Fue en aquel mismo año, 1977, cuando los clubs empezaron a hablar de la necesidad de contar con recursos propios en forma de publicidad. Era evidente que una asociación como la que se estaba planteando no iba a ser posible sin dos ejes básicos: publicidad y televisión. Los niños españoles se acostaban con el “Vamos a la cama” de Televisión Española y los medios de comunicación buscaban empresas que explicaran sus excelencias a través de sus páginas o sus ondas. Los clubs de baloncesto trataron de acudir a las dos vías desde el primer momento, mucho antes incluso del nacimiento oficial de la ACEB. En la prehistoria asociativa hay documentos que lo acreditan y el 8 de octubre de 1977 se comentó largamente la necesidad en una reunión de los clubs celebrada en Zaragoza y que ya citamos anteriormente.
Televisión Española tenía el monopolio y todo pasaba por sus manos en la década de los 70 del pasado siglo. Para TVE el baloncesto apenas existía hasta que Raimundo Saporta –siempre él- comenzó a negociar y conseguir acuerdos. Primero para el Real Madrid, claro. En una época en la que el fútbol en televisión se limitaba a los resúmenes de los partidos el domingo por la noche –escasos, cortos, grabados en precario y con evidentes lagunas-, el vicepresidente del Real Madrid y de la FEB logró la transmisión de los partidos de Copa de Europa de su club y hasta del Torneo de Navidad, un interesante invento que llevaba a los hogares españoles el espectáculo del mejor baloncesto en estas fechas tan señaladas. Publicidad y televisión eran soportes imprescindibles para dar vida la asociación y ni uno solo de sus forjadores se planteó jamás ponerla en funcionamiento sin contar con el doble soporte.
Pero no fue un logro fácil. Abrir mercados no era lo recomendable en los finales de los 70 y, pese a los intentos, los obstáculos no comenzaron a caer hasta el inicio de los 80. De la dureza de los inicios da fe el acta de la reunión de los “clubs nacionales de baloncesto” (embrión de la ACEB) que tuvo lugar en el hotel Expo de Barcelona el 16 de abril de 1978 y en la que se da cuenta de que "contamos con una firma que dará a cada integrante un cupo de 15 balones de primera, de cuero, y un 'forfait' de 25.000 pesetas en metálico hasta a ocho clubs". ¡15 balones!
Meses más tarde, el 27 de septiembre de 1978, en otra reunión en Barcelona, en la sede de la Federación Catalana, el lamento es generalizado: "¡Necesitamos un patrocinador para la Liga y la colaboración de TVE!", se repitió varias veces. Pero era clamar en el desierto. No habría avance alguno en ninguno de los dos campos hasta 1981.