Benjamín Jiménez
© Benjamín Jiménez
Benjamín Jiménez: La prolongación de un sueño
El niño que renunció a los trece a jugar por tomar un silbato hasta hacerlo su modo de vida, el adulto que se vio en mitad de una pesadilla a causa de su tendón de Aquiles. Se llama Benjamín Jiménez y su regreso a las canchas es un hecho
  

"Hasta aquí llegué". El 5 de agosto de 2020 el colegiado Benjamín Jiménez sintió que no podía más. Ni fuerzas para empezar de cero la recuperación, ni ganas de repetir un proceso que cada vez parecía más infinito ni mucho menos fe o esperanza alguna en encontrar una salida o una solución a ese dolor que, además de condicionarle su carrera, amenazaba con estropearle su vida. En mitad de la agonía, el árbitro comenzó a hacer balance, viajando en el tiempo por cada uno de los momentos felices que el silbato le regaló.

De repente, Benjamín se vio a sí mismo en el colegio La Salle Buen Consejo de Puerto Real, con solo trece añitos. Los días en los que jugaba y jugaba sin destacar demasiado, la ocasión en la que le ofrecieron arbitrar un encuentro entre infantiles y lo bien que se lo pasó. La conversación con su padre, la ilusión inicial, las dudas, la valiente apuesta. Y es que la decisión más importante en la carrera profesional de Jiménez llegó a esa inocente edad. "En aquella época solo se concedía una licencia: o jugabas o arbitrabas. Al acabar el año de infantil, antes de pasar a cadete, yo me saqué la de árbitro. Y hasta hoy. Como jugador no hubiera logrado ni la mitad, fue un gran acierto".

Qué rápido pareció sucederse cada escena desde aquel día. Cuatro años de categoría base en su provincia y otros cuatros en la autonómica. Un par de cursos en Primera Nacional, otro de EBA y el salto a Liga Femenina, LEB Oro y LEB Plata, desde donde forjó la transición al más profundo de sus sueños. ¡Cómo olvidar aquella llamada! "Estaba aparcando mi coche a las dos de la tarde en la puerta de casa y me llama Ángel Luis Romero, del Departamento de Arbitraje de la FEB, para comunicarme que acaba de entrar un fax de la acb con mi nombre: ¡Había ascendido! Era mi sueño y era lo máximo que me podía suceder, como el niño que empieza imaginando llegar algún día a la élite. Para mí representa lo mismo que lo que acababa de lograr en ese instante. Estaba con mi mujer en el coche... ¡imagínate la explosión de felicidad de entonces!"

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Quince temporadas acb, media docena de cursos en Euroliga, árbitro FIBA desde 2011... a Benjamín Jiménez, hasta hace no mucho tiempo, solo se le hubiera preguntado por la cantidad de anécdotas a lo largo del camino o por el ingente número de partidos importantes pitados. Sin embargo, desde abril de 2019 su mundo pareció pararse de la forma más dolorosa. La historia venía de lejos. "Ya tuve problemas en el pie en 2010, cuando me tuvieron que hacer una artroscopia. Resultó algo light, para limpiar el tendón, pues tenía pequeños dolores, aunque se trató de algo muy rápido: paré en junio al acabar la temporada y en septiembre ya estaba reincorporado". Como si nada hubiera ocurrido. Pero sí, sí ocurría. Y el paso del tiempo agravó lo que parecía solamente un mal susto.

En el verano de 2018, en el Circuito Movistar de pretemporada, empezó a notar nuevamente dolores intensos en ese pie izquierdo. Ya nunca se marcharon. "De esas que vas aguantando y tirando, forzando y sin detenerme, a base de antiinflamatorios, hasta que llegué a un punto, en abril de 2019, donde no podía más y tuve que parar por primera vez. Cuando me miraron, comprobaron que había numerosas pequeñas roturas dentro del tendón". El proceso parecía parecido al de algunos años atrás: frenar, recuperarse y reincorporarse a la plantilla para arbitrar, convencido de que las molestias irían remitiendo. Nada más lejos de la realidad, su profesión no ayudaba. "Con el ritmo acb e internacional no había manera de seguir".

El 7 de octubre de 2019, un día después de arbitrar el derbi madrileño entre el Fuenla y el Estu, Benjamín Jiménez volvía a bajarse de un tren en marcha, con la temporada ya arrancada, con tal de emprender nuevamente la marcha en un plazo corto sin el lastre del dolor. Las hipótesis de qué había podido pasar, la rutina de las pruebas, el primer diagnóstico de un mero edema óseo, que podría solucionarse en quince o veinte días. La sensación de que los días pasaban muy lento, sin que por ello su tendón de Aquiles le diera una tregua. Y un giro a su destino de la mano de uno de los personajes más populares del momento en el deporte de su tierra.

ACB Photo
© ACB Photo

A través de Álvaro Cervera, entrenador del Cádiz Club de Fútbol y gran amigo de Benjamín -¡La de confesiones y anécdotas jugando al golf!-, el colegiado acb decidió acudir a uno de los especialistas más reputados en la materia, el doctor Mikel Sánchez, con experiencia en casos graves relacionados con el tendón de Aquiles como el del mismísimo futbolista internacional Santi Cazorla. Desde la primera consulta, Jiménez entendió que el proceso iba para largo: "Me comentó que el edema óseo era excesivamente grande y que en dos o tres semanas no me recuperaría. El tendón de Aquiles tenía una pequeña rotura por el otro lado, por lo que arrancamos con un tratamiento preventivo a base de plasma". Meses más tarde, cuando los plazos iban según lo previsto, la mejora era un hecho y la ilusión por regresar de forma inminente crecía y crecía, su día a día se volvió a paralizar.

Febrero de 2020. La Copa del Rey de Málaga, desde la distancia. En un entrenamiento rutinario con su preparador físico, Benjamín notó un chasquido que no pudo dejarle más preocupado. Tanto que decidió viajar de nuevo a Vitoria, convencido de las malas noticias: "Tenía previsto volver a arbitrar en febrero, pero cuando me miraron encontraron una rotura por otro lado. Él planteó abrir para ver las condiciones de mi tendón, pero en ese momento... llegó la pandemia. Y, claro, cerró todo".

Sin operación, sin recuperación, sin fe. Qué largo se le hizo cada semana hasta el siguiente 21 de mayo, cuando finalmente pudo pasar por quirófano. "Al abrir, comprobó que tenía el tendón rajado por tres sitios. Me lo tuvo que limpiar y sanar, quedando muy contento y mandándome a Cádiz para iniciar la recuperación con mi fisio. De fábula, había salido de fábula".

La alegría, no obstante, le duró poco más de dos meses. "Todo iba fenomenal con las pautas que me había marcado. Fui a revisión a finales de julio y todo perfecto. Hablamos de comenzar a andar en cuesta y todo, para que el pie adquiriese una posición más normal. Sin embargo, a los dos días, empezando agosto, el pie se me empezó a inflamar y a poner morado". Cuando se sometió a su enésima resonancia, Benjamín no se lo podía creer: su tendón se había roto casi al completo por el otro extremo.

ACB Photo / I. Ferrera
© ACB Photo / I. Ferrera

A punto de colgar el silbato

"Ese día pensé en retirarme, lo digo así de claro. Aquel 5 de agosto en el que me confirmaron que me había vuelto a romper supone uns de los trances más difíciles que viví jamás. He tenido momentos complicados en mi vida, pero ese de pensar que tu carrera profesional acababa por una lesión es el más duro. Todo lo que había entregado desde mis 13 años se iba al garete. Durante dos o tres días solo pensé en tirar la toalla y en poder hacer una vida normal tras la operación". Esta tenía su miga. La intervención no fue precisamente sencilla, obligado el doctor a quitarle hasta 5 centímetros de tendón al colegiado, al que recomendó vivir un tiempo en Vitoria para poder seguir de cerca su evolución.

No hubiera sido sencillo sin el apoyo de tanta gente. "Mi mujer tiene el cielo ganado", escribió el día que ella condujo de Cádiz a Vitoria, tremendamente agradecido por la generosidad de su pareja. "Ha sido un pilar fundamental en todo esto y se llegó a venir conmigo hasta el norte hasta que yo pudiera valerme por mí mismo. También lo de mis padres ha sido increíble, con amigos que han estado constantemente en el proceso. Dos árbitros con los que empecé, Juan Antonio Puerta y Jesús Zurita han estado preguntando día tras día. Compañeros como los Peruga, Hierrezuelo, Cortés, Baena y otros tantos interesándose por mi estado, a todos ellos tengo que dar las gracias, tanto como a Mikel Sánchez y a todo su equipo. Además, debo resaltar el comportamiento humano que ha tenido la acb, desde su dirección general, a través de Antonio Martín o José Miguel Calleja, al Departamento de Arbitraje. Todos han estado en el peor momento de mi carrera y de mi vida, cuando parecía prácticamente retirado, y por ello me gustaría agradecerlo de forma pública. Nunca me cansaré de decir gracias".

Sin más sustos, sin más vuelcos en el corazón, sin más giros inesperados de guion, Benjamín Jiménez ha completado el proceso. Con la temporada 2021-22 a punto de arrancar y todos los aficionados haciendo cábalas, debatiendo sobre el mejor fichaje o la plantilla más reforzada, el suyo es, indiscutiblemente, uno de los nombres propios del nuevo curso. Esta vez sí, superado el año de su última intervención y rozando los dos años sin arbitrar, el gaditano está de vuelta.

acb Photo / P. Moreno
© acb Photo / P. Moreno

Durante el verano, el árbitro se atrevió con un encuentro de mini basket. Un reto viniendo de donde venía. "Como el juego a esas edades es tan desordenado, pues los niños corren de un lado a otro, yo notaba que me pasaban por encima. Recuerdo perfectamente que por eso se me pasó señalar una infracción de 8 segundos, me tenían loco. No obstante, la sensación no podía haber sido más positiva: verme en un partido de basket, desplazarme sin problemas, el pie sin dolor... me sentí fantástico. Me sentí feliz".

Mes y medio más tarde, palabras mayores. Esta vez su particular test no era con niños, sino con dos equipos acb, Unicaja y Coosur Real Betis, en la final de la Copa de Andalucía, a la que llegó con los nervios de una finalísima acb. "Recuerdo un 5º partido del Playoff Final de hace varios años y los nervios eran parecidos, te lo agrantizo. No la misma tensión, claro, pero sí la incertidumbre por ver cómo ese trabajo físico realizado desde la última cirujía respondía en un partido acb. Todo el esfuerzo, mi marcha a Vitoria, el vivir solo, mi lucha por regresar. Para mí significó la guinda a un sueño, pues sigue siendo un sueño volver a arbitrar en acb".

Un sueño real, un sueño tangible, un sueño que protagonizará en primera persona este domingo, designado para el Real Madrid-Hereda San Pablo Burgos de la Jornada 1, consciente de que, cuando vuele el balón, lo relatado y lo sufrido no será más que una mala pesadilla, incapaz de desviarle del camino que él mismo se trazó a la tierna edad de trece años: "Me apetece seguir disfrutando, dedicándome a lo que hago desde los trece, para que una vez que esto se acabe, ser capaz de mirar atrás y poder decir que he disfrutado del baloncesto y de la actividad de árbitro". Nadie podrá decirle que no lo dio todo por prolongar su sueño.