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Jaime Pradilla: un pívot clásico para el Siglo XXI
Protagonista del último triunfo taronja, el joven zaragozano disfruta estos días de su primera convocatoria con la selección masculina. Combinando timidez y serenidad, Jaime Pradilla analiza su buen momento y nos descubre cómo es un jugador de los de toda la vida que está llamado a marcar una nueva época en el baloncesto nacional.
  

La Fonteta reposa en silencio una sufrida victoria. No es la primera que se vive con intensidad este año, pero esta, si cabe, ha llevado más al límite las pulsaciones taronja. En su interior, y mientras las manecillas del reloj amenazan con cerrar el día, Jaime Pradilla termina de recuperarse en el vestuario.

Al contrario de muchos jóvenes que viven de forma acelerada, Jaime suele ser de los últimos en acabar su recuperación física y salir de la ducha. Tal y como le vemos entregarse en cada partido, también en los entrenos se vacía y eso obliga a una merecida pausa cuando la actividad física se frena.

Antes de salir del pabellón donde le espera una familia de aficionados para retratarse con la estrella del partido, se cruza con Fernando San Emeterio quien le da una palmada en el hombro, una sentida felicitación por el encuentro completado y un consejo: “disfrútalo”.

Palabra que es la antesala de la semana más especial que el joven va a vivir hasta el momento. Sin haber cumplido los 21 años, el zaragozano vive su explosión deportiva en Valencia Basket y está cerca de cumplir el sueño de debutar con la selección española masculina.

Un momento único el de ponerse por primera vez la camiseta del equipo español que a buen seguro despertará las emociones más profundas; esas que le conectan con su no tan lejana infancia. “Recordaré que desde U14 la FEB me ha dado su confianza. Lo primero de todo será estar centrado en el partido, pero luego intentaré devolverles esa confianza y seguir trabajando para el equipo y para clasificarnos”, nos cuenta.

Su timidez en la respuesta denota un carácter introvertido y una conciencia de que el camino andado todavía no divisa la meta soñada. La pausa en sus respuestas contrasta con la aceleración que ha tomado su carrera. En junio de 2020 fue una de las grandes revelaciones de la Fase Final de la Liga Endesa donde promedió 10 puntos, cuatro rebotes y 11,75 créditos de valoración en cuatro partidos (antes jugó un quinto, pero apenas disputó 40 segundos frente a San pablo Burgos). Ese impacto llamó la atención de muchos clubes sobre un jugador que venía cumpliendo etapas formativas como promesa nacional y fue el conjunto valenciano quien movió ficha para rápidamente cerrar su incorporación.

Ahora, 17 meses después, Pradilla mira hacia atrás y reconoce en ese momento el punto de inicio de una etapa preciosa que está disfrutando. “Por entonces todavía era cantera de Zaragoza, no sabía los pasos que iba a dar y, de momento, han ido saliendo bien. La verdad, es algo que agradezco, pero detrás de todo siempre hay un trabajo y ahora toca seguir trabajando para que las cosas sigan yendo bien”, dice.

Un período de tiempo muy rápido que le ha llevado a la élite nacional y que él define en una sola palabra: “Trabajo. Así de fácil”. El pívot es muy contundente en su respuesta. “Trabajo y ayudar al equipo en todo lo que pueda para seguir ganándome la confianza de mis compañeros y del entrenador”, añade.

No es una frase para el postureo, más bien es una ideología que tiene muy interiorizada. Quien conoce a Jaime sabe que el esfuerzo es un dogma en su día a día, y solo quienes lo ven entrenar saben que la energía y la voluntad por crecer en cada entrenamiento son la razón que explican un crecimiento que no vislumbra techo.

ACB Photo / M. Á. Polo
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Sobre el parqué, Jaime Pradilla parece alejarse de la tendencia de pívot abiertos con rechazo al contacto y al juego de espaldas. No desdeña el tiro exterior, pero en él es fácil reconocer a un hombre grandes de los de la vieja escuela; esos que se pegan con el rival en cada acción y por cada centímetro de la pista, de los que no guardan nada en defensa y en ataque buscan el aro de múltiples formas: cargando el rebote ofensivo, cortando sin balón por fondo o el centro de la zona o, sencillamente, buscando con uno o dos botes el lanzamiento cercano.

Un jugador como los de antes como él mismo reconoce ser. “Un pívot que me gusta ir mucho al contacto, que atrás en defensa le gusta jugar con contacto y ser sólido. Delante, ahora mismo me toca ganarme la confianza de los compañeros con cuestiones como ir al rebote, ser duro y, cuando tenga la oportunidad de tirar, meterla”, nos dice.

Y claro, es inevitable que la comparación más inmediata nos lleve a Felipe Reyes. Por estilo de juego y generosidad en el esfuerzo, el reflejo del ex pívot de la selección es automático. Él lo sabe, entiende esas comparaciones como elogio, pero también tiene muy clara la responsabilidad que supone y la grandeza de lo alcanzado por el que fuese capitán de la selección masculina. “Es un orgullo, pero hay que saber tener los pies en el suelo y saber lo que ello conlleva. Al final, él ha hecho una carrera muy larga y ha sido un grandísimo jugador. Agradezco a la gente la comparación, pero todavía me queda un largo camino para llegar adónde él ha llegado”, afirma.

Jaime Pradilla está en la senda para seguir su estela. No sabemos si llegará a las cuotas de éxito de Felipe Reyes, pero hay dos certezas: él va a hacer todo lo posible para alcanzar su propio límite competitivo y tiene en Bojan Dubljevic al mejor mentor para lograrlo. “Con él es muy fácil porque es una persona muy cercana, me ayuda mucho y se ve en pista que, cuando me ve solo, me intenta pasar. Gracias a él y su ayuda me están yendo bien las cosas”, confiesa.

Ambos están formando una sociedad que se entiende en la zona taronja y el buen momento de ellos dos explica la reacción de un Valencia Basket que pasó de perder los cuatro primeros partidos como local en Liga Endesa a encadenar tres victorias seguidas (cinco contando con los triunfos en Eurocup).

Desde la derrota frente a Coosur Real Betis, el equipo ha revertido la situación y, aunque sigue lastrando lesiones, ha conseguido remontar 21 puntos a la Virtus Segafredo Bolonia y al Surne Bilbao Basket en dos partidos de auténtica locura. Entre medias queda la conquista del Palau Blaugrana derrotando al que hasta entonces era el líder invicto de Liga Endesa.

Un triunfo que “ha sido un punto de inflexión” para Jaime Pradilla y que ha cambiado la dinámica del inicio de temporada. “Teníamos muchas bajas, pero teníamos que sacar ese partido como teníamos que sacar el partido en Italia de Eurocup donde remontamos 21 puntos. Nuestra filosofía es luchar hasta el final y es lo que estamos haciendo desde el partido de Italia y lo que queríamos desde el principio de la temporada”.

Hace unas semanas Joan Peñarroya aludió a que el equipo estaba en una fase donde construía más carácter que juego por culpa de las diversas lesiones. Una circunstancia de la que Jaime Pradilla intenta sacar una lectura positiva. “A veces las victorias hay que sacarlas por carácter, otras veces por equipo y, en ocasiones, también hay días que se sacan por talento. Ahora nos toca sacar estos partidos por carácter, pero también creo que dentro de esta situación se está creando ese ambiente de familia y de equipo tanto dentro como fuera del vestuario”.

acb Photo / E. Cobos
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El pasado sábado, Jaime Pradilla demostró que tanto el equipo como él mismo tienen ese carácter y ese talento necesario para alcanzar grandes cuotas esta temporada. Él se convirtió en el líder de la resistencia cuando Surne Bilbao Basket parecía ser inabordable durante dos cuartos y, con 21 puntos y cinco rebotes, fue uno de los grandes protagonistas de la remontada.

Ese día también recibió su primera gran ovación de unos aficionados que siempre le han mostrado confianza, pero que ahora, además, comienzan a sentir devoción por un jugador magnético, de los enganchan a la gente por su entrega y pasión. “Que en Valencia me tengan ese aprecio hace que esté superagradecido y solo tengo buenas palabras para ellos porque desde el principio me han estado apoyando. Solo puedo darles las gracias y desear seguir aquí muchos años para darles muchas más alegrías”, comenta.

Ahora, en plena efervescencia, Jaime Pradilla disfruta de un sueño. Ese que supone seguir los pasos de Felipe Reyes, pero también de Pau y Marc Gasol, tres jugadores que admiraba de niño y de los que ahora es el más digno sucesor en la Selección. Parte del relevo generacional del combinado español masculino pasa por lo que él pueda hacer en el futuro. Sólo él es dueño de su futuro y sabe que la única fórmula del éxito es el trabajo.

Lo seguirá haciendo con la naturalidad y humildad que ha demostrado hasta ahora, pero también con la fiereza y la ambición que muestra sobre el parqué. El futuro le pertenece y Jaime avisa de cara a esta próxima ventana FIBA: “Si puedo tener minutos y lo puedo hacer bien, a ver si puedo meter la cabeza para este verano”.