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Jordi Bonareu, una máquina de anotar

Continuando con la serie de Históricos de la Liga Nacional, sin duda, hay que hacer mención a Jordi Bonareu, un auténtico especialista en el tiro, como lo demuestra que en las competiciones nacionales nunca bajara del 90% de acierto. Raimundo Saporta lo quiso para el Real Madrid, pero problemas familiares le llevaron a acabar fichando por el FC Barcelona. Formó pareja con Nino Buscató y ambos se convirtieron en las piezas clave del 'doblete' blaugrana en la temporada 1958-59. Retirado desde hace muchos años, Bonareu asegura que "la mecánica de tiro no se olvida ni a los 70 años"

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"Apenas jugué seis temporadas. ¿Que por qué lo dejé tan pronto? Tenía que trabajar". Eran, claro, otros tiempos. La prehistoria del basket español. Las épocas en las que unos pocos jugadores intentaban divertirse con un deporte que no les daba para ganarse la vida y, en la mayoría de casos, ni siquiera para cuatro caprichos baratos. Jordi Bonareu era uno de ellos; sin duda el mejor anotador de entonces y uno de los más destacados de toda la historia. El basket era tan fácil para Bonareu que podía permitirse el lujo de anotar 46 de 48 tiros libres en los Juegos del Mediterráneo disputados en Barcelona en 1955 o de estar siempre por encima del 90% en las competiciones nacionales "y eso, explica, que en aquella epoca los balones y los aros eran diferentes en todas las pistas y había que adaptarse al material que quisieran ponerte los rivales".

Jordi Bonareu fue un jugador autodidacta, hecho a base de muchas horas en una pista de cinco metros ubicada en el patio de su casa paterna, en la población barcelonesa de Mataró, cuna de muchos personajes importantes de nuestro deporte. Allí aprendió la técnica que le valió después para superar rivales muchos más fuertes y altos porque, como él mismo señala, "el basket, al final, siempre es un uno contra uno". Brilló en el Mataró y en el Orillo Verde y Raimundo Saporta -"un personaje extraordinario, conocerlo cuando tenía 20 años fue una de las grandes cosas que me han sucedido porque directivos como él no abundan ni antes ni ahora; me ayudó mucho y mantuvimos después una gran amistad", explica- quiso ficharlo para el Real Madrid. Y le fichó, pero una enfermedad de su padre le obligó a regresar a Mataró. "No hay problema, la persona siempre está antes que el jugador. Aunque soy consciente de que acabo de perder la Liga", explicó Saporta ante de liberarlo del compromiso y de reconocer públicamente que interesaba al equipo blanco. Quizás por ello, el FC Barcelona se dirigió rápidamente a él. La joya del basket español del momento, el hombre que había sido el máximo anotador en los Juegos del Mediterráneo de Barcelona y que había batido el récord con 45 puntos, estaba libre y podía hacer campeón a cualquiera. La 'leyenda Bonareu' incluso se había universalizado cuando polemizó con los jugadores del Syracusa, el mítico equipo profesional estadounidense que concedía 40 puntos de ventaja en sus rivales europeos. Bonareu, que jugaba de pívot y enfrentaba sus 192 centímetros a los 212 o 214 de su marcadores, no se aminaló. "Les dije que les metía más de 25 puntos. Gané la apuesta. Anoté 28".

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Aterrizó en el Barça y simultáneamente llegó Nino Buscató, que viajaba desde Pineda a Mataró -donde incluso pernoctaba algunas noches- para que Bonareu le llevara a los entrenamientos. Los dos fueron las piezas claves del 'doblete' blaugrana. Ganaron el mano a mano con el Madrid en la Liga después de un final impresionante con 13 victorias consecutivas y superaron al Aismalibar (50-36) en la final de Copa. "Fue un partido que se suspendió en varias ocasiones -explica Bonareu- y al final se programó cuatro días después de mi boda, que no la podía aplazar. Lo jugué después de sólo tres días de viaje de novios". Pero la felicidad barcelonista duró poco. Jordi Bonareu se fue a levantar la empresa familiar y Enrique Llaudet, un extraño presidente, decidió prescindir de la sección por motivos nunca explicados y después de una larga agonía.

El Barça tardaría 22 años en volver a ganar otra vez la Liga. Y, precisamente, también con Jordi Bonareu como protagonista. Esta vez como directivo responsable de la sección. Lo fichó Josep Lluís Núñez de una forma más que rocambolesca. "Éramos vecinos de asiento en la tribuna del Camp Nou y veíamos juntos los partidos de fútbol -explica Bonareu-, habíamos hablado de basket y él conocía mis ideas. Un día, cuando ya había ganado las elecciones, me dijo Antón Parera que el presidente quería reunirse conmigo. Me propuso hacerme cargo del basket y le dije que le iba a crear complicaciones, que no quería que mandaran ninguno de los directivos que entonces se encargaban de las secciones y que habría revolución en el equipo. Me dio carta blanca y comenzó un proyecto de tres años... aunque no se necesitó tanto tiempo para volver a ganar el título. El presupuesto era de 60 millones de pesetas". Fue en la temporada 80-81 con Antonio Serra -fichado por Bonareu- en el banco cuando se rompió la hegemonía madridista. Un palmeo de Luis Miguel Santillana en el Palau Blaugrana cuando el Madrid parecía tenerlo todo ganado llevó al desempate y en Oviedo el Barça fue superior. Pero Bonareu lo celebró desde fuera porque la carta blanca de Núñez no fue tan blanca como se esperaba y, sin ningún vínculo económico, con una personalidad fuerte y unas ideas claras, plantó al presidente poco después de la primera victoria barcelonista en el Pabellón de la Ciudad Deportiva del Real Madrid y tras una polémica en la que Núñez impuso una vuelta de honor a la pista del Palau cuando todavía no se había ganado nada.

Fue toda una desaparición del mundo del basket. A Jordi Bonareu se le ha visto muy poco desde entonces en los pabellones. Con 71 años, un físico todavía envidiable y en plena actividad empresarial -"estoy trabajando en una empresa que he creado en Santo Domingo, aunque hace unos años que digo que me jubilé", explica- no se siente atraído por el que fue y todavía es su deporte. "La última vez que vi un partido de basket en directo fue en el Palau Sant Jordi en el Europeo de 1997. Desde entonces sólo por televisión".

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Las causas están muy claras. "El basket de ahora no es espectacular. ¿Cuantos contraataques se hacen en un partido? La mayor parte del tiempo se la pasa el base botando el balón y la gente se aburre. Prefiero perder por 112-100 que por 58-56". ¿Culpables? Para Bonareu son los entrenadores. "Estoy de acuerdo con Larry Bird, que dice que el entrenador es el culpable del 85% de los partidos que se pierden". ¿Que cual sería para él el conjunto ideal? Lo tiene claro. "Un equipo de amigos, formado por cinco jugadores de categoría, según el nivel del equipo; dos que les pudieran reemplazar y tres amigos que les ayuden en los entrenamientos y que creen buen ambiente en los viajes". "Es importante -añade- que el entrenador no le quite la personalidad al jugador, que es lo contrario a lo que está sucediendo últimamente. Si antes con un sólo entrenador ya nos creaba dolor de cabeza, me asusto ahora al pensar que puede suceder cuando veo en el banco más personas de calle que jugadores. Los entrenadores no entienden, por ejemplo, que el pívot debe ser el segundo jugador del equipo en leer el juego, no un poste como es ahora". Su lejanía de los pabellones no significa una renuncia al basket. Jordi Bonareu sigue llevando el gusanillo en la sangre y todavía es capaz de quitarse la americana en Santo Domingo y anotar delante de un director de banco que le acompañaba y los chavales que estaba jugando en una pista callejera los suficientes tiros libres como para dejarlos con la boca abierta. "La mecánica de tiro no se olvida ni a los 70 años, lo que sucede es que ahora no hay técnicos dispuestos a enseñar si no que quieren solo ganar. Si a mi me dicen que tengo que dar dos pasos y meterla, no podré, pero lanzar parado... eso no se olvida".

Genio y figura en uno de los pioneros del basket español. Resulta reconfortante comprobar su lucidez en unos tiempos en los que acostumbra a ganar el más fuerte, nunca el más inteligente. "El basket siempre acaba siendo un uno contra uno", repite como una primera regla de este juego. Y pocos jugadores han existido en la historia tan brillantes en el uno contra uno como este Jordi Bonareu, que debería servir de ejemplo hasta a quienes nunca han ido hablar de él en un mundo en el que se deboran ídolos con tanta rápidez como sea crean. Un personaje ejemplar este Jordi Bonareu.

FICHA PERSONAL

Jordi Bonareu Bussot
Mataró (Barcelona). 16/11/1934. Pívot. 1,92 metros

Trayectoria deportiva (jugador)

  • 1953-55: Mataró
  • 1955-57: Orillo Verde
  • 1957-59: FC Barcelona

    Trayectoria deportiva (directivo)
  • 1979-80: FC Barcelona

    Títulos
    1 Liga (1958-59)
    1 Copa (1958-59)

    Logros individuales
  • 17 partidos internacionales
  • Participó en los Juegos del Mediterráneo de 1955
  • Batió el récord anotador de la selección española el 12 de febrero de 1956 en un partido ante Bégica (45 puntos) y lo mantuvo hasta agosto de 1990 cuando Jordi Villacampa anotó 48 puntos en Salta frente a Venezuela en el Campeonato del Mundo de Argentina.
  • Tiene el récord anotador de la selección catalana, con 42 puntos anotado en un Catalunya-Castilla.