Barcelona, 24 Jun. 2015.- Histórico Real Madrid. Supercopa Endesa, Copa del Rey, Euroliga y ahora, Liga Endesa. El conjunto blanco completó un poker nunca visto al ganar por la vía rápida (3-0) el Playoff Final ante un FC Barcelona que no pudo evitar que su rival levantase el trofeo en el Palau Blaugrana.
Este Real Madrid sabe ganar. Era consciente de que, por mucho que tuviera tres oportunidades, perdonar significaba revivir al Barça y abrir una nueva película en el Playoff Final. Querían el título, el poker, y lo querían ya. Sin demoras, sin bajar el ritmo.
Así lo demostraron en un Palau engalanado con los colores blaugrana y que rindió todo el apoyo al Barça desde un buen trecho antes del salto inicial. Y el Barça lo intentó, encontrando al mejor Tomic tras su gris inicio en Madrid y rehaciéndose tras irse 14 abajo al descanso, pero fue insuficiente ante el rodillo de un Real Madrid que vivió los 40 minutos con el cuchillo entre los dientes.
Los de Laso volvieron a ir a muerte en defensa, recuperando balones y dificultando cada tiro rival. Sacaron mucho rédito del mal día en el tiro del Barça, y no perdonaron en ataque. Triples, balones interiores, una rotación profunda en la que todos eran partícipes y protagonistas. Que Llull y Rudy no empezaron tan enchufados, ahí estaban Carroll y Maciulis para liderar el despegue madridista en un letal segundo cuarto.
Los blancos se fueron al descanso 14 arriba, pero tuvieron que ganar dos veces. Un increíble tercer cuarto del FC Barcelona, con la segunda mejor anotación en un periodo en la historia de las finales (33 puntos) cambió radicalmente el encuentro: del 34-48 al 67-62, antes de que Sergio Rodríguez y Jaycee Carroll -memorable- diese sentido y acierto al ataque de un Real Madrid que no padeció: resolvió la crisis con serenidad y acierto. La serenidad y acierto de un campeón de la Liga Endesa.
Un partido de vaivenes
El FC Barcelona salió espoleado por el apoyo de un Palau Blaugrana entregado y a los dos minutos tomó su primera ventaja en el electrónico en los anteriores 74 minutos de la eliminatoria. Fue quitarse una losa, al menos temporalmente ya no tenía que perseguir a su rival. Así fue buena parte del primer periodo, el tiempo de absoluto dominio de un Ante Tomic que se marcó un perfecto 6/6 en tiros de dos, 12 puntos, en el primer periodo.
Con Tomic como referente el Barça aguantó esos 10 primeros minutos (17-17), pero empezaba a aparecer una lacra ofensiva: ni entraban los tiros de fuera ni aparecían en ataque los exteriores. Todos los puntos venían de pívots y ala-pívots, mientras que el Real Madrid exhibía mucho más polivalencia.
Como la tendencia no varió, el Real Madrid no tardó en empezar a despegarse en el segundo periodo. Maciulis abrió la veda y entre Sergio Rodríguez y Jaycee Carroll convirtieron el partido en una pesadilla recurrente para el Barça: parecía el segundo partido. Los triples blancos volaban y el Barça carecçía de argumentos más allá de darle el balón a un Tomic que no podía estar siempre ahí. La renta se fue hasta 9, luego eran 11 y de repente, 14 (26-40).
Tras 1/11, por fin el Barça halló tino en el triple con dos aciertos seguidos de Oleson y Doellman, pero incluso colocarse a -10 (34-44) resultó un espejismo: cuatro puntos de Maciulis enviaron el partido al descanso de nuevo con +14 para el Real Madrid. La estadística de triples era demoledora: 3/16 para el Barça, 7/10 para el Real Madrid. Así, estaba claro.
Enchufar para sobrevivir. Eso era lo que necesitaba el Barça, su única opción. Y Doellman abrió la lata con un triple, iniciando minutos de más acierto ofensivo de los de Pascual. El problema para éste era que el Real Madrid seguía enchufando y la diferencia bajaba muy poco a poco. Tuvieron que pasar cuatro minutos hasta que el Barça bajó de los 10 de desventaja. Lo hizo con un parcial 7-0 en apenas un minuto que ponía el choque en 49-55.
Había partido. Había final. Sergio Llull alivió la crisis blanca con un triple desde la esquina, a continuación de una técnica a Tomic (51-62), pero la defensa del Barça había elevado varios niveles su listón y los puntos llegaban para poner el choque en un puño (61-62) a un minuto del final del tercer periodo. La canasta que apretaba tanto el electrónico era la undécima sin fallo de un Ante Tomic opositando a hombre del partido.
La remontada culé se culminó en el último minuto del final del tercero, con dos triples espectaculares de Abrines saliendo del bloqueo (67-62). La fiesta era total en el Palau Blaugrana, por mucho que un triplazo de Sergio Rodríguez desde ocho metros cerrara el tercer cuarto con el marcador muy ajustado 67-65.
El Chacho, padre de una niña el lunes, quería volver prontito con su mujer y su hija. Y así empezó el último periodo, con otro triple para voltear el resultado. Cuando Carroll continuó su serie con cinco puntos seguidos, el parcial ahora era inverso: 1-11, con el Real Madrid ganando por 68-73 a 7:30 del final y Tomic cargado con cuatro faltas personales.
El acierto del Real Madrid continuaba con Maciulis y Nocioni, y llegaba a los últimos cinco minutos ganando por seis (73-79). El Barça quedaba obligado al milagro, y cuando entró una canasta cayéndose de Carroll y un triple de Nocioni (siempre ahí en los momentos importantes) y se salió el primer tiro fallado de Tomic (12/13 con éste), la final empezó a colorearse de blanco: 73-84 a cuatro minutos. Y todo ello con Laso apostando por un quinteto que podría tildarse de suplente pero que rindió al nivel del más titular de los titulares: Sergio Rodríguez-Carroll-Maciulis-Nocioni-Slaughter.
Dos tiros libres de Abrines y una antideportiva a Slaughter sobre Tomic devolvieron algo de pulso al Barça (76-84), pero Carroll hizo una de esas canastas que valen un título: rebote ofensivo y dos puntos cuando la posesión parecía acabada. Estaba casi decidido, pero el Barça lo iba a luchar: un triple de Abrines permitía el 79-86 a dos del final, pero la diferencia bajaba a demasiada poca velocidad para los intereses blaugrana.
Una canasta de Satoransky puso el 81-86 a 1:10, y luego Tomic puso a los blaugrana a tres a 35 segundos (83-86). Y en ese momento, con el partido al límite y la posesión acabándose, Carroll anotó desde seis metros con un defensor encima. Era el 83-88, quedaban 14 segundos y el Barça apelaba al imposible: triple fallado por Doellman que hubiera metido a su equipo en el choque, aunque Tomic peleó y anotó tras rebote ofensivo (85-88).
Pero ya apenas quedaba tiempo y los tiros libres de Llull acabaron de decidir el partido.