¿Y qué hacía el Real Madrid mientras el Barça planteaba batalla?
"Tengo que hacer entender al presidente de mi club que nos conviene perder muchos partidos porque es la única manera de que la gente vaya a la cancha, pues si ganamos siempre por 50 puntos entenderán que el baloncesto no tiene ningún interés". La frase se la dijo Mariano Jaquotot a Jordi Bertomeu en 1985. Jaquotot tenía entonces 35 años -murió el 15 de agosto de 1994 con 44- y había entrado a formar parte de la Junta Directiva del Real Madrid, antes de ser el máximo responsable de la sección de baloncesto. La ACEB ya estaba en marcha y el club blanco se había integrado en ella desde el primer momento, pero Ramón Mendoza, el presidente recién elegido, no parecía demasiado convencido de la bonanza de esa rompedora asociación. De hecho, Mendoza ni siquiera estaba convencido de la utilidad de una sección que le había dado a su entidad 20 de los 22 últimos títulos de Liga.
El trabajo de Jaquotot, un economista de éxito, propietario de la empresa Eurocafé, a quien Portela recuerda como “un hombre muy importante para nosotros, comprometido y muy preparado”, iba a ser complicado, porque estaba claro que no sería precisamente el Real Madrid el primer beneficiado de la revolución deportiva en marcha e iba a ser necesaria mucha pedagogía interna para seguir el camino que había marcado José Luis López Serrano, el representante del club blanco en los primeros pasos de la ACEB. "La verdad es que al Madrid no le gustaba demasiado la idea de una asociación. Raimundo Saporta puso pegas al inicio, pero era un amante del baloncesto y llegó al convencimiento de que no tenía más remedio de aceptarlo porque era irreversible. Al final colaboró", afirmaba con rotundidad pocas semanas antes de fallecer López Serrano, un hombre que lo fue todo en el Real Madrid. En el baloncesto y en el fútbol.