La Minicopa Endesa Badalona’23 no pudo mejor encontrar anfitrión para su primera jornada y Rafa Vecina fue el encargado de entregar el balón con el que dio comienzo el campeonato de los equipos infantiles. El mítico jugador de Joventut Badalona, Caja de Ronda, Estudiantes y Baloncesto Salamanca creció en el barrió de Llefià, lugar donde se celebra la fase de grupos y es por ello que la celebración del torneo le traen buenos recuerdos de su infancia.
“Que sea aquí en Badalona y, además, en tu propio barrio lo hace muy emotivo porque florecen muchos recuerdos que te retrotraen a los inicios de mi carrera. Además, es muy de agradecer que se fomente el baloncesto en estas zonas que son un poco más desvalidas a nivel general”, señala Vecina.
Las ligazones son estrechas entre Llefià y Rafa Vecina pues sus propios hijos jugaron más de una vez en la pista donde estos días se celebra la Minicopa Endesa. “Ambos han jugado aquí y hemos visto muchísimos partidos en este pabellón. Yo siempre les he explicado que soy de este barrio y de este pabellón… aunque fuera posterior a mis años de formación. Es especial porque hasta mis padres han venido aquí a ver jugar a mis hijos”.
La Minicopa Endesa es además una oportunidad magnífica para el barrio ya que ha visto como las instalaciones del Poliesportiu de Llefià eran mejoradas y ahora luce un aspecto inmejorable para la celebración del torneo. “Es de agradecer porque aquí que se hagan estos eventos y se vayan adecuando pistas es muy bueno ya que en Badalona cuesta mucho que las pistas estén en bien y hay un montón de equipos de baloncesto con muchas dificultades para poder entrenar. Poder remodelar el pabellón, ir haciendo cosas poco a poco y que la gente pueda venir es importante para, en barrios complicados, poder ofrecer salidas como la tuve yo”, reconoce Vecina.
Para el exjugador, la Minicopa Endesa es una ocasión magnifica para disfrutar de la “frescura” del baloncesto en estado puro. “Estos chicos todavía no están maleados por el baloncesto profesional entonces es un baloncesto de toma y daca, donde todavía no se coarta al jugador. Es una frescura, un baloncesto atractivo donde la gente a la que le gusta el baloncesto le sirve para recordar al chico de 13 años que luego se ha convertido en estrella”, asegura
Sobre las diferencias del juego que observa entre el actual y el de sus primeros años, Rafa Vecina afirma que “al entrenador del Barça le hecho un comentario y le he dicho que en mi época no éramos tan grandes” dice con una sonrisa. “Yo en infantiles medía 1,92 y era de los más altos; ahora aquí ves a chavales de 2,11. Evidentemente en altura es otra cosa y, sobre todo, es diferente a nivel de velocidad y capacidad atlética. Ahora son más atléticos y lo hacen todo más rápido”, dice.
El que fuese entrenador asistente en la selección española campeona del mundo en 2006 reconoce que el juego ha cambiado mucho y que ahora queda poco margen para la libertad del jugador y por eso en estas edades se disfruta mucho del talento en estado puro. “Es bueno que los entrenadores tengan esa capacidad de seguir formando al jugador y vaya aprendiendo ciertas cosas porque, al final, podemos encontrarnos a jugadores encorsetados porque tiene dificultades para conocer el juego. Ahora son más altos, más guapos, saltan más son más técnicos… pero a veces, como el juego es tan especializado, les cuesta entender ciertas cosas del juego y estos chicos no lo hacen, están liberados de ello”, declara.
Ahora con la distancia es uno más de los tantos que disfrutan del alegre juego que muestran los chavales de las canteras de acb y en especial goza con esos pequeños jugones que muestran mucha magia a pesar de su corta edad. “Yo por lo menos, que soy de los antiguos, me fijo mucho en el ‘flow’. En ese jugador que lo ves a la hora de andar cómo se mueve y tal… da igual que sea alto o bajo, lo ves y piensas: ‘ese chico tiene algo’”, concluye Vecina.