Barcelona/Madrid, 8 Jun. 2007 (Europa Press) - El DKV Joventut de Badalona afronta mañana (19:00/La2) una cita con la historia en el cuarto partido de la serie de semifinales de la ACB contra el Real Madrid, en la que domina por 2-1 y tiene la oportunidad de sentenciar su pase a la final, 14 años después de la última vez, ante un rival que quiere golpear en Badalona y recuperar la ventaja de campo para decidir la eliminatoria en Vistalegre.
Para el equipo catalán, la gran preocupación se llama Rudy Fernández, su líder y jugador de referencia, que acabó lesionado en el tercer partido, en el que el DKV inclinó la eliminatoria a su favor con un brillante triunfo por 85-71. El mallorquín está aquejado de un golpe en la cadera y su presencia en este segundo partido en Badalona ha quedado en duda. Fuentes del club verdinegro aseguraron que es difícil que juegue.
Rudy fue sometido en la madrugada de ayer a distintas pruebas que han descartado lesión ósea grave. No obstante, el gran dolor y la impotencia funcional en la extremidad inferior izquierda aconsejan a los servicios médicos del club la máxima prudencia a la hora de decidir su participación en el partido de mañana, que dependerá en gran medida de la evolución hasta los instantes previos al partido, según el comunicado del club.
El alero Lubos Barton también terminó el tercer partido con problemas en un hombro, pero, en principio, podrá jugar un cuarto encuentro que la 'Penya', pese a todo, confía en resolver a su favor para seguir haciendo historia y buscar su quinta Liga. Para el Joventut, es una gran ocasión para plantarse en la final 14 años después de la última, en la que cayó derrotado ante el Madrid en la temporada 1992/93.
El duelo promete ser un nuevo episodio igualado, intenso y emocionante, con alternativas para ambos equipos, como ya ha ocurrido en el resto de encuentros de la serie, aunque nuevamente el empuje de la afición local puede resultar determinante. El DKV Joventut confía en llenar el Palau Olímpic --esta vez sí, con 13.000 espectadores-- para conseguir la ansiada clasificación para la final, en la que se encontraría con el Winterthur FC Barcelona o el TAU Cerámica.
El Real Madrid, obligado a ganar
Las aspiraciones de mejoría y los buenos propósitos de principio de semana se quedaron en nada a la hora de empezar ayer el partido, ya que, en algunos momentos las sensaciones blancas fueron mejores que en los duelos precedentes, cuando llegó el momento de la verdad el Madrid se descompuso.
Reyes mejoró, no en exceso, pero ante la ausencia de brillo de los jugadores más necesarios y habitualmente resolutivos, el cordobés sobresalió. El capitán fue el único que superó los diez puntos, en los que se quedó el belga Hervelle, mientras que Bullock fue una sombra de sí mismo y la dirección de juego tampoco fue la más acertada.
Aún así los blancos estuvieron con vida durante todo el duelo, pero no principalmente por acierto propio, y cuando llegó el momento de la verdad sucumbieron en el primer 'derechazo', quedándose sin capacidad de reacción y al borde del abismo. Recuperar en una noche todo lo que se echó en falta ayer parece improbable, pero al menos es obligado dar un paso hacia adelante para no quedarse fuera de la ansiada final.
El hecho de tener la clasificación para la próxima Euroliga asegurada no ha servido como empuje para la mejoría, sino que, quién sabe si por presión o desidia o excesivas ganas de triunfas, se ha convertido en otro enemigo de la plantilla, que no recupera la alegría y la frescura demostrada durante gran parte de la temporada.
Los de Joan Plaza cuentan con dos 'bolas de partido' en su contra y, salvo que la situación se mude de forma radical sus aspiraciones de recuperar la hegemonía liguera y alcanzar las tres finales en liga e incluso conquistar el doblete pueden acabar en Badalona.