Redacción, 19 feb. 2010.- El derbi vasco tuvo todo lo que se esperaba menos la precoz y abultada diferencia, justa pero demasiado temprana para el espectáculo y la fiesta en las gradas. El Caja Laboral se metió en semifinales por la puerta grande (62-75), mostrando un baloncesto trepidante y efectivo con un San Emeterio enorme que finiquitó las esperanzas bilbaínas de alargar la fiesta de la Copa.
En los grandes momentos, en los partidos clave, los mejores jugadores dan un paso al frente. Lo hicieron San Emeterio (que hizo olvidar la baja de Tiago Splitter por lesión) y Marko Banic, escenificando un duelo de baloncesto casi perfecto, de aparente sencillez.
Pero fue el español (34 de valoración con 23 puntos) y su equipo quien se llevó el gato al agua ante la soledad del croata (22 puntos). Ambos jugaron un partido perfecto, sólo que uno a lomos de una máquina de hacer baloncesto a la quinta velocidad y el otro a expensas de la irregularidad de los locales.
Velocidad, tensión y San Emeterio
El choque empezó con un ambiente espectacular para empezar, con dos aficiones entregadas que se adueñaron del pabellón anulando el factor cancha o, mejor dicho, duplicándolo. La auténtica fiesta del baloncesto, rivalidad sana desde el primer hasta el último segundo.
Y los equipos añadieron velocidad. Robos, contraataques, penetraciones y Fernando San Emeterio (autor de 10 puntos en los primeros 5 minutos), que favorecieron claramente el juego intenso de los de Dusko Ivanovic: 6-17 de inicio como máxima diferencia.
Katsikaris dio entrada a Marko Banic para cambiar las tornas y el croata no dudó: triple con dedicatoria en la cara de Barac. Pero ante el Caja Laboral, las cosas no son tan fáciles: Teletovic respondió con otro triple y Ribas forzó la pérdida de Banic en la jugada siguiente. Festival de triples (17 lanzados y 6 convertidos entre los dos equipos) que cerró el propio Banic con una canasta fácil: 11-20 y a tomar aire.
Durante cinco minutos, la fiesta pareció estar sólo en la grada, apagando los dos equipos el ritmo inicial y errando a la hora de construir y culminar los ataques. El buen hacer de Axel Hervelle en los rechaces (3 rebotes ofensivos en apenas 5 minutos) y la genial facilidad de Banic mantuvieron a los suyos dentro del margen de los 10 de ventaja.
Hasta que apareció Mumbrú de nuevo y castigó el desacierto de la rotación baskonista (Herrmann, Oleson y Eliyahu, un poco fuera del partido) con un triple para acercarse a 5 puntos (22-27).
El Caja Laboral no encontraba fluidez y el Bizkaia Bilbao Basket aceleró al máximo de la mano de Banic (13 pts.) para irse al descanso con 31-37 tras el triple sobre la bocina de Teletovic. El partido lo tenía todo y la sensación de que lo mejor estaba por llevar volaba por un BEC lleno hasta los topes y teñido de negro y rojo.
San Emeterio se come el partido
Si algo no se puede hacer contra el Caja Laboral es dormirse, porque lo puedes pagar muy caro. Un par de pérdidas, dos triples de English y de nuevo el excelso e imparable San Emeterio (11 puntos en el tercer cuarto) colocaron la máxima ventaja: 38-60.
El Bizkaia Bilbao Basket estaba echando por la borda el gran trabajo realizado en las primera parte en un suspiro. El partido se rompió. ¿Acabado? Moiso dijo que no, metiendo un increíble triple (su segundo en España) sobre la bocina para afrontar los últimos 10 minutos con 16 de desventaja (47-63).
Avisó Teletovic de buenas a primeras con un triplazo marca de la casa: el Caja Laboral no iba a parar bajo ningún concepto. Ese triple y el siguiente de Ribas empataron el récord de triples convertidos en un partido de Copa, con 14, en posesión de Estudiantes Caja Postal (1994), DKV Joventut (2008) y Regal FC Barcelona (2009).
Poco más dejó un partido que acabó demasiado pronto y que demuestra que el Caja Laboral es tan temible como siempre a pesar de la baja de Tiago Splitter, lesionado. Llegan a semifinales con inyección de moral y con algo seguro: su afición puede convertir Bilbao en Vitoria. O casi.