Redacción, 10 Ene. 2017.- Nos emocionó a todos los que amamos el basket 'viejuno' el reportaje de Informe Robinson sobre Nate Davis, emitido a finales del 2013. Con las atinadas manos de Luis Fermoso y Antoni Daimiel detrás y la perfección y el cariño que hacen las cosas en el 'Plus', aquella fue la forma ideal de reivindicar el recuerdo de un jugador mítico en una época fundamental para el despegue de nuestro basket. Ocho años anduvo aquí (Askatuak 78-79, Valladolid 79-82, Obradoiro 82-83 y Ferrol 83-86) un tipo que impresionó a todos por sus vuelos, pero también por su humanidad.
La pieza en cuestión, titulada "Yo vi jugar a Nate Davis", no solamente recordaba al personaje, al hombre que desafiaba las leyes físicas ante rivales que intentaban responder con la boca abierta, sino también encontraba a la persona a la que se le había perdido la pista hacía años. El trabajo de investigación tuvo que resultar prolijo porque Davis, alejado del estrellato del que disfrutó aquí, era, como suele pasar, uno más en su país, un 'currante' que vivía en un modesto apartamento. Primero estuvo en una empresa de paquetería y en los últimos años ejerció como guardia de seguridad, una profesión relativamente habitual entre antiguos jugadores.
Conoce su historia de la mano de Javier Ortiz, en Endesa Basket Lover