acb Photo / A. Arrizabalaga
© acb Photo / A. Arrizabalaga
La hora de Aleksa
Comenzó a practicar el baloncesto viendo jugar a Bodiroga, cumplió su sueño de jugar con la Selección de Serbia y hoy destaca como referente en Movistar Estudiantes. Aleksa Avramovic, se ha convertido en uno de los talentos ofensivos más destacados de la Liga Endesa
  

Pocos países como Serbia viven el baloncesto con tanta pasión. Recorrer las calles de muchas de ciudades es visitar un mapa del deporte de la canasta con múltiples parques donde se reúnen amigos para jugar y centenares de clubes donde se forman los talentos de la próxima generación de jugadores.

El baloncesto se lleva en la sangre y son muchos los motivos que inducen a los niños a iniciarse en él. Para Aleksa Avramovic la piedra fundacional de su amor estuvo en la Copa del Mundo de 2002 que conquistó Yugoslavia. “Empecé a jugar después de que Yugoslavia ganase la Copa del Mundo en 2002. Recuerdo que Bodiroga completó un gran torneo y jugó un partidazo contra Argentina”, nos cuenta. Fue tan profundo el impacto de aquellos días y aquella estrella (el alero anotó 27 puntos, capturó seis rebotes y repartió tres asistencias) que Aleksa decidió tomar como suyo el número 4 porque era el dorsal con el que Bodiroga jugó aquel torneo.

Desde entonces ligó su camino al de la pelota naranja, aunque su desarrollo formativo no fue del todo sencillo y la gran competencia en el país le hizo pasar por debajo del radar en categorías de formación. “En nuestro país el baloncesto es el deporte número uno. En otros lo es el fútbol, pero no en Serbia. Yo empecé a jugar en el equipo del colegio y con 13 años entramos en el club de mi ciudad aquellos mejores jugadores que habíamos destacado en el colegio. Yo soy de una ciudad con mucho talento, pero en el resto del país había grandes talentos en las categorías sub16 o sub18 y yo no tuve muchas oportunidades. En el instituto crecí 13 centímetros y ahí es cuando comencé a destacar jugando en las posiciones de base y escolta”, recuerda.

acb Photo / J. Pelegrín
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Tras formarse en el KK Borac Čačak, dio su primer salto viajando al OKK Bélgrado. “Era un club outsider, pero completé una gran temporada siendo el más destacado de mi equipo y eso me dio la oportunidad de seguir creciendo”, confiesa. Aquella temporada solo fue el principio de un crecimiento deportivo que poco tiempo después le hizo emprender su siguiente reto: Italia.

“Quería jugar fuera del país porque allí es complicado competir y desarrollarse, yo lo que quería era competir con los mejores y desafiarme. Italia no es la acb, eso está claro, pero tiene un buen nivel y tuve la oportunidad de jugar la Champions League. En su momento no tuve dudar sobre la conveniencia de aceptar la oferta”, relata Avramovic. En Varese permaneció tres temporadas donde no solo logró posicionar al equipo entre la clase noble de la LEGA, sino que, personalmente, le permitió mostrarse como un talentoso jugador ofensivo. “El primer año fue de adaptación, pero el segundo y tercero fueron increíbles. Jugué con un rol principal y, paso a paso, fui desarrollando mi juego dentro del equipo. Era un buen equipo donde estaban jugadores como Stan Okoye o Siim-Sander Vene y conseguimos completar unas grandes temporadas. Fueron grandes años tanto para el grupo como en lo personal donde conseguí ganar experiencia”, cuenta.

Fueron años de crecimiento donde llamó la atención del gran público y que le permitió vivir un momento imborrable. Fue el 25 de febrero de 2018 cuando se convirtió en el héroe del triunfo de Serbia frente a Austria en los partidos de clasificación para la Copa del Mundo. Ese día anotó 13 puntos y dio cinco asistencias, pero lo que lo hizo inolvidable fue anotar el triple ganador a 22 segundos del final. A domicilio, pero en un pabellón lleno de compatriotas, Aleksa tocó la gloria. “Era mi primera experiencia con la Selección de Serbia. No debería de haber jugador, pero la lesión de Dejan Todorovic hizo que jugase y el entrenador me dio mucha confianza durante el encuentro. Para mí fue un sueño hecho realidad. Jugar con Serbia era mi mayor deseo como jugador de baloncesto, ha sido mi gran momento dentro del baloncesto. Realmente me sentí muy feliz y orgulloso de cómo fue aquel partido”.

Había alcanzado la meta con la que soñó en 2002, pero todavía le quedaban muchos más retos que cumplir. El primero le llevó a España y en el verano de 2019 firmó con Unicaja para saciar su apetito competitivo. Había destacado en Italia, pero quería ser importante en un club grande de la mejor liga de Europa.

Los sueños no son siempre como los imaginamos, a veces el camino hacia ellos no tiene baldosas amarillas y, de vez en cuando, nos obliga a tomar cambio de direcciones. Aleksa Avramovic deseaba triunfar en España y anhelaba que Málaga fuera la tierra prometida donde cumplir su objetivo. Sin embargo, nada salió como previa.

Como confesaba en una entrevista a malagahoy, no ofreció el nivel deseado y tuvo que salir rumbo a Madrid en busca de los minutos y la confianza necesaria para reencontrarse con su juego. Hoy, con la perspectiva que ofrece el tiempo, confiesa que su paso por Unicaja “no fue una decepción. No conocía la liga y quizá no pude mostrar mi mejor nivel, pero también me dio la oportunidad de venir a Movistar Estudiantes y aquí soy feliz. Aquí tengo la oportunidad de mostrar el nivel que en Málaga no mostré. Ahora en Estudiantes soy un jugador totalmente diferente, el entrenador confía mucho en mí y yo en él”.

La confianza es recíproca y el técnico estudiantil reconoce que "para mi es un jugador imprescindible y tiene una facilidad brutal de devolver toda la confianza que le das con compromiso y trabajo. Un jugador que todo entrenador querría en su equipo y yo me siento muy afortunado de ello". Javi Zamora sabe que Avramovic es una pieza clave en el equipo y pone el acento sobre su compromiso con el grupo. "Aleksa es un jugador que destaca por su energía, su espíritu competitivo y su compromiso. Es una persona que nos ilumina a todos los que le rodeamos cada día con su alegría y su capacidad de trabajo, señala.

Hace un año, el 22 de diciembre, Avramovic aterrizó en Movistar Estudiantes. Ese día frente al ayudó con 12 puntos y cuatro asistencias a cortar una racha de siete derrotas y evidenció que podía ser un referente para el equipo y un jugador destacado en la Liga Endesa. Si en 11 partidos en Unicaja tuvo medias de 4,4 puntos, un rebote y 0,6 asistencias, su cambió de equipo multiplicó sus números y con Movistar Estudiantes promedio la pasada campaña 14,7 puntos, 3,3 rebotes y 1,5 asistencias.

Clave en esta metamorfosis resultó ser la presencia del técnico Javi Zamora quien desde el primer momento depositó su confianza en el escolta. “He tenido buenos momentos aquí, en el Estudiantes. Mantengo una gran relación con Javi Zamora el cual creo que es un magnífico entrenador. Él no solo confía en mí, sino que transmite su confianza en todo el equipo”, señala Avramovic quien no dudó en asegurar que la presencia del técnico fue uno de los grandes motivos por los que renovó esta temporada.

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Ahora, consolidado en el equipo, puede desplegar todo su juego (15,4 puntos y 3,9 asistencias) y se han convertido en uno de los jugadores referentes para la afición estudiantil. "Está siendo un pilar básico en la parcela ofensiva y creciendo mucho en la lectura del juego y en la capacidad de generar ventajas para el resto", resalta Javi Zamora.

Su velocidad y eléctrico manejo de balón le convierte en un jugador desequilibrante en el uno contra uno. Aleksa, quien se formó como base y escolta, tiene una jerarquía predominante en los esquemas ofensivos de Movistar Estudiantes, muchas veces dirige los ataques y es uno de los hombres que suele jugarse los balones calientes de cada partido. Su juego no parece haber alcanzado techo, aunque más que preocuparse por él, Aleksa prioriza los objetivos del equipo. “Los entrenadores me enseñan los fallos que tengo después de cada partido y trato de ser profesional y aprender de ellos. Quiero mejorar, está claro, pero no pienso en mis objetivos sino en los objetivos de Movistar Estudiantes y en el próximo partido. No soy un jugador que piense en sí, lo importante es el colectivo”, asegura.

PROMEDIOS PUNTOS REBOTES ASISTENCIAS VALORACIÓN
UNICAJA 2019-20 4,4 1,4 0,6 2,4
MOVISTAR ESTUDIANTES 2019-20 14,7 3,3 1,5 9,5
MOVISTAR ESTUDIANTES 20-21 15,4 2,7 3,9 15,7

Sobre la pista, Aleksa es puro nervio, un torbellino de energía que desborda por intensidad a sus rivales. Sin embargo, ese carácter contrasta con la afición que tiene desde niño por el ajedrez. “Comencé a jugar con mis amigos y desde entonces suelo jugar con tres o cuatro amigos. Se trata de un juego de estrategia donde hay que pensar mucho y que me ayuda a concentrarme, pero debo decir que ahora no tengo tanto tiempo y no juego mucho”, confiesa. Puede ser que elemento estratégico cree lazos de unión entre ambas actividades, pero no busquen traslación del juego de Aleksa al tablero ni piensen una pieza con la que compararlo. “No se puede comparar el ajedrez y el baloncesto porque en el baloncesto todos tenemos el mismo rol, todos somos importantes y en el ajedrez no es así”, advierte.

De perfil pausado y trato amable, Aleksa nos cuenta que fuera del baloncesto es una persona muy normal que tiene como gran pasión los videojuegos. Tal es así que su perro, de raza beagle, se llama Sonic. “Le puse ese nombre porque de niño mi videojuego favorito era el Sonic de Sega”. Con él pasa mucho tiempo paseando por Madrid y quienes caminen por la ciudad quizá puedan cruzarse con un tipo tranquilo que, como él mismo confiesa, hace cosas corrientes. “Trato de ser un buen tipo, soy una persona familiar que le gusta pasar el tiempo libre con amigos, la familia y mi perro. No soy de salir mucho, soy un tipo tranquilo que hace cosas muy comunes. Aquí en Madrid voy al retiro, me gusta ir al centro o pasear por los parques de la ciudad. Madrid es una gran ciudad para vivir y estoy feliz de estar aquí”, cuenta.

Aleksa ha recorrido muchos kilómetros y visitado muchas ciudades, pero en Madrid ha encontrado su lugar en el mundo y el baloncesto. Se le nota con confianza, se siente importante en un equipo donde cada día está más integrado y la simbiosis que está construyendo con el técnico y el club invita al optimismo en Movistar Estudiantes.