Artículo

Forjadores de la acb (VI): Los primeros empleados

"Forjadores de la acb", la obra escrita por Juan Antonio Casanova y Manuel Moreno, continúa relatando aquellos inicios de la asociación, que daba sus primeros pasos allá por el año 1983

acb Photo
© acb Photo
  

Si el primer empleado a tiempo completo de la Asociación de Clubs fue Eduardo Portela, el segundo fue una mujer: Judit Marí. Enseguida le siguió Llibert Vinaixa. Judit, a la que pronto apodaron “La dama de hierro” (“Era la única mujer en un mundo muy masculino y tenía que ser muy seria y muy estricta”, explica ella con cariño), se incorporó en 1983, cuando, a falta de una sede propia, las reuniones se celebraban en el despacho profesional de Jordi Bertomeu, en la calle Mallorca de Barcelona.

En un primer momento, Judit compaginaba su nuevo trabajo en la ACEB con otro que ya tenía en una gestoría. “Comía un bocadillo y me iba a la Asociación, hasta altas horas de la noche. En aquellos tiempos había que trabajar hasta muy tarde, porque en los clubs no había profesionales y todos se podían dedicar al baloncesto únicamente después de cumplir con sus respectivos trabajos”, explica. “Pero me di cuenta de que estaba acabando con mi salud y me pregunté a mí misma: ‘¿Crees en esto o no?’ Me contesté a mí misma que sí, dejé el otro trabajo y a partir de entonces me dediqué en exclusiva a la Asociación”.

Primero fue secretaria de Eduardo Portela y tras unos breves escarceos con el marketing (“evidentemente, eso no era lo mío”, confiesa entre risas) pasó al departamento de competición y fue su directora hasta que en el 2000 se incorporó con Bertomeu a la recién creada Euroliga.

De su largo paso por la ACB, Judit Marí recuerda que “los primeros tiempos fueron muy difíciles, pero poco a poco pudimos hacer el cambio, el gran cambio que, a mi entender, fue convertir en profesionales unos clubs hasta entonces amateurs”. Y no olvidará en la vida el miedo que pasó en el avión cuando, en diciembre de 1983, voló a Madrid para registrar los estatutos de la Asociación y vio en Barajas los restos del gravísimo accidente que había ocurrido allí el día anterior.