Lugo/Lleida, 21 abril 2004 (Efe).- El Leche Río jugará mañana (20:45 horas) su último partido de la temporada en su cancha, frente al Caprabo Lleida, y tanto el entrenador como los jugadores quieren la victoria para dar una satisfacción a los aficionados.
El encuentro se presenta interesante porque si bien es cierto que los breoganistas ya tienen asegura su continuidad en la Liga ACB, todos quieren la victoria para la afición, en tanto que el Caprabo Lleida la desea también para asegurarse la permanencia a falta de un partido.
Andreu Casadevall, el entrenador del Leche Río, dijo que no quiere relajación en sus jugadores. "Vamos a pensar que es un partido más y que hay que ganarlo para darle una satisfacción grande a nuestros aficionados, que tanto han sufrido en los últimos cinco partidos", dijo.
También señaló que el Leche Río tiene trece victorias, "y mi objetivo es acabar la temporada con catorce o quince", precisó.
Sobre el rival dijo que "pasó por momentos de apuro y últimamente ha ido a más. Creo que van a venir a darlo todo y a asegurar la permanencia aquí. Tiene jugadores que están pasando un gran momento y seguro que va a ser un buen partido".
Casadevall no desveló si va a seguir o no dirigiendo el banquillo breoganista la próxima campaña. "De momento quedan dos partidos y después habrá que hablar. Yo estoy contento en Lugo pero no soy quién para decir si voy a seguir o no", aseveró.
El ala-pívot Ricardo González señaló: "es el último partido de la temporada en casa después de una recta final en la que hemos sufrido mucho. Queremos agradar a nuestro público, que nos apoyó en los momentos difíciles, y dedicarles la victoria".
Según González, "en Lugo el Breogán es más que un equipo de baloncesto y queremos que mañana la afición lucense disfrute con el partido".
El Caprabo viaja bajo mínimos y pendiente del Jabones Pardo
El Caprabo Lleida viaja hoy hacia Lugo, donde mañana se enfrenta al Leche Río, con muchas reservas por las lesiones y con la mirada puesta en el partido que esta noche juegan el Jabones Pardo Fuenlabrada y el Unicaja, ya que una derrota madrileña aseguraría la permanencia del equipo catalán en la ACB.
Después de ganar al Adecco Estudiantes el pasado sábado, el conjunto de Asa Petrovic cuenta con una victoria de ventaja sobre el Jabones Pardo Fuenlabrada y está empatado con el Etosa Alicante, sus dos rivales directos en la lucha por mantenerse en la elite, a los que les tiene ganada la diferencia de puntos.
Este factor permite que el Caprabo pueda certificar hoy mismo su salvación sin necesidad de imponerse en ninguno de los dos partidos que le quedan para cerrar la primera fase de la competición.
Teniendo en cuenta esta circunstancia, Asa Petrovic afronta el compromiso en Galicia con muchas reservas. El base Nacho Rodilla se ha quedado en Lérida por culpa de una rotura fibrilar y ha inscrito al base Dani Rodríguez, que actualmente estaba cedido en el Tarragona de la Liga LEB.
Así, el técnico tiene previsto dar descanso a sus dos pívots americanos. Derrick Alston y AJ Bramlett han viajado con la expedición leridana, pero el primero no jugará y la presencia del segundo en pista será muy inferior a la habitual. Además, Sergio Ramos también es baja después de que el pasado lunes se operase de una grave lesión en la rodilla izquierda.
Petrovic manifestaba antes de partir hacia Lugo que "sólo se puede complicar la permanencia si se pierden los dos próximos partidos y los rivales directos ganan sus dos últimos compromisos, aunque deben jugar ante equipos que se juegan mucho (Unicaja y Real Madrid) y por lo que la carambola parece improbable".
"La permanencia matemática puede llegar hoy, pero ello no influirá en nuestros próximos duelos, que los afrontaremos al máximo en busca de la victoria, sobre todo el que jugaremos el sábado ante nuestra afición a la que debemos mucho por su apoyo", añadía el entrenador del Caprabo.
El objetivo del equipo es llegar al último choque de la mejor manera posible para lograr un doble objetivo: ganar si es necesario y obsequiar a los seguidores con una final de temporada lo más dulce posible después de siete meses de sufrimiento.