UCAM Murcia y Unicaja se miden por un puesto en la final y la lucha por un titulo especial. Para los locales sería su primer trofeo acb y esperan repetir la ilusión de la Copa del Rey de 1996 cuando llegaron a semifinales derrotando a los malacitanos. Por su parte, Unicaja quiere alcanzar su cuarta final y, por fin, levantar el único título nacional que se le resiste (perdió las finales de 2004, 2006 y 2015). En los antecedentes más recientes, máxima igualdad con tres victorias para cada equipo en las últimas tres temporadas acb.
Seguramente sea la incorporación que más ilusión ha despertado en el bloque murciano y el talento que está llamado a llevar el timón anotador (el año pasado promedió 16,5 puntos por partido con el Galatasaray turco). Además, su liderazgo y personalidad arrolladora debe ayudar al UCAM Murcia a confiar en sus opciones y crecer. De momento, nada más llegar no se esconde y aseguró a la prensa que esta temporada "todos van a saber quién es el UCAM Murcia".
Unicaja ganó mucho más que una Copa del Rey la pasada temporada. Bajo la sabia batuta de Ibon Navarro, el equipo andaluz practicó un baloncesto atractivo y efectivo que atrajo a la afición al Martin Carpena y puso en apuros a los grandes del baloncesto nacional. Con la única incorporación de Kameron Taylor y el fichaje temporal de Ilimane Diop, ahora el reto del técnico es dar un paso más y asentar el proyecto para seguir luchando por títulos. El primero, la Supercopa Endesa.
Una de las fortalezas del UCAM Murcia la pasada temporada fue el rebote (fue el segundo máximo reboteador con 37,6 capturas por partido), especialmente en ataque donde promedió 12 por partido. Este año, Sito Alonso vuelve a apostar por la fortaleza interior con los centímetros y músculo de Simon Birgander, Moussa Diagné y Jordan Sakho, pero junto a ellos, la capacidad para moverse en la pintura de Nemanja Radovic y la polivalencia de Howard Sant-Ross debe hacer del equipo murciano nuevamente un peligro al cargar el rebote ofensivo.
Una de las claves del éxito pasado de Unicaja fue el buen funcionamiento de sus bases. Alberto Díaz lideró desde la defensa, pero con el paso de la temporada, el desequilibrio ofensivo de Kendrick Perry le convirtió en un jugador clave en el Playoff. Su velocidad y uno contra uno le convierten en imparable a campo abierto, pero ojo porque Unicaja en estático tiene un base encubierto en Will Thomas. La capacidad del ala pívot de generar juego desde el poste bajo complica el trabajo de las defensas y tiradores como Carter, Kalinoski o Taylor se frotan las manos con su visión de juego.