Redacción, 15 Feb. 2007.- Málaga volvió a ser punto de encuentro de las mejores canteras ACB con la celebración de la Minicopa 2007 en el marco de la Copa del Rey. Tres años después, esta competición se ha consagrado como un referente en el baloncesto nacional y, con un creciente éxito de aficionados, hoy es toda una realidad de la que todos quieren formar parte.
Han sido tres días de competición al más alto nivel, donde se ha podido constatar el buen estado de salud de las canteras de la ACB y en el que la cordialidad y el buen ambiente ha reinado. La Minicopa es una fiesta del baloncesto para cualquier aficionado al baloncesto: ya sea jugador, entrenador o, simplemente, público en general, señala Guillermo Hernández, entrenador del Real Madrid.
Una experiencia avalada por todos
Sin lugar a dudas, el éxito de la Minicopa radica en la propia idea y objetivo con la que nace: juntar a los mejores conjuntos infantiles de los clubes ACB y permitirles tener su primer contacto con la competición profesional en un momento de máxima atención. Es fantástico tener la posibilidad de ver ocho clubes de cantera que compiten en este momento de la temporada, comenta Moncho López.

Otro de los aspectos que se destacan de la Minicopa es la estrecha relación que mantiene con el gran evento del fin de semana que es la Copa del Rey. Como indica Juan Antonio Orenga, siempre es extraordinario que alrededor de competiciones profesionales esté el deporte de base, circunstancia que también destaca Joan Maria Gavaldá (Presidente de la Asociación Española de Entrenadores de Baloncesto) al señalar que es una iniciativa que hace muy interesante la vinculación entre el baloncesto de élite y el baloncesto de base, sobre todo, por su desarrollo compacto y paralelo a la organización de un evento al máximo nivel como es la Copa del Rey. La Minicopa posibilita que durante la celebración de la Copa del Rey los jóvenes participantes puedan convivir con las estrellas del primer equipo, un hecho que otorga un valor añadido a la competición y agradecen de manera especial los chavales.

Por su parte, tanto Zoran Savic como Alberto Herreros quisieron resaltar la importancia que tiene para los jugadores estar cerca de sus estrellas durante unos días. Para Savic esta convivencia les aporta una ilusión no sólo jugar, sino también ver a su equipo en la Copa del Rey y tener la expectativa de llegar a donde ellos están, mientras que Alberto Herreros señaló que esta proximidad con el primer equipo es una motivación más por el baloncesto, por mantener viva la llama del deporte y la ilusión de llegar a alcanzar algún día a sus ídolos.
En definitiva, una suma de factores que hacen de la Minicopa un referente dentro de nuestro baloncesto, indica Paco Torres y una ilusión para los más jóvenes para los que la Minicopa es la vida y es con la que riegas el tiesto para que sigan en el baloncesto, concluye Pepe Laso.

Adentrándonos en la competición propiamente, la Minicopa nos deja un más que interesante ramillete de jóvenes promesas que han dejado destellos de calidad y a los que el futuro les augura un brillante porvenir.
Y es que en esta edición, una vez más, el talento mostrado por los más jóvenes ha asombrado a propios y extraños. Impresiona que el nivel de los jugadores mejore cada año y, sobre todo, la altura de alguno de estos muchachos que incluso llega a sorprender, señala Moncho López.
Muchos han sido los chavales que han brillado y aunque el camino para ACB es largo y su futuro dependerá del trabajo diario que realicen en los próximos años, algunos de los talentos observados estos días comienzan a ofrecer expectativas de poder verlos como grandes realidades de nuestro baloncesto en unos años.
Daniel Martínez (9,75 puntos por partido), MVP de la Minicopa, encabeza esta lista de talentos a seguir. Se trata de un alero alto que ha sido capaz de jugar tanto como interior como jugador de perímetro y que, a pesar de su envergadura, sorprende por su agilidad. Los 20 puntos logrados en la final le consagraron. Le acompaña en el Winterthur FC Barcelona Aitor Gómez (8 puntos y 14,5 rebotes por partidos). Este pívot de más de dos metros de altura ha sorprendido por su rapidez y agilidad. Su enorme figura se hizo gigante en las zonas y su lanzamiento (anotó un triple decisivo en la final) le convierten en una amenaza ofensiva. Muchas cualidades para un jugador que hasta hace poco tiempo jugaba a fútbol.
En el Real Madrid, Jaime Fernández (14,25 puntos por encuentro) realizó una sensacional competición culminada en la final con 28 puntos. En el equipo blanco también brillaron su pareja de pívots, el atlético Sebastián Cuellar y un intimidador Julen Olaizola que destacó en tareas defensivas.
El Club Joventut de Badalona no alcanzó los puestos de honor, pero sus jóvenes jugadores dejaron alguno de los mejores momentos de la competición. Fernan Cerqueira (10 puntos y 10 rebotes por partido) es un alero que brilló tanto en el lanzamiento como en penetraciones, ayudando además en tareas defensivas gracias a una altura que le permite ayudar en el rebote defensivo. Pau Marguí (23 puntos, 16 rebotes y 7 tapones en el partido por el tercer puesto) fue el referente interior de la Penya. Un pívot que anota con facilidad y que fue una autentica pesadilla para las defensas rivales por su facilidad para sumar rebotes ofensivos. Cierra la tripleta mágica del Joventut Guillem Vives, inteligente base encargado de dirigir las acciones verdinegras y jugarse los últimos balones de cada partido.
En la anotación destacaron Ricardo Pampano (Caja San Fernando) con 16,7 puntos, Ignacio Molina (Unicaja). Cierra este repaso de destacados Daniel Pérez, eléctrico base del Gran Canaria Grupo Dunas que protagonizó acciones espectaculares con su increíble rapidez.
La Minicopa 2007 ya es historia, pero a los jóvenes que han participado en ella les queda un prometedor futuro y quien sabe si en breve no oiremos hablar de los Jaime Fernández, Daniel Martínez o Pau Marguí como auténticas estrellas en la liga ACB. Desparpajo, ganas y talento no les faltan.