímpicos e ir sumando otras experiencias”.

“Quiero dar lo mejor de mí tanto dentro como fuera de la pista y lo hago con la idea de que lo que aporte va más allá de ti, va para el equipo. Por ejemplo, cuando tengo que decir algo, antes me lo digo a mí para ver si lo que digo, soy la primera que lo está haciendo”, añade.

Durante su trayectoria olímpica ha vivido todo tipo de experiencias desde verse fuera de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 hasta colgarse la plata cuatro años después. Un recorrido de dos décadas donde la selección femenina se ha convertido en un equipo referente dentro del baloncesto mundial y que ahora, en pleno relevo generacional, pretender honrar luchando por nuevas medallas.

En este sentido, Alba Torrens subraya que “hay que valorar el camino de este equipo después de verse un año sin estar en una gran competición como fue el último Mundial. Ha habido un cambio de generación, una reasignación de roles y conseguir la plata en el pasado Eurobasket tiene mucho valor. A veces, cuando salen bien las cosas se celebran, pero cuesta apreciar su auténtico valor. Lo conseguido en el Eurobasket, clasificarse para el Preolímpico y ahora estar en Juegos Olímpicos es muy positivo para el equipo porque permite seguir compitiendo, seguir creciendo e ir, paso a paso, siendo mejores para conseguir siempre el objetivo de la medalla”.

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En París 2024, el sorteo ha deparado una fase de grupo compleja en tanto en cuanto los tres rivales (China, Puerto Rico y Serbia) proceden de tres continentes distintos y practican un baloncesto muy diferente. Para la jugadora, este hecho “cambia la preparación específica de cada partido, pero cuando estás lejos en el tiempo no podemos centrarnos en ello, hay que trabajar en nuestro estilo, en nuestras fortalezas y en lo que queremos hacer. Es cierto que los entrenadores de reojo están viendo jugadoras y cómo juegan los equipos porque son equipos completamente diferentes, con tres estilos diferentes y que se deben afrontar de forma diferente, pero siempre con la confianza en nuestro juego y en los ajustes tácticos que se hagan”.

Este será un torneo difícil, donde los equipos están muy igualados, pero la alero prefiere centrar la mente en el primer objetivo que es conseguir el mejor puesto posible en la fase de grupos. “Toca centrarse en la primera fase porque no se puede mirar más allá. Si no pasamos no hay más. Cada partido va a ser difícil y sabemos que va a ser un reto. Que en los Juegos Olímpicos están los mejores equipos, sí, pero también tenemos confianza en nuestras posibilidades”, asegura.

Sobre los principales rivales para luchar por las medallas, Alba reconoce que “Estados Unidos es el máximo favorito y lo lleva siendo mucho tiempo; es algo que no cambia. Van con todo y tiene un gran potencial. Luego está Francia que, además de jugar en casa, tiene grandes jugadoras, con mucho talento y no podemos olvidarnos de la actual campeona de Europa, Bélgica, o Australia, China… y así seguiría hasta los 12 equipos. Somos conscientes de que podemos competir con cualquiera, pero que también cualquier puede ganarnos. En una competición tan abierta, lo mejor es centrarse en la primera fase y después ya veremos hasta dónde podemos llegar”.

España está en el grupo de aspirantes de medalla, su trayectoria y gen competitivo avala esta afirmación, pero si preguntamos a Torrens por las fortalezas de la actual selección, ella destaca “dos cosas: unión y compromiso. Unión porque, es verdad el dicho: ‘la unión hace la fuerza’ y sabemos que juntas llegamos más lejos. Y hablo de compromiso contigo misma, pero también del compromiso que cada una tiene con el equipo. A esos dos factores le acompaña la ilusión de estar aquí. Luego los resultados nunca se pueden saber, pero cuando acaben los partidos queremos vernos a los ojos y saber que hemos dado el máximo”.

Nuevamente la ilusión aparece en el discurso de la jugadora. Ella sabe mejor que nadie el poder del optimismo y como éste puede llevar al equipo a un nuevo éxito. Por ello, no duda en asegurar que, días antes de empezar a competir, pone la mirada en París 2024 y “me sale una sonrisa pensando que volvemos a competir al máximo nivel en la pista. Si lo conseguimos, será muy buena señal” concluye Torrens.

Pase lo que pase, sabemos que la jugadora volverá de Francia con la sonrisa y la satisfacción propias de haber vuelto entregar lo mejor de sí misma con la selección femenina. Ahora sólo falta desear ‘que el karma cumpla su papel’ y también vuelva con una medalla en la maleta. Sería bonito, sería justo.