Por Jorge Muñoa. Madrid, 14 nov. 2004 (EFE).- El estadounidense Louis Bullock cumplió con su fama y su deber de hombre para los finales apretados en una noche clave para el Real Madrid, su nuevo equipo, y el Unicaja, su anterior escuadra, a la que no tuvo más remedio que apartar de la senda del triunfo para sostener la inmaculada trayectoria de los blancos en la ACB.
Dos rachas ganadoras frente a frente. La de los locales, ininterrumpida desde que el primer balón de la temporada surcó el aire; la de los visitantes; la de los visitantes, recién estrenada -triunfos encadenados ante Bilbao, Pamesa y Manresa-. Además, dos técnicos exigentes y meticulosos, amantes del orden y del buen baloncesto. En la cancha, jugadores vinculados por pasado y presente a ambos clubes. Todo lo necesario para ver algo interesante.
Las pizarras dieron equilibrio. El rigor estratégico no impidió que el primer cuarto conviviesen defensas serias con ataques afinados. Un poco mejor los blancos frente al aro, abrieron una brecha (23-14 m.8) que el Unicaja se apresuró a suturar con un tiempo muerto y el primer vuelco al juego con la entrada de Fran Vázquez, uno de los hombres de la ACB seguidos desde el otro lado del Atlántico por los ojeadores de la NBA en Europa.
El pívot gallego cambió las tornas. Aportó siete puntos -cinco seguidos- en un parcial de 2-10 (25-29 m.14) y abrió el baúl de las complicaciones para el Madrid, que buscó el vestuario a remolque del equipo andaluz ansioso por encontrar una mayor claridad de ideas (35-38).
Vázquez, Carlos Cabezas y el francés Florent Pietrus habían hecho más fuerte al Unicaja saliendo desde el banco. Los blancos, sin tocar su mejor nivel, pero sin hacerlo mal, se quedaban cortos. Para ganar les faltaba ese ápice de solidez que establece la diferencia cuando las fuerzas están equilibradas.
El Unicaja, sin embargo, rezumaba concentración. En el tercer cuarto volvió a arrancar con fuerza (37-44 m.24) fiado a Cabezas, Vázquez y Jorge Garbajosa y a un perímetro con JR Bremer y el francés Stephane Risacher que multiplicaba los puntos de atención a los que debía prestar atención el Real Madrid.
Mientras los malagueños crecían por momentos y sabían perfectamente sobre quiénes giraba el juego, el Madrid había consumido veinticinco minutos sin encontrar referentes y perdía por once puntos (39-50). Además, cada vez le costaba más ver la cesta rival. Después de anotar doce escasos puntos en el segundo cuarto, malvivía con seis en los siete primeros minutos del tercero.
Incrustar al irlandés Pat Burke dentro de la pintura fue todo lo que pudo hacer para alimentar el marcador y evitar que la fractura exhibiese márgenes imposibles. La brega de Burke oxigenó a los suyos, les aupó tanto que el Madrid, sin previo aviso, encendió una de esas rachas de vértigo con las que ya ha desvestido a unos cuantos rivales esta campaña.
Los blancos salieron al último asalto rodeados por ese ambiente de grada que convierte cada balón robado, cada rebote y la más mínima acción en una castigo psicológico para el adversario. Perder un balón levanta tanta fiesta entre el público como ganar un título. Pero el Unicaja apagó el fuego antes de venirse abajo. Un triple de Bremer y una canasta de Vázquez aplacaron la furia local y sujetaron al Unicaja.
Después de todo, las cosas llegaron a parar donde apuntaba la lógica: triple de Alberto Herreros, 60-60 y cinco minutos por delante para el pulso final entre Madrid y Unicaja, Bozidar Maljkovic y Sergio Scariolo, el líder invicto y el emergente poder establecido en Málaga.
Un amigo de la casa malagueña, Louis 'sweet' Bullock, había aguardado pacientemente ese escenario para exhibir poderes. El norteamericano, enfrentado a su ex equipo por primera vez, dio carpetazo al choque con una naturalidad asombrosa, le sobró tiempo. La tanda del base estadounidense produjo siete puntos en un santiamén y, con otros tres de Antonio Bueno, apuntilló la victoria madridista (73-64 m.38). El Madrid no cede. Nueve de nueve. El Unicaja perdió, pero esta temporada dará que hablar. Seguro.
79 - Real Madrid (23+12+17+27): Sonko (6), Bullock (25), Gelabale (13), Fotsis (10), Bueno (5) -cinco inicial-, Herreros (5), Reyes (4), Stojic (-), Hervelle (2) y Burke (9).
71 - Unicaja (21+17+16+17): Sánchez (-), Bremer (11), Risacher (16), Einikis (2), Garbajosa (8) -cinco inicial-, Cabezas (8), Vázquez (15), Rodríguez (-), Pietrus (5) y Herrmann (2).
Arbitros: De la Maza, Pérez Pizarro y Rosado. Sin eliminados.
Incidencias: encuentro correspondiente a la novena jornada de la Euroliga 2004-05 disputado en el Palacio Vistalegre ante unos 11.500 espectadores.